EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ 6 mayo, 2025

“No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el Verdadero Pan del Cielo”

EVANGELIOS

5/5/202514 min read

EL EVANGELIO DEL REINO DE LA

VOLUNTAD DE DIOS

☀️

“No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el Verdadero Pan del Cielo”

Tiempo de Pascua

semana No. 3

Martes 6 mayo, 2025

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Hechos 7,51-8,1ª:

Señor Jesús, recibe mi espíritu.

  • Salmo 30:

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,30-35:

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO

☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado,

7 Diciembre 1945:

“¿Pero qué milagros realizas para que podamos creer en Ti como en el enviado de Dios y

que se pueda ver en Ti el sello de Dios? ¿Qué haces que los profetas no hayan hecho aunque en menor proporción? Moisés te superó, y eso no una vez, sino durante los cuarenta años al haber alimentado a nuestros padres con un alimento maravilloso. Escrito está que nuestros padres durante cuarenta años comieron maná en el desierto, y dicho está que Moisés como podía, les dio de comer un manjar venido del cielo”.

“Estáis equivocados. No fue Moisés sino el Señor quien hizo esto. En el Éxodo se lee:

“Venid que haré llover pan del cielo. Salga el pueblo y recoja lo que necesitare para el día, y así Yo me convenza de que el pueblo camina según mis órdenes. El día sexto recoja el doble por respeto al séptimo día que es el sábado”. Los hebreos vieron cómo se cubría el desierto, diariamente de una “cosa pequeña como la que se muele en el mortero y semejante a la escarcha, semejante a la semilla del coriandoro y que tenía un sabor de harina con miel”. Así pues, no fue Moisés, sino Dios que dio el maná. Dios que todo lo puede. ¡Todo! Castigar y bendecir. Quitar y dar. Y Yo os digo que de las dos cosas prefiere siempre bendecir, dar.

Dios, como dice la Sabiduría, por amor a Moisés –del que en el Eclesiástico 9 se dice que “era amado de Dios y de los hombres, cuyo recuerdo era bendito, a quien Dios hizo semejante a sus santos en la gloria, grande y terrible ante los enemigos, capaz de realizar prodigios, que fue ensalzado a los ojos del rey, como ministro suyo ante el pueblo, que conocía la gloria de Dios y la voz del Altísimo, que guardó los preceptos y la ley de la vida y la ciencia”- Dios por amor a él alimentó a su pueblo con pan de los ángeles, y del cielo le dio sin cansancio alguno un pan, que llevaba dentro de sí todo gusto, todo sabor. Recordad bien lo que dice la Sabiduría, que como venía del cielo, de parte de Dios, regalaba su sabor delicado a los hijos. Cada uno lo saboreaba según quería, y a cada uno regalaba los efectos deseados, haciéndose útil al niño, débil de estómago, como al adulto de fuerte estómago, y a la jovencilla delicada, al viejo que apenas si podía caminar. Y para mostrar que no era una obra humana, transformó las leyes de los elementos, ¡pues era resistente al fuego! ¡el pan que se disolvía cuando salía el sol! O con otras palabras, el fuego –es siempre la Sabiduría que habla- olvidó su propia naturaleza en respeto a la obra de Dios su Creador y a las necesidades de sus justos de modo que no sirviendo frecuentemente más que para atormentar, en este caso se hizo delicado para bien de los que confiaban en el Señor. Por esto al transformarse en diversos modos, sirvió a la gracia del Señor, alimentadora de todos, según la voluntad de quien pedía al Eterno, y esto para que los hijos amados comprendiesen que no son los frutos que alimentan al hombre, sino que la palabra de Dios conserva a quien en Él cree. Y de hecho el fuego no destruyó el bello maná aun cuando era fortísimo, pero sí bastaban los rayos matinales para disolverlo, y esto para que los hombres recordasen y tuviesen en cuenta que los dones de Dios hay que buscarlos en las primeras horas del día y de la vida, que si se quieren tener es menester anticiparse a la salida del sol y levantarse para alabar al Eterno desde las primeras horas matinales. Esto fue lo que el maná enseñó a los hebreos. Os lo recuerdo porque es deber que permanece y permanecerá para siempre, hasta el fin de los siglos. Buscad al Señor y sus dones celestiales diligentemente sin esperar las horas de la tarde del día o de la vida. Levantaos a alabarlo antes de que se levante el sol que lo alaba, alimentaos de su palabra que consagra, preserva y conduce a la vida verdadera.

Moisés no os dio el pan del cielo, sino que ha sido el Padre, y ahora os digo claramente, es mi Padre quien os da el Pan verdadero, el Pan nuevo, el Pan eterno que desciende del cielo, el Pan de misericordia, el Pan de vida, el Pan que al mundo se da, el Pan que sacia cualquier hambre y cura toda debilidad, el Pan que da a quien lo come la vida y alegría eternas”. “Danos, Señor, de este Pan, y no moriremos jamás”.

“Moriréis como cualquier ser mortal, pero resucitaréis a la vida eterna si os alimentaréis santamente de este Pan, porque hace incorruptible a quien lo come. A aquel que pida este Pan a mi Padre con corazón puro, recta intención y santa caridad se lo dará, Por esto os he enseñado a decir: “Danos el pan diario”.Pero los que se alimentan de él indignamente, se convertirán en un montón de gusanos infernales, como sucedía con el maná cuando se le conservaba contra la orden recibida. Y este Pan de salvación y de vida se convertirá para ellos en muerte y condenación, porque el sacrilegio mayor lo perpetuarán los que pondrán este Pan en una mesa espiritual corrupta y fétida, y lo profanarán mezclándolo en la cloaca de sus incurables pasiones. ¡Sería mejor para ellos no comerlo jamás!”

“¿Pero dónde está ese pan? ¿Cómo se le encuentra? ¿Cómo se llama?”

“Yo soy el Pan de vida. En Mí se le encuentra. Su nombre es Jesús. Quien viene a Mí no tendrá más hambre, y quien cree en Mí no tendrá jamás sed, porque los ríos celestiales se desbordarán para apagar en él cualquier ardor material. Ya os he dicho que me habéis conocido, y sin embargo no creéis. No podéis creer que todo exista en Mí. En Mí existen todos los tesoros de Dios. Todo lo de la tierra ha sido puesto en mis manos, por esto en Mí se hayan reunidos los gloriosos cielos, la tierra militante y hasta la masa de los que mueren en gracia de Dios que padecen y esperan, están en Mí, porque en Mí existe todo poder y es mío. Os aseguro que todo lo que el Padre me diere, vendrá a Mí. Y no lo arrojaré porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y la voluntad de mi Padre que me ha enviado es esta: que no pierda a ninguno de los que me dio, y que los resucite en el mismo día. Así pues, la voluntad del Padre que me ha enviado es que quien conoce al Hijo y cree en Él consiga la vida eterna, y que lo pueda Yo resucitar en el último día, al verlo alimentado con la fe en Mí y sellado con mi sello”.

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL

Visita Celestial Día 28:

“Hija queridísima, no me niegues tu compañía en tantas amarguras mías. La Divinidad ya ha decretado el último día de mi Hijo acá abajo. Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir. Ya mi querido Hijo, dando en exceso de amor y no queriendo dejar a sus hijos, que con tanto amor vino a buscar sobre la tierra, se queda en el sacramento de la Eucaristía, a fin de que cualquiera que lo quiera lo pueda poseer. Así que la Vida de mi Hijo está por terminar y por emprender el vuelo a su Patria celestial. ¡Ah hija querida! El Fiat Divino me lo dio, y Yo en el Fiat Divino le recibí, y ahora en el mismo Fiat hago la entrega. Se me desgarra el corazón, mares inmensos de dolores me inundan, siento que la vida se me va por el espasmo atroz, pero nada podía negar al Fiat Divino, por el contrario, me sentía dispuesta a sacrificarlo con mis mismas manos si Él lo hubiera querido. La fuerza del Querer Divino es omnipotente, y Yo sentía tal fortaleza en virtud del Él, que me habría contentado con morir antes que negar nada a la Divina Voluntad.”

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA

Vol. 15-20 (1-3) Mayo 2, 1923:

(1) Sentía mi pobre mente como perdida en la inmensidad del Eterno Querer, y mi dulce Jesús, hablándome sobre la Santísima Voluntad de Dios me ha dicho:

(2) "Hija mía, ¡oh! cómo armonizan bien tus actos hechos en mi Querer, armonizan con los míos, con los de mi amada Mamá, y el uno desaparece en el otro y forman uno solo, parece el Cielo en la tierra y la tierra en el Cielo, parece el eco del Uno en los Tres y de los Tres en Uno de la Trinidad Sacrosanta, ¡oh! cómo suena dulce a nuestro oído, cómo nos rapta, pero tanto, de raptar nuestra Voluntad del Cielo a la tierra. Cuando mi Fiat Voluntas Tua tenga su cumplimiento como en el Cielo así en la tierra, entonces vendrá el pleno cumplimiento de la segunda parte del Pater Noster, esto es: ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Yo decía, Padre nuestro, a nombre de todos te pido tres clases de pan cada día, el pan de tu Voluntad, que es más que pan, porque si el pan es necesario dos o tres veces al día, en cambio éste es necesario cada momento, en todas las circunstancias, es más, debe ser no sólo pan, sino como aire balsámico que lleva la vida, la circulación de la Vida Divina en la criatura; Padre, si no es dado este pan de tu Voluntad no podré jamás recibir todos los frutos de mi Vida Sacramental, que es el segundo pan que todos los días te pedimos; ¡oh! cómo se encuentra mal mi Vida Sacramental porque el pan de tu Voluntad no los alimenta, más bien encuentra el pan corrupto de la voluntad humana, ¡oh! cómo me da asco, cómo lo rehuyo, y si bien voy a ellos, pero los frutos, los bienes, los efectos, la santidad, no puedo darlos, porque no encuentro nuestro pan, y si alguna cosa doy es en pequeña proporción, según sus disposiciones, pero no todos los bienes que contengo, y mi Vida Sacramental espera pacientemente que el hombre tome el pan de la Voluntad Suprema para poder dar todo el bien de mi Vida Sacramental. Ve entonces cómo el Sacramento de la Eucaristía, y no sólo éste, sino todos los Sacramentos dejados a mi Iglesia e instituidos por Mí, darán todos los frutos que contienen y tendrán pleno cumplimiento cuando el Pan Nuestro, esto es, la Voluntad de Dios, se haga como en el Cielo así en la tierra. Después pedía el tercer pan, es decir el material. ¿Cómo podía decir danos hoy nuestro pan, si el hombre debiendo hacer nuestra Voluntad, lo que era nuestro era suyo? El Padre no debía dar el pan de su Voluntad, el pan de mi Vida Sacramental, el pan diario de la vida natural a hijos ilegítimos, usurpadores, malos, sino a hijos legítimos, buenos, que tendrían en común los bienes del Padre, por eso Yo decía danos nuestro Pan, entonces comerán el pan bendito, todo sonreirá en torno a ellos, la tierra y el Cielo llevarán la marca de la armonía de su Creador. Después agregué: ‘Perdónanos nuestras deudas como nosotros las perdonamos a nuestros deudores’, así que también la caridad será perfecta, entonces será perfecto el perdón, tendrá la marca del heroísmo como la tuve Yo en la cruz; cuando el hombre coma el pan de mi Voluntad como lo comía mi Humanidad, entonces las virtudes serán absorbidas en mi Voluntad y recibirán la marca del verdadero heroísmo y de virtudes divinas, serán como tantos riachuelos que brotarán del seno del gran mar de mi Voluntad. Y si agregué: ‘Y no nos induzcas en tentación’, ¿cómo lo podría inducir Dios en tentación? Era porque el hombre es siempre hombre, libre por sí mismo, porque Yo no le quito jamás los derechos que al crearlo le di, y él, asustado y temiendo de sí grita en silencio, reza sin expresarse en palabras: ‘Danos el pan de tu Voluntad, a fin de que podamos rechazar todas las tentaciones, y en virtud de este pan líbranos de todo mal’. Así sea.

(3) Ve entonces cómo todos los bienes del hombre reencuentran su reanudación, el vínculo estrecho del hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, la validez de cada acto suyo, la restitución de los bienes perdidos, la firma y la seguridad de que le viene dada nuevamente su perdida felicidad terrenal y celeste. Así que era tan necesario que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra, que Yo no tuve otro interés ni enseñé otra oración sino el Padre Nuestro, y la Iglesia, fiel ejecutora y depositaria de mis enseñanzas la tiene siempre en boca y en cada circunstancia, y todos, doctos e ignorantes, pequeños y grandes, sacerdotes y seglares, reyes y súbditos, todos me piden que mi Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra. ¿No quieres tú entonces que mi Voluntad descienda sobre la tierra? Y así como la Redención tuvo su principio en una Virgen; no me concebí en todos los hombres para redimirlos, si bien quien lo quiere puede entrar en el bien de la Redención y recibirme cada uno para sí solo en el Sacramento, así ahora mi Voluntad debe tener su principio, la posesión, el crecimiento y el desarrollo en una criatura virgen, y después, quien se disponga y quiera entrará en los bienes que el vivir en mi Voluntad contiene. Si no hubiera sido concebido en mi amada Mamá, la Redención jamás habría venido; así, si no obro el prodigio de hacer vivir a un alma en mi Suprema Voluntad, el Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra no tendrá lugar en las generaciones humanas".

¡FIAT!


REPARACIÓN A JESÚS

LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, CUARTA HORA, 8 pm.

LA CENA EUCARÍSTICA:

“Dulce amor mío, incontentable siempre en tu amor, veo que al terminar la cena legal te levantas de la mesa y junto con tus amados discípulos elevas el himno de agradecimiento al Padre por haberles dado el alimento, queriendo reparar con esto todas las faltas de agradecimiento de las criaturas por los tantos medios como nos das para la conservación de la vida corporal. Por eso Tú, oh Jesús, en lo que haces, tocas o ves, tienes siempre en tus labios las palabras: «¡Gracias te sean dadas, oh Padre!» También yo, oh Jesús, unida contigo tomo las palabras de tus labios y diré siempre y en todo: “Gracias por mí y por todos”, para continuar la reparación por las faltas de agradecimiento”.

Lavatorio de los pies:

“Pero, oh mi Jesús, parece que tu amor no tiene reposo, veo que de nuevo haces sentarse a tus amados discípulos, tomas una palangana con agua, te ciñes una blanca toalla y te postras a los pies de los apóstoles, en un acto tan humilde que te atrae la mirada de todo el Cielo y lo hace permanecer estático, los mismos apóstoles se quedan casi sin movimiento al verte postrado a sus pies. Pero dime amor mío, ¿qué quieres? ¿Qué pretendes con este acto tan humilde, humildad jamás vista y que jamás se verá? «¡Ah hija mía, quiero todas las almas, y postrado ante ellas como un pobre mendigo, las pido, las urjo, y llorando tramo mis insidias de amor para tenerlas! Quiero, postrado a sus pies, con esta agua mezclada con mis lágrimas lavarlas de cualquier imperfección y prepararlas a recibirme en el sacramento. Me importa tanto este acto de recibirme en la Eucaristía, que no quiero confiar este oficio ni a los ángeles, ni siquiera a mi amada Mamá, sino que Yo mismo quiero purificarlas, aun las fibras más íntimas, para disponerlas a recibir el fruto del sacramento, y en los apóstoles era mi intención preparar a todas las almas. Intento reparar todas las obras santas y la administración de los sacramentos, sobre todo hechas por sacerdotes con espíritu de soberbia, vacías de Espíritu Divino y de desinterés. ¡Ah, cuántas obras buenas me llegan más para deshonrarme que para darme honor! ¡Más para amargarme que para complacerme! ¡Más para darme muerte que para darme Vida! Éstas son las ofensas que más me afligen. Ah, sí hija mía, numera todas las ofensas más íntimas que se me hacen y repárame con mis mismas reparaciones, consuela mi corazón amargado».

“¡Oh mi afligido bien, hago mía tu vida y junto contigo intento reparar todas estas ofensas! Quiero entrar en los más íntimos escondites de tu Corazón Divino y reparar con tu mismo Corazón las ofensas más íntimas y secretas que recibes de tus más amados, y junto contigo quiero girar en todas las almas que te deben recibir en la Eucaristía, y entrar en sus corazones, y junto a tus manos pongo las mías para purificarlas.

Ah, Jesús, con estas tus lágrimas y esta agua con las cuales lavaste los pies de los apóstoles, lavemos a las almas que te deben recibir, purifiquemos sus corazones, incendiémoslos, sacudamos de ellos el polvo con el cual están manchados, a fin de que recibiéndote, Tú puedas encontrar en ellas tus complacencias en vez de tus amarguras. Pero, afectuoso bien mío, mientras estás atento a lavar los pies de los apóstoles, te miro y veo que otro dolor traspasa tu Corazón Santísimo. Estos apóstoles representan a todos los futuros hijos de la Iglesia, y cada uno de ellos representa la serie de cada uno de tus dolores: en uno las debilidades; en otro los engaños; en otro las hipocresías; en otro el amor desmedido a los intereses; en San Pedro, la falla a los buenos propósitos y todas las ofensas de los jefes de la Iglesia; en San Juan, las ofensas de tus más fieles; en Judas todos los apóstatas, con toda la serie de los graves males causados por ellos. ¡Ah! Tu corazón está sofocado por el Dolor y por el Amor, tanto, que no pudiendo Resistir te Detienes a los pies de cada apóstol y Rompes en llanto, y Ruegas y Reparas por cada una de estas ofensas, e imploras y consigues para todos el remedio oportuno. Jesús mío, también yo me uno a Ti, hago mías tus plegarias, tus reparaciones, tus oportunos remedios para cada alma. Quiero mezclar mis lágrimas a las tuyas, a fin de que jamás estés solo, sino que siempre me tengas contigo para dividir tus penas. Veo, dulce Amor mío, que ya estás a los pies de Judas, oigo tu Respiro afanoso, veo que no sólo Lloras, sino que Sollozas, y mientras Lavas aquellos pies, los Besas, te los estrechas al Corazón, y no pudiendo Hablar porque tu Voz está ahogada por el Llanto, lo miras con tus Ojos hinchados por el llanto y le Dices con el Corazón: «Hijo mío, ah, te ruego con la voz de mis Lágrimas: ¡No te vayas al infierno, dame tu alma que postrado a tus pies te pido! Di, ¿qué quieres? ¿Qué pretendes? Todo te daré con tal de que no te pierdas. ¡Ah, evítame este Dolor, a Mí, tu Dios!» Y te Estrechas de nuevo esos pies a tu Corazón, pero viendo la dureza de Judas, tu Corazón se ve en apuros, el Amor te sofoca y estás a punto de Desfallecer. Corazón mío y Vida mía, permíteme que te Sostenga entre mis brazos. Comprendo que éstas son las Estratagemas Amorosas que Usas con cada pecador obstinado, y yo te ruego, oh Jesús, mientras te compadezco y te doy reparación por las ofensas que recibes de las almas que se obstinan en no quererse convertir, que me permitas recorrer junto contigo la tierra, y donde estén los pecadores obstinados démosles tus Lágrimas para ablandarlos, tus Besos y tus Abrazos de Amor para Encadenarlos a Ti, de manera que no te Puedan huir, y así Consolarte por el Dolor de la pérdida de Judas.”

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.