EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ Abril 12, 2025
“Para reunir a los hijos de Dios dispersos”
EVANGELIOS
4/11/202515 min read


EL EVANGELIO DEL REINO DE LA
VOLUNTAD DE DIOS
“Para reunir a los hijos de Dios dispersos”
Abril 12, 2025
LECTURAS DEL DÍA:
Primera Lectura: Ezequiel 37,21-28:
Los haré un solo pueblo
Salmo: Jeremías 31:
El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 11,45-57:
En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: "¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación." Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: "¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?" Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
PALABRA DE DIOS
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
LECTURAS DE LOS EVANGELIOS DEL REINO:
+ EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:
El Evangelio como me ha sido Revelado:
“Algunos guardias del templo pasan con tablas enceradas. La gente los mira y comenta: “El Sanedrín celebra reunión de emergencia. ¿Qué pretenderá hacer?” Uno responde: “Subamos al Templo a ver…” Toman la calle que va hacia él Moria. El sol desaparece detrás de las casas de Sión y de los montes occidentales. Baja la tarde que barre a los curiosos de las calles. Los que subieron al templo, bajan de mal humor porque se les echa fuera aún de las puertas donde se habían parado para ver pasar a los sanedristas. El Templo, vacío, desierto, envuelto en la luz de la luna, parece inmenso. Los sanedristas van llegando poco a poco a la sala del Sanedrín. Están todos, como cuando Jesús fue condenado, a excepción de los que entonces hicieron de secretarios. No hay más sanedristas, unos en sus lugares, otros en grupos cerca de las puertas. Entra Caifás con su cara y cuerpo de sapo, obeso y malo. Se dirige a su puesto. Empiezan sin más a discutir sobre los acontecimientos, y tanto los apasionan que la reunión parece convertirse en algarabía. Dejan sus lugares, bajan al espacio libre gesticulando, gritando. No falta quien aconseje calma y de que se piense bien antes de tomar alguna decisión. Otros replican: “Los que llegasteis aquí después de nona ¿no oísteis nada? Si perdemos a los judíos más importantes, ¿de qué nos sirve acumular acusaciones? Cuanto más Él viva, tanto menos se nos creerá, si lo acusamos”. “Este hecho no puede negarse. No se puede decir a tanta gente que estuvo ahí: “Visteis mal. Fue una burla. Estabais ebrios”. Él en realidad estaba muerto. Podrido. Deshecho. El cadáver había sido puesto en el sepulcro que taparon bien. El muerto estaba bajo vendas y bálsamos desde días antes. Estaba ligado. Y sin embargo salió de su lugar, salió por sí solo, caminando hasta la entrada. Y cuando se le quitaron las vendas no tenía señales de haber muerto. Respiraba. No había nada de corrupción. Cuando vivía estaba lleno de llagas, y cuando murió deshecho”. “¿Habéis oído a los judíos más influyentes, a los que habíamos hecho que fueran allá para ganárnoslos? Vinieron a decir: “Para nosotros es el Mesías” Vinieron casi todos. Y luego el pueblo…” “Y a estos malditos romanos con sus fábulas, ¿a dónde los vais a meter? Para ellos Él es Júpiter Máximo. ¡Y si se les mete esa idea! Nos enseñaron sus fábulas, y fue una maldición. Anatema sobre quien quiso que hubiera helenismo entre nosotros, y se contaminó por adulación con costumbres ajenas. Pero esto también sirve para conocer, y sabemos que el romano es listo en destruir y en ensalzar valiéndose de conjuraciones y golpes de estado. Ahora si alguno de esos locos se entusiasma por el Nazareno y lo proclama Cesar, y por tanto divino, ¿quién lo va a tocar después? “No, hombre, ¿quién quieres que lo haga? Ellos se burlan de Él y de nosotros. Por grande que sea lo que hace, para ellos siempre es “un hebreo” y por lo tanto un miserable. ¡Oye, hijo de Anás, el miedo te está entorpeciendo!” “¿El miedo? ¿Ha sabido cómo respondió Poncio a la invitación de mi padre? Está muy preocupado. Muy preocupado por esto último y teme al Nazareno. ¡Desgraciados de nosotros! ¡Ese hombre ha venido para nuestra ruina!” “Si no hubiéramos ido allá y no hubiéramos ordenado que hubieran ido los judíos más poderosos! ¡Si Lázaro hubiera resucitado sin testigos!” “¿Y qué con ello? ¿Iba a cambiarse algo? No íbamos a hacerlo desaparecer para hacer creer que seguía muerto”. “Eso no. Pero podíamos decir que su muerte había sido una farsa. Siempre se encuentran testigos pagados para decir lo que se quiere”. “Pero, ¿por qué hemos de estar tan intranquilos? No veo la razón. ¿Ha atacado acaso al sanedrín y al pontificado? No. Se limitó solo a realizar un milagro. “¿Se limitó? ¿Eres acaso un vendido, Eleazar? ¿Que no ha lanzado ningún ataque contra el Sanedrín y el pontificado? ¿Y qué más quieres? La gente…” “La gente puede decir lo que se le ocurra, pero las cosas son como las dice Eleazar. El Nazareno no hizo más que un milagro”.
“Ved a otro que lo defiende. ¡No eres justo, Nicodemo! ¡No eres ya más un justo! Esto es un acto contra nosotros. Contra nosotros, ¿comprendes? Ninguna cosa persuadirá más a la gente. ¡Ah, desgraciados de nosotros! Hoy este día algunos judíos me befaron. ¡Yo, befado! ¡Yo!” “Cállate, Doras. Tú no eres más que un hombre. La idea es la que ha sido atacada! ¡Nuestras leyes! ¡Nuestras prerrogativas!” “Dices bien, Simón, hay qué defenderlas”. “¿Cómo?” “Ofendiendo, destruyendo las suyas”. “Fácil es decirlo, Sadoc. ¿Y cómo vas a destruirlas, si no puedes por tu mismo ni siquiera revivir un mosquito? Lo que hace falta es un milagro como el que hizo. Pero nadie de nosotros puede hacerlo porque…” El que habla no añade el porqué… José de Arimatea termina la frase: “Porque nosotros somos hombres, solamente hombres”. Se arrojan contra él preguntando: “¿Y entonces qué es Él?” José de Arimatea con firmeza responde: “Él es Dios. Si hubiese tenido todavía dudas…” “Pero no las tenías. Lo sabemos, José. Lo sabemos. Di claramente que lo amas”. “No hay nada de malo si José lo ama. Yo mismo lo reconozco como el más grande Rabí de Israel!” “¡Tú! ¿Tú, Gamaliel, dices eso?” “Lo afirmo. Me siento honrado en que Él haya tomado mi lugar. Hasta ahora había conservado la tradición de los grandes rabinos, el último de los cuales fue Hilel, pero despúés de mí no habría podido encontrar quién pudiese recoger la sabiduría de los siglos. Ahora me voy contento porque sé que no morirá, sino crecerá más, porque aumentará con la suya, en la que ciertamente está el Espíritu de Dios”. “¿Pero qué estás diciendo, Gamaliel?” “La verdad. No con cerrar los ojos, se puede ignorar lo que somos. No somos más sabios, porque el principio de la sabiduría es el temor de Dios y nosotros no lo tenemos. Si lo tuviéramos no aplastaríamos al justo y no seríamos ávidos de las riquezas del mundo. Dios da y Dios quita, según los méritos o deméritos. Si Dios nos quita ahora lo que nos había dado, para darlo a otros, sea Bendito porque el Señor es Santo y todas sus acciones son Santas”. “Nosotros estábamos hablando de los milagros y quisimos decir que ninguno de nosotros puede hacerlos porque con nosotros no está Satanás”. “No es así. Porque con nosotros no está Dios. Moisés dividió las aguas y abrió el peñasco, José detuvo el sol. Elías resucitó a un niño e hizo llover, pero Dios estaba con ellos. Os recuerdo que hay seis cosas que Dios odia y la última la aborrece del todo, ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, corazón que maquina planes perversos, pies ligeros para hacer el mal, falso testimonio, y a quien siembra discordias entre los hermanos. Nosotros estamos haciendo todas estas cosas- Nosotros, digo, pero sois vosotros los que las hacéis, porque yo me abstengo de gritar “Hosanna” y de gritar “Anatema” Yo espero”. “¡La señal! ¡Comprendido! ¡Tú esperas la señal! ¿Pero qué señal puedes esperar de un pobre loco, aun cuando no quisiéramos condenarlo?” Gamaliel levanta las manos y los brazos. Cierra los ojos, inclinando ligeramente la cabeza, hierático, con una voz que parece lejana continúa hablando: “Con todas las ansias he preguntado al Señor que me indicase la verdad y Él se ha dignado iluminarme las palabras de Jesús, hijo de Sirac: “El Creador de todas las cosas me habló y me dio sus órdenes. El que me creó, reposó en mi tienda y me dijo: ‘Habita en Jacob. Tu herencia sea Israel. Echa tus raíces entre mis elegidos’ ”… Y también me iluminó las siguientes, que he comprendido: “Venid a Mí, todos los que me deseáis y saciaos de Mis frutos porque mi Espíritu es más dulce que la miel y mi Herencia más que el panal. Mi Recuerdo permanecerá en las generaciones por venir. Quien me comiere tendrá hambre de mí y quien me bebiere, tendrá sed de mí. Quien me escucha no tendrá por qué avergonzarse, y quien trabaja por mí, no pecará. Quien me dé a conocer, tendrá la vida eterna” Y la luz de Dios aumentó en mi corazón mientras mis ojos leían estas palabras: “Todas estas cosas contiene el libro de la Vida, el testamento del Altísimo, la doctrina de la Verdad… Dios prometió a David que de él haría nacer al Rey potentísimo que debe sentarse en el trono de la gloria para siempre. Rebosa de sabiduría como el Fisón y el Tigris (de aguas) en el tiempo de la cosecha, como el Eufrates abunda en inteligencia y crece como el Jordán en el tiempo de la mies. Él difunde el don de la sabiduría como la luz… Él fue el primero en haberla conocido completamente”. Esto me lo ha iluminado Dios. Pero ¡ay!, ¡qué digo! La Sabiduría que está entre nosotros es demasiado grande, para que se le comprenda y se acepte el pensamiento que es más vasto que los mares, y el consejo, más profundo que el gran abismo. Lo oímos gritar: “Yo como el canal de aguas abundantes broté del Paraíso y dije: ‘Regaré mi jardín’, y entonces mi canal se convirtió en río, y éste en mar. Como la aurora Yo esparzo a todos mi Doctrina y la daré a los más remotos. Penetraré en las partes inferiores. Echaré mi Mirada sobre los que duermen. Iluminaré a los que esperan en el Señor. Y extenderé aun mi doctrina como profecía y la dejaré a los que buscan la sabiduría. No dejaré de anunciarla. No he trabajado sólo por mí, sino por todos los que buscan la verdad”. Esto me ha hecho leer Yeové, el Altísimo y baja sus brazos, levantando la cabeza. “¿Entonces para ti es el Mesías? ¡Dilo!” “No”. “¿No? ¿Entonces qué cosa es para ti? Un demonio, no. Un ángel, no. Mesías, no…” “Es El que es”. “Deliras. ¿Es Dios? ¿Es Dios para ti, ese loco?” “Es El que es. Dios sabe que Él es. Nosotros vemos sus obras. Dios ve aun sus pensamientos. Pero no es el Mesías, porque para nosotros Mesías quiere decir Rey. Él no lo es, ni lo será jamás. Es santo. Sus obras son de un Santo. No podemos levantar la mano sobre el Inocente, sin cometer pecado. No aprobaré este pecado”. “Pero con esas palabras, casi has dicho que es el esperado”. “Lo dije: Mientras duró la luz del Altísimo lo vi tal. Luego… al no tenerme el Señor más de las manos, elevado en su luz, torné a ser el hombre, el hombre de Israel, y sus palabras no fueron más que palabras a las que el hombre de Israel, yo, vosotros, nuestros antepasados, y Dios no lo permita, los que vendrán después, damos el significado de su, de nuestro pensamiento, no el significado que tienen en el Pensamiento eterno, que lo dio a su siervo”. “No hacemos más que hablar. Estamos divagando, perdiendo el tiempo, y entre tanto el pueblo se agita” grazna Cananías. “¡Dices bien! ¡Hay qué decidirse a la acción, a salvarse y a triunfar”. “Dijiste que Pilato no quiso escuchar cuando le pedimos su ayuda contra el Nazareno. Pero si le hiciéramos saber… Dijiste hace poco que si los soldados se exaltan, podrían proclamarlo Cesar… ¡Eh, eh! ¡Buena idea! Vamos a hacer ver al Procónsul este peligro. Seremos honrados como fieles siervos de Roma y… y si interviene, nos desembarazaremos de Rabí. ¡Vamos, vamos! Tú, Eleazar de Anás, que eres su amigo. Llévanos. Sé nuestro jefe” y Elquías se ríe traidoramente. Hay un poco de titubeo, pero luego un grupo de los más fanáticos sale para ir a la Antonia. Se queda Caifás con los demás. “¡A esta hora! ¡No serán recibidos!” objeta alguien. ¡Al revés. Es la mejor. Después de bebido y comido, como lo hacen los romanos. Poncio está siempre de buen humor”…
“Y pese a todo, no podemos dejarlo vivir” gritan algunos sacerdotes. “No podemos dejar que obre. Él obra. Nosotros no. Día tras día perdemos terreno. Si lo dejamos libre, continuará haciendo milagros y todos creerán en Él. Los romanos terminarán por atacarnos, y destruirnos completamente. Poncio piensa de este modo. Si la multitud lo aclamase como rey ¡oh! Entonces Poncio tiene el derecho de castigarnos, a todos. No debemos permitirlo” grita chillón Sadoc. “Está bien. ¿Pero cómo? El camino… legal, el romano, no ha resultado. Poncio no tiene ninguna preocupación por el Nazareno. Nuestro camino… el legal, no sirve. Él no falta en nada…” objeta alguien “Se inventa la culpa, si es que no la hay” insinúa Caifás. “Hacerlo así es pecado. ¡Jurar en falso! ¡Condenar al inocente! ¡Es… demasiado!” gritan casi todos con horror. “Es un crimen, porque significa su muerte”. “¿Y qué? ¡Os espanta esto? Sois unos pedazos de alcornoques y no sois capaces de entender nada. Después de lo sucedido Jesús debe morir. ¿No comprendéis que es mejor para nosotros que muera un hombre, antes que muchos? Que muera Él para salvar a su pueblo, y así no se vea destruida nuestra nación. Por otra parte… Él dice que es el Salvador. Que se sacrifique pues, para salvar a todos” grita Caifás, vomitando odio frío y astuto. “Pero, Caifás, ¡piensa! Él…” “Lo he dicho. El Espíritu del Señor está sobre mí, sumo Sacerdote. ¡Ay de quien no respete al pontífice de Israel! ¡Que los rayos de Dios caigan sobre él! ¡Basta, basta de esperar, de vacilación! Ordeno y decreto que cualquiera que sepa dónde se encuentra el Nazareno que venga a denunciar el lugar, y que el anatema caiga sobre quien no obedezca mi palabra”. “Pero Anás…” objetan algunos. “Anás me dijo: “Todo lo que hicieres será cosa santa. La sesión ha terminado. El viernes, entre tercia y sexta, venid todos aquí para deliberar. He dicho todos. Hacedlo saber a los ausentes. Se convoque a todos los jefes de familias y de secciones, a todo lo mejor de Israel. El Sanedrín ha hablado. Podéis iros”. Caifás es el primero en salir. Los demás se van hablando en voz baja y sumisa. Salen del templo para dirigirse a sus hogares.”
¡FIAT!
+ EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL:
LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD, Visita Celestial Día 27:
“Ahora hija mía escúchame, mi Materno Corazón está ahogado de penas, el solo pensar que debe morir mi Hijo, mi Dios, mi Vida, es más que muerte para tu Mamá, sin embargo sé que debo Vivir. ¡Qué tormento! Qué desgarros profundos se forman en mi Corazón, que con espadas afiladas me lo Traspasan de lado a lado, sin embargo hija querida, me duele el decirlo, pero debo decírtelo, en estas penas y desgarros profundos, y en las penas de mi Amado Hijo estaba tu alma, tu voluntad humana, que no haciéndose dominar por la de Dios, Nosotros la cubríamos de penas, la embalsamábamos, la fortalecíamos con Nuestras Penas, a fin de que se dispusiera a recibir la Vida de la Divina Voluntad.”
¡FIAT!
+ EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA Vol. 15-34 Julio 5, 1923:
(2) "Hija mía, todo en mi Vida es misterio profundo y Enseñanzas sublimes, en las cuales el hombre debe mirarse como en un espejo para Imitarme. Tú debes saber que era tanta la soberbia de los judíos, especialmente por la fingida santidad que profesaban, por la que eran tenidos por hombres rectos y concienzudos, que creían que sólo con presentarme ellos y decir que me habían encontrado culpable y reo de muerte, Pilatos debía creerles y sin interrogarlos debía condenarme, mucho más porque estaban tratando con un juez gentil que no tenía ni conocimiento de Dios ni conciencia.
Cuánto no quedaron humillados los judíos al no ser creídos fácilmente por Pilatos y al sufrir tantos interrogatorios, y si cedió en condenarme no fue porque les creyera, sino forzado y para no perder su puesto; esto los confundió, de modo que quedó como marca sobre su frente una extrema confusión y una humillación profunda, mucho más que descubrían más rectitud y más conciencia en un juez gentil que en ellos. Cuán necesario y justo es el escrutinio, arroja luz, produce calma en los verdaderos buenos y confusión en los malos. Y cuando queriendo examinarme Pilatos me preguntó: ‘¿Tú eres rey? Y ¿dónde está tu reino?’ Yo quise dar otra sublime lección con decir: ‘Yo soy rey’. Y quería decir: ‘¿Pero sabes tú cuál es mi Reino? Mi Reino son mis Dolores, mi Sangre, mis Virtudes; éste es el verdadero Reino, que no fuera de Mí, sino dentro de Mí poseo, lo que se posee por afuera no es verdadero reino ni seguro dominio, porque lo que no está dentro del hombre le puede ser quitado, usurpado y será obligado a dejarlo; en cambio lo que está dentro nadie se lo podrá quitar, el dominio será eterno dentro de él. Las Características de mi Reino son mis Llagas, las Espinas, la Cruz, donde no hago como los demás reyes, que hacen vivir a sus pueblos fuera de ellos, en la inseguridad y tal vez en ayunas; Yo no, llamo a mis pueblos a habitar en las Estancias de mis Llagas, fortificados y defendidos por mis Dolores, quitada su sed por mi Sangre, alimentados por mi Carne, y sólo esto es el verdadero Reinar, todos los demás reinos son reinos de esclavitud, de peligros y de muerte; en mi Reino está la verdadera Vida. Cuántas Enseñanzas sublimes, cuántos Misterios profundos en mis Palabras, cada alma debería decirse a sí misma en las penas y dolores, en las humillaciones y abandonos de todos, al practicar las verdaderas virtudes: ‘Este es mi reino, no sujeto a perecer, nadie me lo puede quitar ni tocar, es más, mi reino es eterno y divino, semejante al de mi dulce Jesús, mis dolores y penas me lo certifican y me vuelven el reino más fortificado y aguerrido, tanto, que ninguno podrá hacerme guerra en vista de mi gran fortaleza’. Este es Reino de paz, que deberían ambicionar todos mis hijos".
¡FIAT!
REPARACIÓN A JESÚS
LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, HORA 15 – 7 a.m:
“Mi Rey divino, quiero repetir tus oraciones y reparaciones y acompañarte hasta Herodes. Veo que tus enemigos, enfurecidos, quisieran devorarte y te conducen entre insultos, burlas y befas, y así te hacen llegar ante Herodes, el cual en actitud soberbia te hace muchas preguntas, y Tú no respondes, no lo miras, y Herodes irritado porque no se ve satisfecho en su curiosidad y sintiéndose humillado por Tu prolongado Silencio, dice a todos que Tú eres un loco y sin juicio, y como a tal ordena que seas tratado, y para mofarse de Ti hace que seas vestido con una vestidura blanca y te entrega en las manos de los soldados para que te hagan lo peor que puedan. Inocente Jesús, ninguno encuentra culpa en Ti, sólo los judíos, porque su fingida religiosidad no merece que resplandezca en sus mentes la luz de la verdad. Mi Jesús, sabiduría infinita, cuánto te cuesta el haber sido declarado loco. Los soldados abusando de Ti te arrojan por tierra, te pisotean, te cubren de salivazos, te escarnecen, te golpean con palos, y son tantos los golpes que te Sientes Morir. Son tales y tantas las penas, los oprobios, las humillaciones que te hacen, que los ángeles lloran y se cubren el rostro con sus alas para no verlas. También yo, mi loquito Jesús, quiero llamarte loco, pero loco de Amor, y es tanta tu locura de Amor que en vez de ofenderte, Tú Ruegas y Reparas por las ambiciones de los reyes que ambicionan reinos para ruina de los pueblos, por las destrucciones que provocan, por tanta sangre que hacen derramar por sus caprichos, por todos los pecados de curiosidad y por las culpas cometidas en las cortes y en las milicias.
Mi Jesús, cómo es tierno el verte en medio de tantos ultrajes Orando y Reparando, tus Palabras repercuten en mi corazón y sigo lo que haces Tú. Y ahora deja que me ponga a tu lado y tome parte en tus penas y te consuele con mi amor, y alejándote a los enemigos, te tomo entre mis brazos para darte fuerzas y besarte la frente. Dulce Amor mío, veo que no te dan reposo y que Herodes te envía nuevamente a Pilatos. Si doloroso ha sido el venir, más trágico será el regreso, porque veo que los judíos están más enfurecidos que antes y están resueltos a hacerte morir a cualquier precio. Por eso antes que salgas del palacio de Herodes quiero besarte, para testimoniarte mi amor en medio de tantas penas, y Tú Fortifícame con tu Beso y con tu Bendición, y te sigo ante Pilatos”.
GLORIA PATRI
ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO
SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER
ET IN SAECULA SAECULORUM
AMEN.
FIAT / La llamada de Dios a la criatura a la vocación del amor.
Canal de YouTube: https://youtube.com/@dianapatriciacuartasdv?si=Y4LnjyAqR6SeANu8Y4LnjyAqR6SeANu8s7
© 2025 Divina Voluntad FIAT / Todos los derechos reservados.

