EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ MARTES SANTO: Abril 15, 2025

“Uno de vosotros me va a entregar... No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”

EVANGELIOS

4/15/202515 min read

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Isaías 49, 1-6

Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra

  • Salmo 70:

Mi boca contará tu auxilio.


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 13, 21-33. 36-38:

En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecha. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?

Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde Yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por Ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por Mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO

☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado, 13 febrero 1944:

“Basta decir la verdad para ser odiado, Dice Jesús: “Mis ojos habían leído en el corazón de Judas Iscariote. Nadie debe pensar que la Sabiduría de Dios no haya sido capaz de comprender aquel corazón. Pero, como dije a mi Madre, él era necesario. ¡Ay de él porque fue el traidor! Pero era necesario un traidor2. Judas era doble, astuto, ambicioso, lujurioso, ladrón, inteligente, más culto que los demás, y había logrado imponerse sobre todos. Audaz, me allanaba el camino aun más difícil. Le gustaba entre otras cosas sobresalir y hacer resaltar su lugar de confianza que tenía cerca de Mí. No fue servicial por instinto de caridad sino porque era de esos que en la actualidad llamarías fachendosos. Esto le valió tener la bolsa y acercarse a las mujeres. Dos cosas que amaba desenfrenadamente, además de la tercera: los puestos humanos. Mi Madre, pura, humilde, que no amaba las riquezas terrenas, no podía menos de sentir asco por esa sierpe. También Yo lo tenía. Yo, el Padre y el Espíritu Santo sabemos cuántos esfuerzos hice para poderlo soportar junto a Mí. En otra ocasión te lo explicaré. Igualmente no ignoraba la hostilidad de los sacerdotes, fariseos, escribas y saduceos. Eran viejas zorras que buscaban atraerme hacia su cueva para despedazarme. Tenían hambre de mi Sangre. Dondequiera trataban de ponerme trampas para capturarme, para tener con qué acusarme, para quitarme la Vida. Por tres años duró la asechanza y no se calmaron sino hasta cuando me vieron Muerto. Aquella noche durmieron felices. La voz del que los acusaba se había callado para siempre. Así lo creían. Pero no. No estaba apagada. Jamás lo será. Truena, truena y maldice a sus semejantes de ahora. ¡Cuánto dolor sufrió mi Madre por su culpa! Y ese dolor no lo olvido. No era cosa nueva que la gente fuese voluble. Es la bestia que lame la mano del domador si en ella tiene el látigo o si le ofrece un pedazo de carne para calmar el hambre, pero basta con que el domador caiga y no pueda usar más el látigo, o no tenga más qué darle, que ella se arroja y lo desgarra. Basta con decir la verdad y ser bueno para que la gente lo odie a uno después de pasado el entusiasmo. La verdad es reproche y consejo. La bondad arranca el látigo y hace que los no-buenos no teman más. De esto surgió el “crucifige” después de haber gritado los “hosannas”. Mi vida de Maestro se Vio llena de estos dos gritos. Y el último fue el de “crucifícalo”. El hosanna fue como aliento que toma el cantante para dar un agudo. A mi Madre en la noche del Viernes Santo le pareció volver a oír los hosannas mentirosos, convertidos en gritos de muerte para su Hijo, y su corazón sintió un dolor sin nombre. Tampoco esto lo olvido. ¡La fragilidad de los apóstoles qué grande fue! Llevé en mis Brazos piedras que tiraban hacia la tierra, y que quería elevar al cielo. Aun aquellos que no pensaban ser ministros de un rey terrenal, como Judas Iscariote, no dejaban con todo, si la ocasión se presentaba, de desear la gloria. Llegó el día que aun Juan y su hermano ambicionaron esta gloria, que os ofusca como un espejismo aun en las cosas Celestiales, y que no es un Santo anhelo por el Paraíso, que quiero que tengáis. Es un deseo humano de que vuestra santidad sea conocida. No sólo esto, sino una cosa detestable de cambistas, de usureros, porque por el poco Amor que dais a Quien se le debe dar todo el ser, pretendéis un lugar a su Derecha en el Cielo. No, hijo, no. Antes hay qué beber todo el cáliz que Yo bebí. Todo: con su caridad en lugar de odio, con su castidad contra los gritos de los sentidos, con su heroicidad en las pruebas, con su holocausto por Amor de Dios y de los hermanos. Y después que se haya cumplido el propio trabajo, decir: “Somos siervos inútiles” y esperar a que mi Padre y Vuestro os Conceda, por su Bondad, un lugar en su Reino. Es necesario despojarse, como viste que me Despojaron en el pretorio, de todo lo que es humano, quedándose sólo con lo indispensable, que es el don de la Vida, y recordando que podéis ser más útiles a vuestros hermanos desde el Cielo que en la tierra, en el Cielo donde Dios os Revestirá de la estola inmortal, lavada en la Sangre del Cordero”.

14 febrero 1944:

“Sufrí al Ver sufrir a mi Madre” Dice Jesús: “No he olvidado tampoco los Dolores de mi Madre. Ella sabía que tenía Yo qué Sufrir, y esto la atormentaba, la anegaba en llanto. Por esto no le niego cosa alguna. Le he Entregado todo. Ella Sufrió lo indecible. Yo le Doy todo gozo. Quisiera que cuando penséis en María, no olvidarais su Agonía que duró treinta y tres años, para terminar al pie de la Cruz. Sufrió por vosotros y por vosotros soportó las burlas de la gentuza que la llamaba Madre de un demente. Por causa vuestra soportó los reproches de los parientes y de personajes importantes. Por vosotros soportó Mi aparente desconocimiento, cuando dije: “Mi Madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de Dios”. ¿Y quién otro mejor que Ella la Hacía, que estaba consciente de que le imponía el tormento de tener qué ver a su Hijo en el suplicio? Por vosotros soportó las fatigas de buscarme aquí y allí. Por vosotros los sacrificios que tuvo que hacer al dejar su casita y tener qué mezclarse entre la multitud, que tuvo que dejar su pequeño poblado y verse envuelta entre las tumultuosas calles de Jerusalén. Por vosotros se vio obligada a estar en contacto con el discípulo que fraguaba en su corazón el traicionarme. Por vosotros soportó el dolor de saber que se me Acusaba de poseído. Todo, todo por vosotros. No sabéis cuánto he Amado a mi Madre. No comprendéis cuánto mi Corazón haya sido sensible a los afectos. Creéis que mi Tortura fue solamente Física, o a lo más, pensáis en el tormento espiritual del abandono final de mi Padre. No, hijos. También supe lo que son las pasiones. Sufrí al Ver sufrir a mi Madre, al tener qué llevarla, como mansa ovejita al suplicio, al tener qué Despedirme varias veces de Ella, en Nazaret cuando iba a dar principio a la Evangelización, en otras ocasiones, cuando mi Pasión estaba ya cercana, momentos antes de ir a la cena. Sufrí al Verme befado, odiado, calumniado, rodeado de curiosidad malsana, que no se convertía en bien, sino en mal. Padecí las mentiras que oía, las mentiras que decían personas que estaban a Mi lado. Las de los hipócritas fariseos que me llamaban Maestro, que me hacían preguntas no porque aceptaran mi Inteligencia, sino para tenderme trampas; las de los que Curé y las de los que se convirtieron en enemigos Míos en la sala del Sanedrín, en el Pretorio; las de Judas que culminaron cuando con un beso de amistad me Señaló a los soldados. Sufrí al ver a Pedro que mentía por temor humano. ¡Cuántas mentiras que me Herían a Mí que soy la Verdad! ¡Y cuántas hoy en día se me dirigen! Afirmáis amarme, pero no es así. Tenéis mi Nombre en los labios, pero en vuestro corazón adoráis a Satanás y seguís una ley contraria a la Mía. Sufrí al pensar que ante el valor infinito de mi Sacrificio, Sacrificio de un Dios, muy pocos se salvarían. Digo todos, todos los que en el correr de los siglos han preferido o preferirán la muerte a la Vida eterna, y de este modo convierten mi Sacrificio en algo estéril. A estos los tuve presentes. Y a sabiendas de ello me dirigí a la muerte”

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL:

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD:

Visita Celestial del Día 28:

“Hija queridísima, no me niegues tu compañía en tantas amarguras Mías. La Divinidad ya ha decretado el último día de mi Hijo acá abajo. Ya un apóstol lo ha traicionado, poniéndolo en las manos de los Judíos para hacerlo morir. Ya mi Querido Hijo, dando en Exceso de Amor y no Queriendo dejar a sus hijos, que con tanto Amor vino a Buscar sobre la tierra, se Queda en el Sacramento de la Eucaristía, a fin de que cualquiera que lo quiera lo pueda poseer. Así que la Vida de mi Hijo está por terminar y por emprender el Vuelo a su Patria Celestial. ¡Ah hija querida! El Fiat Divino me lo dio, y Yo en el Fiat Divino le recibí, y ahora en el mismo Fiat hago la entrega. Se me desgarra el Corazón, mares inmensos de Dolores me Inundan, siento que la Vida se me va por el espasmo atroz, pero nada podía negar al Fiat Divino, por el contrario, me Sentía Dispuesta a sacrificarlo con mis mismas Manos si Él lo hubiera Querido. La fuerza del Querer Divino es omnipotente, y Yo sentía tal fortaleza en Virtud del Él, que me habría contentado con morir antes que negar nada a la Divina Voluntad.”

¡FIAT!


  1. EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA:

Vol. 16-56 (1-4) Marzo 22, 1924

(1) Habiendo dicho al confesor lo que está escrito arriba, decía que él no estaba convencido de esto, que si fuera verdad, esta mañana se debería ver el mundo cambiado, o al menos en parte. Entonces yo he quedado con dudas y casi con la voluntad de no querer escribir más y de no decir nada más. Entonces al venir mi Amable Jesús me he abandonado en sus Brazos y he desahogado con Él mi corazón, le he dicho cómo pensaba el confesor, y que para creer quisieran ver cosas prodigiosas, milagros, etc. Y mi Amado Jesús estrechándome a Él como si con su contacto quisiera despejarme las dudas que me afligían, me ha dicho:

(2) “Hija mía, ánimo, no te abatas; si no fuera necesario que tú escribas no te habría obligado al sacrificio. Tú debes saber que cada efecto, bien, valor que te hago conocer sobre mi Voluntad, y lo que la criatura puede hacer viviendo en Ella, son otros tantos gustos, carnadas, imanes, alimentos, armonías, perfumes, luces; así que cada efecto que te digo contiene su propiedad distinta, por lo tanto no manifestando todos los bienes que hay en mi Querer y hasta dónde el alma puede llegar viviendo en Él, harías faltar una carnada para pescarlas o un gusto para halagarlas, o bien un imán para atraerlas, un alimento para saciarlas, así que faltaría la perfecta armonía, el placer de los perfumes, la Luz para encaminarlas, y por eso no encontrando todos los bienes posibles, esto es, no conociéndolos, no tendrán ese gran deseo de elevarse sobre todas las otras cosas para hacer vida en mi Voluntad. Además, no te preocupes de lo que te ha sido dicho, también mi Mamá tenía por Vida mi Querer, no obstante el mundo hacía su curso en el mal, nada se vio cambiado, ningún milagro externo se vio en Ella, sin embargo lo que no hizo en el bajo mundo lo hizo en el Cielo, con su Creador; con su vivir continuo en el Querer Divino formó lugar en Ella para atraer al Verbo a la tierra, cambió la suerte del género humano e hizo el más grande de los milagros, que ningún otro ha hecho y que jamás podrá hacer, fue milagro único: ‘Transportar el Cielo a la tierra’. Quien debe hacer lo más no es necesario que haga lo menos; sin embargo, ¿quién sabía algo de lo que hacía mi Mamá? ¿Quién sabía lo que hacía con el Eterno para obtener el gran portento del descendimiento del Verbo en medio de las criaturas? Se supo sólo por algunos, en mi Concepción, que fue Ella la causa, y por muchos cuando me vieron Expirar sobre la Cruz. Hija Mía, por cuanto más grande es el Bien que quiero hacer al alma, y que este Bien debe descender para bien de las generaciones humanas y que debe darme una Gloria completa, tanto más la atraigo a Mí y hago madurar, conservar este Bien entre Yo y el alma, la segrego de todos, la vuelvo ignorada, y cuando mi Querer quiere que se acerque a alguna criatura, se necesita todo mi Poder para hacerla someterse al sacrificio, por eso deja Hacer a tu Jesús y tranquilízate”.

(3) Y yo: “Jesús mío, ellos tienen razón, dicen que no ven ningún hecho, ningún bien positivo, todas son palabras; y yo, no que quiera algo, lo que quiero es que haga como Quieres Tú mismo, que Haga tu Santísima Voluntad, y que lo que pasa entre Tú y yo quede en el secreto de nuestros corazones”.

(4) Y Jesús: “¡Ah! hija Mía, ¿te habría gustado que mi Redención la hubiera Obrado en el Secreto de mi Padre Celestial y de mi querida Mamá que debía concebirme? Y además, ¿que ningún otro hubiera sabido que Yo había descendido a la tierra? Un Bien, por cuan grande sea, si no es conocido no produce Vida, no se multiplica, no es Amado ni imitado. Así que mi Redención habría quedado sin efecto por parte de las criaturas; hija Mía, déjalos decir y hazme Hacer, no te preocupes y haz todo lo que Yo hice estando en la tierra, tanto interior como exterior, y que no se Conoce aún ni ha recibido su pleno y deseado fruto, especialmente mi Vida oculta; las criaturas casi nada Conocieron de todo el Bien que Hice, sin embargo sirvió admirable y prodigiosamente ante mi Padre Divino, para Preparar y hacer Madurar el fruto de la Redención, pero aparentemente Yo vivía junto a las criaturas ignorado, pobre, abyecto y despreciado, pero esto decía nada, ante mi Padre Yo era lo que era, y mi obrar interno abría entre el Cielo y la tierra mares de luz, de gracias, de paz y de perdón. Mi interés era el de abrir el Cielo para bien de la tierra, cerrado desde hacía tantos siglos, y que mi Padre mirara con Amor a las criaturas; el resto, hecho esto, vendría por sí mismo. Así que esto no fue solamente un gran Bien, sino fue el Todo, fue la levadura, el preparativo, el fundamento de la Redención. Así es de ti, es necesario que ponga la levadura de mi Querer, que forme los preparativos, que ponga los fundamentos, que entre tú y Yo haya sumo acuerdo, entre mis actos internos y los tuyos, para abrir el Cielo a nuevas gracias, a nuevas corrientes y disponer a la Majestad Suprema a conceder la gracia más grande: ‘Que su Voluntad sea conocida en la tierra y que viva en medio de las criaturas con su pleno dominio, como vive en el Cielo.’ Y mientras tú te ocupas en esto, ¿crees que la tierra no reciba ningún Bien? ¡Ah, te equivocas! Las generaciones corren vertiginosamente por una pendiente en el mal; ¿quién las sostiene? ¿Quién impide que queden sumergidas en su carrera vertiginosa hasta desaparecer de la faz de la tierra?

Recuerda que no hace mucho el mar rompió sus límites bajo la tierra amenazando de tragar países enteros, y tu mismo país estaba en gran peligro; ¿quién detuvo ese flagelo? ¿Quién hizo detener y encerrar las aguas en sus límites? Es precisamente éste el gran flagelo que se prepara a la horrible carrera vertiginosa de las criaturas, la misma naturaleza está cansada de tantos males y quisiera reivindicar los derechos de su Creador, por eso todas las cosas naturales quisieran ponerse contra el hombre; el mar, el fuego, el viento, la tierra, están por salir de sus confines para dañar y golpear a las generaciones para diezmarlas. ¿Y te parece poco que mientras la raza humana está sumergida en males irremediables, Yo te llame a ti y elevándote entre el Cielo y la tierra, y fundiéndote con mis mismos actos te haga correr en mi Voluntad para Preparar el acto opuesto a los tantos males que anegan la tierra, Preparando el Bien, buscando vencer al hombre con mi Amor, para detenerlo en su vertiginosa carrera, dándoles la cosa más grande, cual es la Luz de mi Voluntad, a fin de que conociéndola la tome como alimento para restaurar sus fuerzas perdidas, y así, reforzado se detenga en su loca carrera y readquiera el paso firme para no precipitarse más en los males?”

¡FIAT!


REPARACIÓN A JESÚS

LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, OCTAVA HORA, 12-1 a.m

La captura de Jesús

“Oh Jesús mío, ya es media noche; Escuchas que se aproximan los enemigos, y Tú limpiándote y enjugándote la sangre, Reanimado por los Consuelos recibidos vas de nuevo a donde están tus Amados discípulos, los llamas, los amonestas y te los llevas junto Contigo, y vas al encuentro de tus enemigos, Queriendo Reparar con tu Prontitud mi lentitud, mi desgano y pereza en el obrar y en el sufrir por Amor Tuyo. Pero, oh dulce Jesús, mi Bien, que escena tan conmovedora veo: Al primero que encuentras es al pérfido Judas, el cual acercándose a Ti y poniéndote un brazo alrededor de tu cuello te saluda y te besa; y Tú, amor entrañable, no desdeñas besar aquellos labios infernales, lo abrazas y te lo estrechas al corazón, queriéndolo arrancar del infierno y dándole muestras de nuevo amor. Mi Jesús, ¿cómo es posible no amarte? Es tanta la ternura de tu amor que debiera arrebatar a cada corazón a amarte, y sin embargo no te aman. Y Tú, oh mi Jesús, en este beso de Judas, soportándolo, reparas las traiciones, los fingimientos, los engaños bajo aspecto de amistad y de santidad, especialmente de los sacerdotes. Tu beso, además, manifiesta que a ningún pecador, con tal de que venga a Ti humillado, rehusarías darle el perdón. Ternísimo Jesús mío, ya te entregas en manos de tus enemigos, dándoles el poder de hacerte sufrir lo que ellos quieran. También yo, oh mi Jesús, me entrego en tus manos, a fin de que Tú, libremente, puedas hacer de mí lo que más te agrade; y junto contigo quiero seguir tu Voluntad, tus reparaciones y sufrir tus penas. Quiero estar siempre en torno a Ti para hacer que no haya ofensa que no te repare, amargura que no endulce, salivazos y bofetadas que recibas que no vayan seguidas por un beso y una caricia mía. En tus caídas, mis manos estarán siempre dispuestas a ayudarte para levantarte. Así que siempre contigo quiero estar, oh mi Jesús, ni siquiera un minuto quiero dejarte solo; y para estar más segura, ponme dentro de Ti, y yo estaré en tu mente, en tus miradas, en tu corazón y en todo Tú mismo, para hacer que lo que haces Tú, pueda hacerlo también yo, así podré hacerte fiel compañía y no pasar por alto ninguna de tus penas, para darte por todo mi correspondencia de amor.

Dulce bien mío, estaré a tu lado para defenderte, para aprender tus enseñanzas y para numerar una por una todas tus palabras. ¡Ah, cómo me desciende dulce la palabra que dirigiste a Judas: «Amigo, ¿a qué has venido?» (Mt 26,50) Y siento que a mí también me diriges las mismas palabras, no llamándome amiga sino con el dulce nombre de hija: «Hija, ¿a qué has venido?» Para oír que te respondo: «Jesús, a amarte». «¿A qué has venido?», me repites si me despierto en la mañana; «¿a qué has venido?», si hago oración; «¿a qué has venido?», me repites desde la Hostia Santa si vengo a recibirte en mi corazón. ¡Qué bello reclamo para mí y para todos! Pero cuántos a tu «¿a qué has venido?» responden: Vengo a ofenderte. Otros, fingiendo no escucharte se entregan a toda clase de pecados, y a tu pregunta «¿a qué has venido?» responden con irse al infierno. ¡Cuánto te compadezco, oh mi Jesús! Quisiera tomar las mismas cuerdas con que van a atarte tus enemigos, para atar a estas almas y evitarte este dolor. Pero de nuevo escucho tu voz ternísima que dice, mientras vas al encuentro de tus enemigos: «¿A quién buscan?» (Jn 18,4) Y ellos responden: «A Jesús Nazareno». (Jn 18,5) Y Tú les dices: «Yo soy». (Jn 18,5) Con esta sola palabra dices todo y te das a Conocer por lo que Eres, tanto que tus enemigos tiemblan y caen por tierra como muertos, y Tú, Amor sin par, repitiendo de nuevo «Yo soy», los vuelves a llamar a la vida, y por Ti mismo te entregas en manos de tus enemigos.”

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.