EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️OCTAVA DE PASCUA, Miércoles 23 abril, 2025

“LO RECONOCIERON AL PARTIR EL PAN”

EVANGELIOS

4/23/202519 min read

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Hechos 3,1-10

Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar.

  • Salmo 104:

Que se alegren los que buscan al Señor.


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 24,13-35:

“Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a Él no lo vieron."

Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.

Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan”.

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO ☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado: 1 5 abril 1944:

Se aparece a los discípulos de Emmaús:

“Por un camino montañoso dos hombres, de edad madura, ligeros caminan, dando las espaldas a Jerusalén, cuyas alturas desaparecen conforme las ondulaciones del terreno. Hablan entre sí. El que parece de mayor edad dice al otro, que tendrá unos treinta y cinco años a lo más: “¿Crees que haya sido mejor que hubiéramos hecho así? Tengo familia como tú también. El Templo no bromea. Quiero acabar con ello. Tendrás razón? ¿Hará mal? No lo sé. Lo único que sé es que están resueltos a terminar con todo esto”. “Con este crimen, Simón. Llámalo con su nombre propio, porque por lo menos es un delito”. “Según se ven las cosas. Nuestro amor hace que nos rebelemos contra el Sanedrín. Pero tal vez… ¡quién sabe!” “Nada. El amor ilumina. No lleva al error”. “También el Sanedrín como los sacerdotes y los jefes aman. Ellos aman a Yahveh, a quien los israelitas han amado desde cuando se selló el pacto entre Dios y los patriarcas. Entonces, también para ellos el amor es luz, y no conduce al error”. “Ellos no aman al Señor. Es verdad que Israel hace siglos está en esa fe, pero dime, ¿puedes afirmar que es en verdad una fe la que nos dan los jefes del templo, los fariseos, los escribas, los sacerdotes? Tú lo sabes. Ya se sabía que con el oro que se ofrece al Señor, se sospechaba por lo menos, que con él hubiesen pagado al traidor, y ahora pagan a los guardias. Al primero se le dio para que entregase al Mesías, a los otros para que mientan. No comprendo cómo el Poder eterno se haya conformado sólo con sacudir las murallas y romper el velo. Te aseguro que yo habría querido que bajo las ruinas hubiera sepultado a los nuevos filisteos. ¡A todos!” “¡Cleofás! Tú no piensas más que en venganza”. “Sin duda alguna. Porque, supongamos que Él hubiera sido sólo un profeta, ¿es lícito acaso matar a un inocente? ¡Porque inocente Él lo era! ¿Lo viste alguna vez cometer uno de esos delitos de que lo acusaron para matarlo?” “No, ninguno. Pero sí cometió un error”. “¿Cuál fue, Simón?” “El de no haber mostrado su Poder desde lo alto de la Cruz, para confirmar nuestra fe, y para castigar a los incrédulos sacrílegos. Debía Él haber aceptado el desafío y bajar de la Cruz”. “Ha hecho mucho más. ¡Ha Resucitado!” “¿Pero será verdad? Resucitado, ¿cómo? ¿Con sólo el Espíritu o con el Espíritu y su Cuerpo?” “Pero el espíritu es eterno. ¡No tiene necesidad de resucitar!” exclama Cleofás. “También lo sé yo. Quería decir que si ha Resucitado con su Naturaleza única de Dios, superior a cualquier asechanza del hombre. Porque su Espíritu fue puesto en asecho por el terror que el hombre le hacía. ¿Has oído, eh? Marcos dijo que en el Getsemaní, el peñasco a donde Él había ido a orar, está bañado en Sangre. Y Juan, que ha hablado con Marcos, le ha dicho: “No permitas que se pisotee ese lugar porque tiene Sangre que sudó el Hombre-Dios”. Si ha sudado antes de su Pasión, debió por lo tanto haber tenido temor de Ella”. “¡Pobre Maestro nuestro!…” se callan afligidos. Los alcanza Jesús que pregunta: “¿De qué habláis? Oía en el silencio a intervalos vuestras palabras. ¿Quién fue muerto?” Es un Jesús oculto bajo la apariencia modesta de un pobre viajero que va de prisa. Ninguno de los dos lo reconocen. “¿Eres de otras partes? ¿No estuviste en Jerusalén? Tu vestido lleno de polvo y las sandalias tan rotas dicen claro que eres un Peregrino incansable”. “Lo Soy. Vengo de muy lejos…” “Has de estar cansado, entonces. ¿Vas lejos?” “Sí, mucho más lejos que de donde haya venido”. “¿Viajas por negocios?” “Tengo qué conseguir un número ilimitado de greyes para el más grande Señor. Debo recorrer todo el mundo para escoger ovejas y corderos, e ir aun entre las salvajes, que cuando hayan sido domesticadas, serán mejores que las que ahora no son como ellas”. “Empresa difícil. ¿Y has proseguido sin haberte detenido en Jerusalén?” “¿Por qué lo preguntáis?” “Porque parece que eres el único que ignore lo que ha sucedido en estos días”. “¿Qué cosa?” “Vienes de lejos y por eso tal vez lo ignoras. Tu modo de hablar es galileo. Por esto, aunque sirves a un rey extranjero o eres un galileo, expatriado sabrás, si eres un circunciso, que hace tres años surgió en nuestra patria un gran profeta, llamado Jesús de Nazaret, Poderoso en Obras y Palabras ante Dios y ante los hombres. Que anduvo Predicando por todo el país. Se llamaba a sí mismo el Mesías. Sus palabras y obras eran realmente de Hijo de Dios, como Él afirmaba Serlo. Ahora sabes el por qué… ¿Estás circuncidado? “Soy primogénito y consagrado al señor”. “Entonces conoces nuestra religión”. “No ignoro ni una sílaba de ella. Conozco sus preceptos y costumbres. Conozco el halascia, el midrash y el hagadá como Conozco el aire, el agua, el fuego y la luz que son los primeros elementos a que se dirigen la inteligencia, el instinto, las necesidades de que el hombre experimenta apenas nacido”. “Entonces Tú sabes que a Israel se le había prometido el Mesías, pero como un Rey poderoso que lo habría reunido. Pero este no fue así…” “¿Cómo, pues?” “Él no ambicionaba ningún poder terrenal. Se decía Ser Rey de un Reino Eterno y Espiritual. En lugar de haber reunido a Israel lo dividió porque ahora unos creen en Él, mientras otros lo tienen por un malhechor. A decir verdad de Rey no tenía nada, porque sólo ambicionaba la mansedumbre y el perdón. ¿Y cómo poder conquistar y triunfar con estas armas?” “¿Y entonces?” “Entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos de Israel lo aprehendieron y lo sentenciaron a muerte… acusándolo de cosas que no eran verdades. Su Culpa fue la de haber Sido demasiado Bueno y demasiado Severo…” “¿Cómo podía ser una y otra cosa?” “Lo podía porque era muy Severo en decir la Verdad a los jefes de Israel y demasiado Bueno en no haber hecho un milagro para matarlos, fulminando a sus enemigos injustos”. “¿Era severo como el Bautista?” “Bueno… no sabría decirlo. Echaba en cara sobre todo en los últimos meses, a los escribas y fariseos sus defectos y amenazaba a los del Templo como señalados a la ira de Dios. Por otra parte, si algún pecador se arrepentía, y Él veía en su corazón un verdadero arrepentimiento, porque el Nazareno Leía en los corazones mejor que un escriba en el texto escrito, entonces era más Dulce que una madre”. “¿Y permitió Roma que fuera muerto un inocente?” “Pilatos fue quien lo condenó a muerte… No quería y decía que era un justo, pero lo amenazaron con acusarlo ante el César y tuvo miedo. En una palabra fue condenado a la Cruz y Murió. Y esto, junto con el temor que tenemos por los sanedristas, nos ha abatido mucho. Yo soy Cleofás, hijo de Cleofás, y este es Simón, ambos de Emmaús y pariente porque yo soy esposo de su primera hija, y éramos discípulos del Profeta”. “¿Y ahora no lo sois más?” “Nosotros esperábamos que sería Él quien liberaría a Israel, y también que con un prodigio confirmase sus palabras. ¡Pero…!” “¿Qué cosa dijo?” “Te lo hemos dicho: “He venido al Reino de David. Yo Soy el Rey pacífico” y cosas semejantes. También decía: “Venid al Reino”, pero no nos dio el Reino. Agregaba: “Al tercer día Resucitaré”. Ahora ya hace tres días que murió. Más bien ya se pasaron, porque la hora de nona ya pasó y Él no ha resucitado. Algunas mujeres y algunos guardias dicen que sí, que ya Resucitó, pero no lo hemos visto. Los guardias dicen ahora que así lo dijeron para justificar el robo del cadáver que cometieron los discípulos del Nazareno. ¡Los discípulos!… Cuando aún Vivía todos lo abandonamos… y es claro que no lo hemos robado ahora que está Muerto. Las mujeres… ¿Quién les va a creer? Nosotros discutimos sobre esto, y tratábamos de saber si Él ha Querido Resucitar sólo con el Espíritu, que se ha Hecho Divino, o si también con su Cuerpo. Las mujeres dicen que los ángeles –porque dicen haber visto también ángeles después del terremoto, y es probable porque el viernes salieron de su sepulcro los justos- afirman que los ángeles les dijeron que Él es como uno que nunca ha muerto. Y así se apareció a las mujeres. Pero dos de los nuestros, dos de los principales, fueron al sepulcro, y lo encontraron vacío, como las mujeres habían afirmado, pero no lo vieron, ni allí, ni en ninguna otra parte. Y estamos realmente desconsolados, porque no sabemos qué hacer”. “¡Oh, cuán necios y tardos sois para comprender! ¡Cuánto os cuesta creer en las palabras de los profetas! ¿No estaba ya dicho esto? El error de Isaías consiste en haber interpretado a su modo la realeza del Mesías. Por eso no le creyeron. Por eso se le temió. Por eso ahora vosotros dudáis. Arriba, abajo, en el Templo y en los poblados, dondequiera se pensaba en un rey según la naturaleza humana. La reconstrucción del Reino de Israel no está limitada, en el pensamiento de Dios, al tiempo, al espacio, y a los medios. No al tiempo: toda realeza, aun la más poderosa, no es eterna. Recordad a los poderosos faraones que oprimieron a los hebreos en tiempos de Moisés. ¡Cuántas dinastías han muerto! De ellas sólo quedan momias sin alma en el fondo de sepulcros ocultos. Sólo queda un recuerdo de ellos, si es que queda, y es que su poder duró una hora, si medimos su duración según el tiempo. Este reino es eterno. No al espacio: estaba escrito: Reino de Israel, porque de Israel salió el tronco de la raza humana, porque en Israel, si se puede decir, está el germen de Dios, y por esto al haberse dicho Israel, se quería dar a entender: el reino de los hombres creados por Dios. La realeza del Mesías-Rey no está limitada al estrecho espacio de Palestina, sino se extiende de norte a sur, de oriente a occidente, donde quiera que haya un cuerpo en que vive un alma, esto es, un hombre. ¿Cómo habría podido uno solo reunir en sí todos los pueblos, entre sí enemigos, y formar un solo Reino sin hacer correr ríos de sangre y someter a todos a punta de espada? ¿Cómo habría podido ser entonces el rey pacífico de quien hablan los profetas? No a los medios: he dicho que el medio humano es la opresión. El medio sobrehumano es el amor. El primero siempre es limitado, porque los pueblos pronto se rebelan contra el opresor. El segundo es ilimitado porque el amor es amado, o si no lo es, se burlan de él. Pero como es cosa espiritual jamás puede ser atacado directamente. Dios, el infinito, quiere medios que sean como Él. Quiere lo que no es finito, porque es eterno, a saber el espíritu; lo que es de éste; lo que lleva a él. En esto ha consistido el error, haber formado en la mente una idea mesiánica equivocada en los medios y en la forma. ¿Cuál es la realeza más allá? La de Dios. ¿No es verdad? Así pues el Admirable, el Emmanuel, el Santo, el Retoño sublime, el Fuerte, el Padre del siglo futuro, el Príncipe de la paz, Dios como es de quien viene, porque esto se ha dicho que es el Mesías ¿no tendrá una realeza semejante a la de quien lo ha engendrado? Sí, que la debe tener. Una realeza del todo espiritual y eterna, a salvo de rapiñas y sangre, que desconozca las traiciones y las revueltas. ¡Su realeza! La que la Bondad eterna concede aun a los pobres mortales, para dar honra y gloria a su Verbo. “¿No acaso dijo David que este Rey poderoso tendría todas las cosas bajo sus pies como escabel? ¿No describió acaso Isaías toda su Pasión, y David podría decir, que contó sus torturas? ¿No acaso está dicho que es el Salvador y Redentor que con su Holocausto Salvará al hombre pecador? ¿Y no se ha aclarado, sirviéndose de Jonás como señal, que por tres días estaría en las oscuras entrañas de la tierra, y que luego sería arrojado de ellas como el profeta lo fue del vientre de la ballena? ¿No se ha dicho de Él: “Mi Templo, esto es, mi Cuerpo, al tercer día después de haber sido destruido lo volveré (esto es, Dios) a reedificar? ¡Y qué! ¿Pensabais que por magia Él levantaría los muros del Templo? No. No los muros, sino a Sí mismo. Sólo Dios podía levantarse por Sí mismo. Él ha vuelto a levantar el verdadero Templo, su Cuerpo de cordero. Inmolado, como estaba determinado, y según la profecía de Moisés para preparar el “Paso” de la muerte a la Vida, de la esclavitud a la Libertad, de los hombres hijos de Dios y esclavos de Satanás. ¿Cómo ha resucitado?, os lo preguntáis. Os respondo. Ha Resucitado con su verdadero Cuerpo y con su Espíritu Divino que en Él vive, como en cada cuerpo mortal habita el alma, que reina en el corazón. Así ha Resucitado después de haber Padecido para Expiar todo, para Reparar el pecado de los primeros padres, y los innumerables que diariamente la raza humana comete. Ha Resucitado como está dicho bajo los velos de las profecías. Llegado el tiempo, os recuerdo a Daniel, fue Inmolado cuando fue prescrito. Oíd y no olvidéis que cuando llegue el tiempo fijado después de su Muerte, la ciudad deicida será destruida. Os aconsejo que leáis con el alma, no con inteligencia soberbia, los profetas: desde el principio del Libro hasta las palabras del Verbo inmolado; recordad al Precursor que lo señaló como al Cordero, traed a la memoria cuál es el destino simbólico del Cordero mosaico. Por esa sangre los primogénitos de Israel fueron salvados. Por esta Sangre serán Salvados los primogénitos de Dios, esto es, quienes con su buena voluntad se habrán Consagrado al Señor. Recordad y comprended el salmo mesiánico de David, y al mesiánico profeta de Isaías. Recordad a Daniel, traed a la memoria, pero levantándola de lo terrenal a lo superior, cada palabra acerca de la realeza del santo de Dios, y comprenderéis que no podía haber sido dada otra señal apropiada que la de la victoria sobre la muerte, que la resurrección que Él mismo ha realizado. Recordad que no hubiera sido conforme a su Misericordia y a su Misión el castigar desde lo alto de la Cruz a los que lo habían clavado en ella en un patíbulo. Sus Miembros estaban clavados, pero no su Espíritu, ni su Voluntad. Y con estos Quiere seguir esperando, para dar tiempo a los pecadores de creer y de invocar su Sangre sobre sí, no con un rito blasfemo, sino con un gemido de dolor. Ahora ha Resucitado. Todo está terminado. Glorioso era antes de su Encarnación. Tres veces Glorioso lo es ahora, después de que se Aniquiló por muchos años en su Cuerpo, después de que se Inmoló a Sí mismo Obedeciendo con tal Perfección pese a que sabía que Moriría sobre la Cruz para Cumplir la Voluntad de Dios. Juntamente con su Cuerpo Glorificado, Gloriosísimo sube ahora al Cielo, y entra en la Gloria que Israel no ha comprendido. Él, ahora con mayor insistencia, Amorosa y con Autoridad, llama a todas las tribus del mundo. Como vieron y previeron los justos de Israel y los profetas, todos los pueblos vendrán al Salvador. No habrá ya más judíos, ni romanos, escitas o africanos, iberos o celtas, egipcios o frigios. Los de la otra parte del mudo estarán al lado de los númidas en su Reino, y desaparecerán razas y lenguas. Costumbres, color de cabellos no tendrán lugar en su Reino. Sino que será un solo pueblo, inmenso, brillante, bello, un único lenguaje, un único Rmor. Será el Reino de Dios. El Reino de los Cielos. Monarca eterno: el Inmolado Resucitado. Súbditos eternos: los que creen en Él. Tratad de creer para que forméis parte de Él.

Bien, amigos, ahí está Emmaús. Al viajero no se le permite reposo alguno, porque largo es el camino que le resta”. “Señor, estás más instruido que un rabí. Si no hubiera Muerto Él, diríamos que Él en Persona nos ha hablado. Quisiéramos oír de Ti otras verdades y mejor explicadas. Porque todavía nosotros, cual ovejas sin pastor, espantadas por la borrasca del odio de Israel, no podemos comprender las palabras del Libro. ¿Quieres que vayamos Contigo? Mira, nos instruirías un poco más, haciendo lo que solía hacer el Maestro que nos fue arrebatado”. “Durante tanto tiempo lo tuvisteis, ¿y no pudo haceros perfectos? ¿No es esta una sinagoga?” “Sí, soy Cleofás, hijo de Cleofás, el sinagogo, que murió de alegría al haber conocido al Mesías”. “¿Y todavía no has llegado a creer claramente? Pero no es vuestra culpa. Después de la Sangre vendrá el Fuego. Luego creeréis porque comprenderéis. Adiós”. “¡Oh, Señor, la tarde ya está encima! El sol se inclina sobre su lecho. Cansado estás, y sediento. Entra. Quédate con nosotros. Nos hablarás de Dios, mientras partiremos el pan y la sal”. Jesús entra y se le sirve con la hospitalidad hebrea, ofreciéndole refrescos y también agua para sus Pies cansados. Se sientan a la mesa y le ruegan que ofrezca los alimentos. Jesús se pone de Pie. El pan en las Palmas. Con los Ojos levantados al cielo rojo crepuscular, Da gracias por los alimentos y se Sienta. Parte el pan, y lo Distribuye entre los dos. Al Hacer esto se Manifiesta por Quien Es, el Resucitado. No tiene el Resplandor que ha Manifestado a otros a quienes más Ama, pero es un Jesús en Quien brilla la Majestad. Las Llagas se le ven claras en sus largas Manos: color rojo sobre un color marfil. Un Jesús que Vive nuevamente con su Cuerpo, pero también es un Dios con la Majestad en su Mirar y en su Actitud. Los dos lo Reconocen y caen de rodillas… cuando se atreven a levantar su cara, no queda de Él sino el pedazo de pan partido. Lo toman y lo cubren de besos. Toman su pedazo que habían recibido, y envolviéndolo en un lienzo de lino se lo guardan en el pecho como una reliquia. Entre lágrimas exclaman: “¡Él era! Y no lo reconocimos. Y con todo, ¿no sentías que tu corazón se enfervorizaba al oírle Hablar y al Señalarnos las Escrituras?” “Así es. Me parece que lo Veo otra vez, en medio de la Luz que viene del Cielo. En la Luz de Dios. Y veo que Él es el Salvador”: “Vámonos. No me siento ni cansado, ni con hambre. Vamos a contarlo a los discípulos de Jesús, en Jerusalén”. “Vamos. ¡Oh, si mi viejo padre hubiera podido gozar de estos momentos!” “No digas esto. Él, mejor que nosotros, ha gozado de ellos. Sin el velo de la carne, que se nos da a nosotros por causa de nuestro ser mortal, él, el justo Cleofás, ha visto con su espíritu al Hijo de Dios volver a Entrar en el Cielo. ¡Vamos! ¡Vamos! Llegaremos cuando sea muy noche. Y si Él lo quiere, nos Permitirá el modo de pasar. Si ha abierto las puertas de la Muerte, ¡muy bien Podrá Abrir las de las murallas! ¡Vamos!” Y mientras los últimos rayos crepusculares se despiden de la tierra, ligeros se dirigen a Jerusalén”.

¡FIAT!


  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL:

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD

Visita Celestial del Día 30:

“Ahora hija querida, mi amado Hijo Jesús se quedó resucitado sobre la tierra cuarenta días. Rápidamente se aparecía a los apóstoles y discípulos para confirmarlos en la fe y certeza de su Resurrección, y cuando no estaba con los apóstoles se estaba junto con su Mamá en el cenáculo, circundado de las almas salidas del limbo. Pero en cuanto terminó el periodo de los cuarenta días, el amado Jesús enseñó a los apóstoles y dejando a su Mamá como guía y Maestra, nos prometió la venida del Espíritu Santo, y bendiciendonos a todos partió emprendiendo el vuelo al Cielo junto con aquella gran turba de gente salida del limbo. Tu Mamá lo siguió al Cielo y asistió a la gran fiesta de la Ascensión, mucho más que para Mí no era extraña la Patria celestial, y además sin Mí no habría sido completa la fiesta de mi Hijo ascendido al Cielo.”

¡FIAT!


  1. EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA

Vol. 25-34 (2) Marzo 31, 1929:

(2) “Pequeña hija de mi Querer, tú debes saber que son derechos absolutos de mi Fiat Divino el tener el primado sobre cada uno de los actos de la criatura, y quien le niega el primado le quita sus derechos divinos que por justicia le son debidos, porque es creador del querer humano. ¿Quién puede decirte hija mía cuánto mal puede hacer una criatura cuando llega a sustraerse de la Voluntad de su Creador? Mira, bastó un acto de sustracción del primer hombre a nuestra Voluntad Divina para cambiar la suerte de las generaciones humanas, y no sólo eso, sino que cambió la misma suerte de nuestra Divina Voluntad. Si Adán no hubiese pecado, el Verbo Eterno, que es la misma Voluntad del Padre Celestial, debía venir a la tierra glorioso, triunfante y dominador, acompañado visiblemente por su ejército angélico, que todos debían ver, y con el esplendor de su gloria debía fascinar a todos y atraer a todos a Sí con su belleza; coronado como rey y con el cetro de mando para ser rey y cabeza de la familia humana, de modo de darle el gran honor de poder decir: ‘Tenemos un rey hombre y Dios’. Mucho más que tu Jesús no descendía del Cielo para encontrar al hombre enfermo, porque si no se hubiera sustraído de mi Voluntad Divina, no debían existir enfermedades, ni de alma ni de cuerpo, porque fue la voluntad humana la que casi ahogó de penas a la pobre criatura; el Fiat Divino era intangible de toda pena y tal debía ser el hombre. Por lo tanto, Yo debía venir a encontrar al hombre feliz, santo y con la plenitud de los bienes con los cuales lo había creado. En cambio, porque quiso hacer su voluntad cambió nuestra suerte, y como estaba decretado que Yo debía descender sobre la tierra, y cuando la Divinidad decreta, no hay quien la aparte, sólo cambié modo y aspecto, así que descendí, pero bajo vestidos humildísimos, pobre, sin ningún aparato de gloria, sufriente, llorando y cargado con todas las miserias y penas del hombre. La voluntad humana me hacía venir a encontrar al hombre infeliz, ciego, sordo y mudo, lleno de todas las miserias, y Yo para sanarlo lo debía tomar sobre de Mí, y para no infundirle espanto debía mostrarme como uno de ellos, para hermanarlos y darles las medicinas y remedios que se necesitaban. Así que el querer humano tiene la potencia de volverse feliz o infeliz, santo o pecador, sano o enfermo. Entonces mira, si el alma se decide a hacer siempre, siempre mi Divina Voluntad y vivir en Ella, cambiará su suerte y mi Divina Voluntad se lanzará sobre la criatura, la hará su presa y dándole el beso de la Creación cambiará aspecto y modo, y estrechándola a su seno le dirá: ‘Pongamos todo a un lado, para ti y para Mí han regresado los primeros tiempos de la Creación, todo será felicidad entre tú y Yo, vivirás en nuestra casa, como hija nuestra, en la abundancia de los bienes de tu Creador.’ Escucha mi pequeña recién nacida de mi Divina Voluntad, si el hombre no hubiese pecado, no se hubiese sustraído de mi Divina Voluntad, Yo habría venido a la tierra, pero ¿sabes cómo? Lleno de Majestad, como cuando resucité de la muerte, que si bien tenía mi Humanidad similar al hombre, unida al Verbo Eterno, pero con qué diversidad mi Humanidad resucitada era glorificada, vestida de luz, no sujeta ni a sufrir, ni a morir, era el divino triunfador. En cambio mi Humanidad antes de morir estaba sujeta, si bien voluntariamente, a todas las penas, es más, fui el hombre de los dolores. Y como el hombre tenía aún los ojos ofuscados por el querer humano, y por eso aún enfermo, pocos fueron los que me vieron resucitado, lo que sirvió para confirmar mi Resurrección. Después subí al Cielo para dar tiempo al hombre de tomar los remedios y las medicinas, a fin de que curase y se dispusiera a conocer mi Divina Voluntad, para vivir no de la suya, sino de la mía, y así podré hacerme ver lleno de majestad y de gloria en medio a los hijos de mi reino. Por eso mi Resurrección es la confirmación del Fiat Voluntas Tua come in Cielo cosí in terra. Después de un tan largo dolor sufrido por mi Divina Voluntad por tantos siglos, por no tener su reino sobre la tierra, su absoluto dominio, era justo que mi Humanidad pusiera a salvo sus derechos y realizase Mi y su finalidad primaria, la de formar su Reino en medio a las criaturas.”

¡FIAT!

“VEN JESÚS EN TU VOLUNTAD” a Meditar conmigo en Virtud de TU RESURRECCIÓN:

1 PADRENUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

PARA PEDIR QUE VENGA Y SE EXTIENDA EL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS PARA MÍ Y PARA TODOS.

¡FIAT VOLUNTAS TUA SICUT IN CAELO ET IN TERRA!