EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ OCTAVA DE PASCUA Martes 21 abril, 2025

”HE VISTO AL SEÑOR"

EVANGELIOS

4/21/202510 min read

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Hechos 2,36-41

Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo.

  • Salmo 32:

La misericordia del Señor llena la tierra.


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20,11-18:

En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabia que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO ☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado, 21 febrero 1944

Dice Jesús: “Las plegarias ardientes de mi Madre, anticiparon mi Resurrección. Había Yo dicho: “El Hijo del hombre está por ser matado, pero Resucitará al tercer día”. A las tres de la tarde del viernes había ya muerto Yo. Bien calculéis los días como nombre, bien como horas, no era el alba dominical la que debía verme Resucitar. Como hora, habían pasado solamente treinta y ocho en vez de setenta y dos, durante las que mi Cuerpo permaneció sin Vida. Como días debía esperar por lo menos hasta el atardecer del tercer día para decir que había estado Yo durante ese tiempo en el sepulcro. Pero mi Madre anticipó el milagro, como cuando con sus oraciones abrieron el Cielo anticipadamente al tiempo determinado para dar al mundo la Salvación, de igual modo Ella alcanzó que se anticipara la hora para consolar su Corazón agonizante. Yo, a los primeros rayos del tercer día, bajé como sol, con mi Resplandor destruí los sellos de los hombres, tan inútiles ante el Poder de un Dios, con mi Fuerza derribé aquella piedra inútil, con mi Presencia aterroricé a los guardias que habían sido puestos para vigilar al que es Vida, a quien ninguna fuerza humana puede impedir que lo sea. Mucho más poderoso que vuestra luz eléctrica, mi Espíritu entró como espada de fuego divino a calentar los fríos restos de mi cadáver y al nuevo Adán el espíritu de Dios infundió la vida, diciéndose a Sí mismo: “Vive. Lo quiero”. Yo que había resucitado muertos cuando no era más que el Hijo del hombre. La Víctima señalada a llevar las culpas del mundo, ¿no Podía Resucitarme ahora que era Hijo de Dios, el Primero y el Último, el Viviente eterno, el que tiene en sus manos las llaves de la Vida y de la Muerte? Y mi Cadáver sintió que la vida volvía a Él. Mira: como un hombre que se despierta después de un profundo sueño, doy un respiro profundo. Ni siquiera abro los ojos. La sangre vuelve a circular por las venas no muy rápidamente, y lleva al cerebro el pensamiento. Pero vengo de muy lejos. Mira, como sucede con un herido a quien un poder milagroso sana, la sangre llena las venas vacías, llena el corazón, da calor a los miembros, las heridas se cierran, los moretones y llagas desaparecen. ¡Cuán herido estaba Yo! Pero la Fuerza entra en actividad. Estoy curado. Me he despertado. He vuelto a la vida. Estuve muerto, ahora vivo. Ahora me levanto. Me quito las sábanas en que estuve envuelto, me libro de los ungüentos. No tengo necesidad de ellos para aparecer cual soy, la belleza eterna, la Perfección absoluta. Me pongo un vestido que no es de esta tierra sino que me lo tejió mi Padre, el que teje la suavidad de los cándidos lirios. Estoy vestido de resplandor. Mis llagas me sirven de adorno. No manan sangre, sino luz. Esa luz que será la alegría de mi Madre, de los bienaventurados, y el terror de los malditos, de los demonios en la tierra y en el último día. El ángel de mi vida terrestre y el ángel que me acompañó en mi dolor, están postrados ante Mí y adoran mi gloria. Están mis dos ángeles. El uno para sentirme bienaventurado a la vista del Hombre a quien guardó, que tiene necesidad más de su protección angelical. El otro, que vio mis lágrimas para ver mi sonrisa, que vio mi lucha para ver mi victoria, que vio mi dolor para ver mi alegría. Salgo del huerto lleno de flores en botón y de rocío. Los manzanos abren sus corolas para formar un arco sobre mi cabeza de Rey. Las hierbas se doblan para servir de alfombra a mis pies que vuelven a pisar la tierra redimida. Me saludan los primeros rayos del sol, el suave aire abrileño, la nubecilla que pasa, sonrosada cual mejilla de niño y los pájaros de entre las ramas. Soy su Dios. Me adoran. Paso por entre los guardias medio muertos, símbolo de las almas en pecado mortal que no sienten cuando pasa su Dios. Es pascua, María. Es el “¡Paso del Ángel de Dios!”. Su paso de la muerte a la vida. Su paso para dar vida a los que creen en su Nombre. Es pascua. Es la paz que pasa por el mundo. La paz que no está sujeta a las condiciones humanas, sino que está libre, perfecta y activa con su fuerza divina. Voy a ver a mi Mamá. Es justo que vaya a verla. Lo fue por mis ángeles, con mayor razón para con quien además de que me guardó y me consoló, fue la que me dio la vida. Antes de que regrese a mi Padre con mi vestido de Hombre glorificado, voy donde mi Madre. Voy con el resplandor de mi vestido sin igual y con el de diamantes. Ella me puede tocar, Ella puede besarlo porque es la Pura, la Hermosa, la Amada, la Bendita, la Santa de Dios. El nuevo Adán va donde la nueva Eva. El mal entró al mundo por la mujer, y por la Mujer fue vencido. El fruto de la Mujer ha desintoxicado a los hombres del veneno de Lucifer. Ahora si quieren, pueden ser salvos. Ha salvado a la mujer que quedó tan frágil después de la herida mortal. Después de ir a la Pura, que por derecho de Santidad y Maternidad es justo que vaya, me Presento a la Mujer redimida, a la Representante de todas las mujeres a quienes he venido a librar de la mordida de la lujuria, para decirles que se acerquen a Mí para curarlas, que tengan fe en Mí, que crean en mi Misericordia que comprende y perdona, que para vencer a Satanás el cual instiga sus cuerpos, miren mi Carne adornada con las cinco llagas. No permito que me toque. No es la Pura que puede tocar sin contaminar al Hijo que vuelve al Padre. Todavía le falta mucho qué purificar con la penitencia. Pero su amor merece un premio. Ha sabido resucitar por su voluntad del sepulcro de su vicio, deshacerse de Satanás que la tenía aferrada, desafiar al mundo por amor a su Salvador, ha sabido despojarse de todo de lo que no fuese amor, que ha sabido no ser otra cosa más que amor que arde por su Dios. Y Dios la llama: “María”. Oye y responde: “¡Raboni!” Y en ese grito se oye su corazón. Le doy el encargo, por haberlo merecido, de ser la mensajera de mi Resurrección. Se le tacha de haber visto fantasmas. Pero no le importa a ella. María de Magdala, María de Jesús, el juicio de los hombres. Me ha visto Resucitado, y esto le produce una alegría tal que le impide cualquier otro sentimiento. ¿Ves cómo amo también a la que fue culpable, pero que quiso salir de la culpa? Ni siquiera me muestro primero a Juan, sino a Magdalena. A Juan lo había constituido hijo, y podía serlo porque era puro y podía ser hijo no sólo espiritual, sino también podía ocuparse de todas aquellas necesidades propias del cuerpo humano de la Pura de Dios. Magdalena, la resucitada a la gracia, es la primera en verme. Cuando me Amáis hasta vencer todo por Mí, tomo vuestra cabeza y vuestro corazón entre mis Manos llagadas y con mi Aliento os inspiro mi Poder. Os salvo a vosotros, hijos, a quienes Amo. Os hacéis hermosos, sanos, libres, felices. Os convertís en los hijos Queridos del Señor. Os hago portadores de mi Bondad entre los pobres hombres, para que los convenzáis de ella y de Mí. Tened, fe en Mí. Amadme. No temáis. Todo lo que he Sufrido para Salvaros sea la prueba segura de mi Corazón, de vuestro Dios”.

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL:

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD

Visita Celestial del Día 30:

“Hija bendita, tú sabes que Yo estuve presente en la Resurrección de mi Hijo, pero no hice mención a ninguno, esperando que Jesús mismo manifestara que había resucitado glorioso y triunfante. La primera que lo vio resucitado fue la afortunada Magdalena, después las piadosas mujeres, y todos venían a Mí diciéndome que habían visto a Jesús resucitado, que el sepulcro estaba vacío, y yo escuchaba a todos y con aire de triunfo confirmaba a todos en la fe de la Resurrección. Para la noche ya casi todos los apóstoles lo habían visto, y todos se sentían como triunfantes por haber sido apóstoles de Jesús. Qué cambio de escena, hija querida, símbolo de quien se ha hecho dominar primero por la voluntad humana, que representa a los apóstoles que huyen, que abandonan a su Maestro, y es tanto el temor y el pavor que se esconden, y Pedro llega hasta a negarlo. ¡Oh! si estuvieran dominados por la Divina Voluntad jamás habrían huido de su Maestro, sino que valerosos y como triunfadores no se habrían separado jamás de su lado, y se sentirían honrados de dar la vida por defenderlo.”

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA

Vol. 21-17 (1-3) Abril 18, 1927

(1)”Estaba siguiendo los actos del Santo Querer Divino cuando Jesús resucitó del sepulcro, glorioso y triunfante, y mi amable Jesús saliendo de dentro de mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, con el resucitar, mi Humanidad dio el derecho a todas las criaturas de hacer resucitar no sólo sus almas a la gloria y a la bienaventuranza eterna, sino también a sus cuerpos. El pecado había quitado estos derechos de resucitar a las criaturas; mi Humanidad con resucitar los restituyó. Ella encerraba el germen de la resurrección de todos, y en virtud de este germen encerrado en Mí, todos tuvieron el bien de poder resucitar de la muerte. Quien hace el primer acto debe tener la virtud de encerrar en sí todos los demás actos que deben hacer las otras criaturas, de modo que en virtud del primer acto, los demás puedan imitarlo y hacer el mismo acto. ¿Cuánto bien no llevó la Resurrección de mi Humanidad dando el derecho a todos de resucitar? Para el hombre, porque se había sustraído de mi Voluntad, la gloria, felicidad, honores, todo le había quedado malogrado, había roto el eslabón de unión que uniéndolo con Dios le daba los derechos a todos los bienes de su Creador, y mi Humanidad con resucitar enlazó el eslabón de unión, restituyéndole los derechos perdidos, dándole virtud de resucitar. Toda la gloria, todo el honor es de mi Humanidad, si Yo no hubiera resucitado, ninguno podría resucitar. Con el primer acto viene la sucesión de los actos semejantes al primero. Mira qué cosa es la potencia de un primer acto, mi Mamá Reina hizo el primer acto de concebirme; Ella para poder concebirme a Mí, Verbo Eterno, encerró en Sí todos los actos de las criaturas para corresponder a su Creador en modo de poder decirle: ‘Soy Yo que te amo, te adoro, te doy satisfacción por todos.’ Entonces, encontrando a todos en mi Mamá, a pesar de que fue una mi concepción, pude darme a todos como vida de cada criatura. Así tú hija mía, con hacer tus primeros actos en mi Voluntad, las otras criaturas reciben el derecho de entrar en Ella y de repetir tus actos para recibir los mismos efectos. Cómo es necesario que aunque sea uno solo haga el primer acto, porque esto sirve para abrir la puerta, preparar las materias primas, para formar el modelo para dar vida a ese acto. Cuando el primero está hecho, a los demás les resulta más fácil imitarlo. Esto sucede aun en el bajo mundo, quien es el primero en formar un objeto debe trabajar más, sacrificarse más, debe preparar todas las materias que se necesitan, debe hacer tantas pruebas y cuando el primero está hecho, no sólo adquieren el derecho de poderlo hacer los demás, sino que les resulta más fácil el repetirlo, pero toda la gloria es de quien ha hecho el primero, porque si no hubiese hecho el primero, los otros actos semejantes jamás habrían podido tener existencia. Por eso sé atenta a formar tus primeros actos si quieres que el Reino del Fiat Divino venga a reinar sobre la tierra”.

(3) Después de esto estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, llamando a todos los actos de las criaturas para que todos resurgieran en Él, y mi dulce Jesús me ha dicho:

(4) “Hija mía, que gran diferencia hay entre un acto hecho en mi Voluntad y un acto, aun bueno, hecho fuera de Ella. En el primero corre una Vida Divina dentro de él y esta Vida llena Cielo y tierra, y ese acto recibe el valor de una Vida Divina; en el segundo corre un acto de vida humana y éste es limitado, restringido, y muchas veces su valor termina cuando termina el acto, y si algún valor hay dentro, es valor humano sujeto a perecer”.

¡FIAT!


1 PATER NOSTER, AVE MARÍA Y GLORIA PATRI:

PARA PEDIR QUE VENGA Y SE EXTIENDA EL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS PARA MÍ, PARA TI Y PARA TODOS, EN VIRTUD DE LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.


PATER NOSTER, QUI ES IN CAELIS

SANCTIFICETUR NOMEN TUUM; ADVENIAT REGNUM TUUM;

FIAT VOLUNTAS TUA, SICUT IN CAELO, ET IN TERRA.

PANEM NOSTRUM COTIDIANUM DA NOBIS HODIE;

ET DIMITTE NOBIS DEBITA NOSTRA, SICUT ET NOS DIMITTIMUS

DEBITORIBUS NOSTRIS; ET NE NOS INDUCAS IN TENTATIONEM;

SED LIBERA NOS A MALO.

AMEN.


AVE MARÍA, GRATIA PLENA, DOMINUS TECUM,

BENEDICTA TU IN MULIÉRIBUS, ET BENEDICTUS

FRUCTUS VENTRIS TUI, IESUS.


SANCTA MARIA, MATER DEI ET MATER NOSTRA,

CORREDENTRIX ANIMARUM, ORA PRO NOBIS

PECCATORIBUS, ET EFECTUM GRATIAE TUA

FLAMMA AMORIS TUI DOLENTIS ET INMACULATI CORDIS

SÚPER TOTAM HUMANITATEM INFUNDE,

NUNC ET IN HORA MORTIS NOSTRAE.

AMEN.


GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.