EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ Sábado 10 mayo, 2025

“¿A QUIÉN VAMOS A ACUDIR? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA”

EVANGELIOS

5/10/202514 min read

EL EVANGELIO DEL REINO DE LA

VOLUNTAD DE DIOS

☀️

“¿A QUIÉN VAMOS A ACUDIR?

TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA”

Tiempo de Pascua

Semana No. 3

Sábado 10 mayo, 2025

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Hechos 9,31-42

La Iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

  • Salmo 115:

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,60-69:

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen." Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede."

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios."

PALABRA DE DIOS

GLORIA ATI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO

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  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS

El Evangelio como me ha sido Revelado,7 diciembre 1945:

“Nadie ha visto a Dios a excepción del que es de Dios: Éste ha visto al Padre, y este tal soy Yo. Y ahora oíd lo que es necesario para la vida futura, sin la cual nadie se puede salvar. En verdad, en verdad os digo que quien cree en Mí, tiene la vida eterna. En verdad, en verdad os digo que Yo soy el Pan de la vida eterna. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron, porque el maná era un alimento santo pero temporáneo, y servía para dar fuerzas al pueblo para llegar a la tierra que Dios le había prometido. Pero el Maná que soy Yo no tendrá limitaciones en el tiempo, ni en poder. No sólo es celestial, sino divino, y produce lo que es divino, la incorruptibilidad, la inmortalidad en todo lo que Dios creó a su imagen y semejanza. No durará cuarenta días, cuarenta meses, cuarenta años, cuarenta siglos, sino que durará mientras exista el tiempo, y se dará a todos los que tuvieren hambre santa y agradable ante los ojos del Señor que se alegrará de entregarse sin medida a los hombres por quienes se ha encarnado, para que alcancen la vida que no muere. Puedo darme, puedo cambiarme por amor de los hombres de modo que el Pan sea la Carne y esta Pan, para el hombre espiritual de los hombres que sin este alimento morirían de hambre y enfermedad espirituales. Si alguien come de este Pan, con toda justicia vivirá eternamente. El pan que daré será mi Carne inmolada por la vida del mundo. Será mi amor esparcido en las casas de Dios para que vengan a la mesa del Señor todos los que amen, todos los desgraciados, y encuentren fuerzas para unirse con Dios y encuentren solaz en su penar”. “¿Cómo puedes darnos a comer tu carne? ¿Por quiénes nos tienes? ¿Por fieras? ¿Por salvajes? ¿Homicidas? ¡Nos repugna la sangre y el crimen!” “En verdad, en verdad os digo que muchas veces el hombre es más que una fiera, que el pecado hace a los hombres peores que salvajes, que el orgullo provoca sed homicida, y que no a todos los presentes repugnará la sangre y el crimen. Aun en el porvenir el hombre se comportará igual porque Satanás, los sentidos y el orgullo harán de él una fiera. Y por esto con mayor razón debe el hombre curarse a sí mismo de los gérmenes terribles con la infusión del Santo. En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis la vida. Quien come dignamente mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día, porque mi carne es verdaderamente comida y mi sangre verdaderamente bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y Yo en él. Como el Padre que vive me envió y Yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá también en Mí e irá a donde lo mandare, y hará lo que Yo quisiere, y vivirá austero como hombre, ardiente como un serafín, y será santo, porque poder alimentarse de mi carne y de mi sangre se prohibirá a sí mismo el pecado y vivirá sabiendo siempre hasta que llegue a los pies del Eterno”. “¡Este está loco! ¿Quién puede vivir en esta forma? En nuestra religión sólo el sacerdote debe purificarse para ofrecer las víctimas. Él ahora quiere convertirnos en tantas víctimas de su demencia. ¡Esta doctrina es demasiado dura, y estas palabras demasiado rudas! ¿Quién lo puede escuchar y poner en práctica lo que enseña?” susurran los presentes, y muchos de ellos son de los discípulos. La gente entre murmullos sale de la sinagoga. Las filas de los discípulos se van menguando. Quedan pocos. Los más fieles. No los cuento, pero al pasar mis ojos, creo que llegarán a cien. Debe haber habido una gran defección* aun entre los discípulos antiguos, dedicados al servicio de Dios. Además de los apóstoles, entre los que se quedaron están Juan el sacerdote, el otro Juan el escriba, Esteban, Hermas, Timoteo, Hermasteo. Agapo, José, Salomón, Abel de Belén de Galilea y Abel el leproso de Corozaim, con su amigo Samuel, Elías (el que no fue a enterrar a su padre por seguir a Jesús), Felipe de Arbela, Aser e Ismael de Nazaret y otros cuyos nombres no conozco. Estos hablan en voz baja comentando la defección de sus compañeros y las palabras de Jesús que pensativo, con los brazos cruzados, está reclinado sobre un atril. “¿Os habéis escandalizado de lo que dije? ¿Y si os dijese que veréis un día subir al Hijo del hombre al cielo donde estaba antes, y sentarse al lado del Padre? ¿Qué cosa habéis creído, asimilado, comprendido hasta ahora? ¿Con qué cosa lo comparasteis? ¿Sólo lo humano? Es (*defección = acción de separarse con deslealtad de una causa) el espíritu el que da vida y tiene valor. La carne no sirve para nada. Mis palabras son espíritu y vida, y hay qué entenderlas espiritualmente para que se tenga vida. Hay muchos entre vosotros que tienen el espíritu muerto, porque no tienen fe. Muchos de vosotros no creéis en verdad. Inútilmente estáis cerca de Mí. No tenéis vida, sino muerte, porque os estáis, como dije desde el principio, por curiosidad, o por un sentimiento humano, o lo que es peor, por fines más bien indignos. El Padre no los trajo a Mí como premio de su buena voluntad, sino Satanás. Nadie puede venir a Mí si el Padre no se lo concede. ¡Idos también vosotros! No os avergoncéis. No os preocupéis de abandonarme. Tened más bien vergüenza de permanecer al servicio de uno que os “parece loco y duro”. ¡Idos! ¡Mejor lejos que causar mal!” Otros muchos se separan de los discípulos. Entre ellos Juan el escriba y Marcos, el geraseno endemoniado, que curó enviando a los demonios dentro de los cerdos. Los discípulos fieles se consultan y corren tras de estos, tratando de detenerlos. En la sinagoga están Jesús y los apóstoles... Jesús se vuelve a los doce que apenados están en un rincón y pregunta: “¿También vosotros queréis iros?” Su pregunta no sabe a reproche, ni a tristeza. Pedro que la siente en el alma responde: “¡Señor! ¿a dónde quieres que vayamos? ¿Con quién? Tú eres nuestra vida y nuestro amor. Tú sólo tienes palabras de vida eterna. Hemos conocido que eres el Mesías, el Hijo de Dios. ¡Si quieres, arrójanos, pero de nuestra parte no te abandonaremos! ¡No siquiera... ni siquiera si no nos amaras más!...” Gruesas lágrimas corren por la cara de Pedro... Andrés, Juan, los dos hijos de Alfeo lloran sin freno alguno. Los otros están pálidos o rojos por la emoción que se ha apoderado con ellos. “¿Por qué os debería arrojar? ¿No fui Yo quien os elegí a vosotros los doce?”Yairo prudentemente se retira para que Jesús se quede con sus apóstoles y pueda hablar con ellos con libertad. Al ver que se ha ido, Jesús se sienta como agotado, como si la revelación que va a ser le costara un esfuerzo superior, entristecido, lleno de dolor dice: “¡Y sin embargo uno de vosotros es un demonio!” Las palabras caen despacio, pesadas, en la sinagoga en la que sólo la luz de las lámparas brilla... y nadie se atreve a decir algo, pero se miran investigadores, temerosos, y sus ojos vuelven a su corazón para escudriñarlo. Nadie se mueve. Jesús está solo en su asiento, con las manos cruzadas sobre sus rodillas, el rostro inclinado. Después de algunos instantes lo levanta y dice: “Venid. ¡No soy un leproso! ¿O lo creéis?” Entonces Juan veloz se acerca, le rodea el cuello diciendo: “¡Aunque estuvieras leproso te seguiría! Iré contigo si se te condenare, a la muerte, si esto te espera...” Pedro se echa a sus pies, los toma, se los pone sobre sus hombros y sollozando dice: “¡Aquí aprieta, aplasta! ¡Pero no me hagas pensar que desconfías de tu Simón!” Los otros, al ver que Jesús acaricia a Juan y a Pedro, se acercan y besan sus vestidos, sus manos, cabellos... Sólo Iscariote se atreve a besarlo en la cara. Jesús se levanta de pronto, y casi lo rechaza bruscamente por lo imprevisto. Dice: “¡Vamos a casa! Mañana por la noche partiremos por barca para Ippo”.

¡FIAT!

  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD

Visita Celestial Día 25:

“Ahora hija mía, te quiero confiar una pena que me tortura: Desgraciadamente hay tantos que van a la Iglesia para rogar, pero la plegaria que ellos dirigen a Dios se queda en sus labios, porque su corazón y su mente están lejos de Él. Cuántos van a la iglesia por pura costumbre o para pasar inútilmente el tiempo, estos cierran el Cielo en vez de abrirlo; y ¡cómo son numerosas las irreverencias que se cometen en la casa de Dios! Cuántos flagelos no se podrían evitar en el mundo, y cuántos castigos no se convertirían en gracias, si todas las almas se esforzaran en imitar nuestro ejemplo.”

¡FIAT!

  1. + EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA

Vol. 20-19 (6) Noviembre 2, 1926:

(6) “Hija mía, mi Redención vino como remedio del hombre y por eso sirve como remedio, como medicina, como alimento a los enfermos, a los ciegos, a los mudos, a todas las especies de enfermedades, y como están enfermos no toman gusto ni reciben toda la fuerza que contienen todos los remedios que vine a traerles para su bien; el Sacramento Eucarístico que lo dejé como alimento para darles perfecta salud, muchos lo comen y comen y se ven siempre enfermos. Pobre alimento de mi misma Vida escondida bajo los velos de los accidentes del pan, cuántos paladares corruptos, cuántos estómagos indigestos que les impide sentir gusto de mi alimento y no digieren toda la fuerza de mi Vida Sacramental, y por eso quedan enfermos, y como son miembros con calentura en el mal, lo toman sin apetito. Por eso suspiro tanto que venga el Reino del Fiat Supremo, porque entonces todo lo que Yo hice cuando vine a la tierra servirá como alimento a aquellos que gozarán perfecta salud. ¿Cuál no es la diferencia entre un enfermo que toma el mismo alimento y otra persona que goza de perfecta salud? El enfermo lo toma sin apetito, sin gusto, y le sirve para mantenerse y para no morir; el sano lo toma con apetito, y conforme lo gusta toma de más y se conserva fuerte y sano. Así que, ¿cuál no será mi contento al ver que en el Reino de mi Querer todo lo que Yo hice servirá no más como alimento a los enfermos, sino como alimento a los hijos de mi Reino, que estarán todos llenos de vigor y de perfecta salud? Más bien con poseer mi Voluntad, poseerán mi Vida permanente en ellos mismos, como la poseen los bienaventurados en el Cielo, así que mi Voluntad será el velo que esconderá mi Vida en ellos, y así como los bienaventurados mientras me poseen dentro 1259 de ellos como vida propia, porque la verdadera felicidad tiene principio en el interior del alma, por eso la felicidad que reciben continuamente de la Divinidad, da la mano, el beso, a la felicidad que poseen dentro y por eso son plenamente felices; así el alma que posee mi Voluntad tendrá mi Vida perenne en ella, que le servirá de alimento continuo, no una vez al día como el alimento de mi Vida Sacramental, porque mi Voluntad hará más desahogo, no se contentará con darse una vez al día, sino que se dará continuamente, porque sabe que tienen paladares puros y estómagos fuertes para gustar y digerir en cada momento la fuerza, la luz, la Vida Divina; y los Sacramentos, mi Vida Sacramental, servirán como alimento, como deleite, como nueva felicidad a la Vida del Fiat Supremo que poseerán. El Reino de mi Querer será el verdadero eco de la Patria Celestial, que mientras los bienaventurados poseen como vida propia a su Dios, lo reciben también de fuera de ellos mismos, así que dentro y fuera de ellos, Vida Divina poseen y Vida Divina reciben. ¿Cuál no será mi felicidad al darme Sacramentado a los hijos del Fiat Eterno y encontrar en ellos mi misma Vida? Entonces se tendrá el fruto completo de mi Vida Sacramental, y al consumirse las especies no tendré más el dolor de dejar a mis hijos sin el alimento de mi Vida continua, porque mi Voluntad, más que accidentes Sacramentales mantendrá su Vida Divina siempre con su plena posesión. En el reino de mi Querer no habrá ni alimentos, ni comuniones interrumpidos, sino perennes, y todo lo que Yo hice en la Redención les servirá no más de remedio, sino de deleite, de alegría, de felicidad y de belleza siempre creciente. Así que el triunfo del Fiat Supremo dará el fruto completo al reino de la Redención”.

¡FIAT!


REPARACIÓN A JESÚS

LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, CUARTA HORA,8 pm.

¡Cuánto te compadezco, oh Jesús! Tu Amor es puesto en aprietos, ¡ah! te ruego, para consolarte por las ofensas que recibes y para repararte por tus Cadenas que son hechas pedazos, que encadenes mi corazón con todas estas Cadenas para poder darte por todos mi correspondencia de Amor. Jesús mío, Flechero Divino, beso tu Pecho. Es tal y tanto el Fuego que él contiene, que para dar un poco de desahogo a tus Llamas que se elevan tan alto, Tú, Queriendo hacer un descanso en tu Trabajo, Quieres jugar en el Sacramento, y tu Juego es Formar flechas, dardos, saetas, a fin de que cuando vengan ante Ti, Tú te pongas a Jugar con las criaturas, haciendo salir de tu Pecho tus Flechas para flecharlas, y cuando las reciben Tú Haces fiesta y Formas tu Juego, pero muchas, oh Jesús, Te las rechazan, enviándote en correspondencia flechas de frialdad, dardos de tibieza y saetas de ingratitud; y Tú Quedas tan afligido por esto, que Lloras porque las criaturas te Hacen fracasar en tu Juego de Amor. Oh Jesús, he aquí mi pecho dispuesto a recibir no sólo tus Flechas destinadas para mí, sino también aquellas que te Rechazan los demás, y así no Quedarás más Frustrado en tus Juegos, y quiero también repararte por las frialdades, las tibiezas y las ingratitudes que recibes. Oh Jesús, beso tu Mano izquierda y quiero reparar por todos los tocamientos ilícitos y no santos hechos en tu Presencia, y te ruego que con esta Mano me tengas siempre estrechada a tu Corazón. Oh Jesús, beso tu Mano derecha, e intento reparar todos los sacrilegios, especialmente las misas malamente celebradas. ¡Cuántas veces, ¡Amor mío, Tú Eres obligado a descender del Cielo a las manos de los sacerdotes, que en virtud de su potestad te Llaman, y Encuentras esas manos llenas de fango, que chorrean inmundicia, y Tú, aunque Sientes náusea de esas manos te Ves obligado por tu Amor a permanecer en ellas! Es más, en algunos sacerdotes, encuentras en ellos a los sacerdotes de tu Pasión, que con sus enormes delitos y sacrilegios renuevan el Deicidio. ¡Jesús mío, me da espanto el sólo pensarlo! Y otra vez, como en la Pasión, te estás en aquellas manos indignas, como manso Corderito, Esperando de nuevo tu Muerte. ¡Oh Jesús, cuánto Sufres, Tú Quisieras una mano amorosa para liberarte de esas manos sanguinarias! Ah, te ruego que cuando te Encuentres en esas manos me llames para estar presente, y para repararte quiero cubrirte con la pureza de los ángeles, perfumarte con tus Virtudes para disminuir el hedor de aquellas manos y mi corazón como consuelo y refugio, y mientras Estés en mí yo te rogaré por los sacerdotes, para que sean dignos ministros Tuyos, y no pongan en peligro tu Vida Sacramental. Oh Jesús, beso tu Pie izquierdo, y quiero repararte por quienes te reciben por rutina y sin las debidas disposiciones. Oh Jesús, beso tu Pie derecho, y quiero repararte por aquellos que te reciben para ultrajarte. Ah, te ruego que cuando se atrevan a hacer esto, renueves el milagro cuando Longinos te traspasó el Corazón con la lanza, y al flujo de aquella Sangre que brotó, Tocándole los ojos lo Convertiste y lo Sanaste, y así, a tu Toque Sacramental, Conviertas las ofensas en Amor. Oh Jesús, beso tu Corazón, contra el cual se hacen todas las ofensas, y yo intento repararte de todo, y por todos darte una correspondencia de Amor, y siempre junto Contigo compartir tus Penas. Ah, te ruego Celestial Flechero de Amor, si alguna ofensa huye a mi reparación, aprisióname en tu Corazón y en tu Voluntad, a fin de que nada se me escape. Rogaré a la dulce Mamá que me tenga alerta, y junto con Ella te repararemos todo y por todos, juntas te besaremos, y haciéndonos tu defensa alejaremos de Ti las olas de las amarguras que recibes de las criaturas. Ah Jesús, recuerda que también yo soy una pobre encarcelada, es verdad que tu Cárcel es más estrecha, cual es el breve giro de una Hostia, por eso enciérrame en tu Corazón, y con las cadenas de tu Amor no solo aprisióname, sino ata uno por uno mis pensamientos, mis afectos, mis deseos, átame las manos y los pies a tu Corazón para que yo no tenga otras manos y otros pies que los Tuyos.

Así que, Amor mío, mi cárcel será tu Corazón, las cadenas el Amor, las puertas que me impedirán salir será tu Santísima Voluntad, tus Llamas serán mi alimento, tu Respiro será el mío, así que no veré más que llamas, no tocaré sino fuego, que me darán vida y muerte, como la que sufres Tú en la Hostia, y así te daré mi vida; y mientras yo quedaré aprisionada en Ti, Tú Quedarás Libre en mí. ¿No ha sido éste tu Intento al Encarcelarte en la Hostia, el Ser Desencarcelado por las almas que te Reciben, tomando Vida en ellas? Por eso, en señal de Amor Bendíceme y Dame un beso, yo te abrazo y permanezco en Ti. Pero, oh dulce Corazón mío, veo que después de que has Instituido el Santísimo Sacramento y que has Visto las enormes ingratitudes y ofensas de las criaturas, si bien Quedas herido y amargado, no te Haces para atrás, es más, Quieres ahogarlo todo en la inmensidad de tu Amor; veo que Instruyes a tus Apóstoles, y después agregas que lo que has Hecho Tú lo deben hacer ellos también, dándoles potestad de Consagrar, y de tal manera los ordenas sacerdotes e Instituyes este otro Sacramento. Así que, oh Jesús, en todo Piensas y todo Reparas, las predicaciones mal hechas, los sacramentos administrados y recibidos sin disposiciones, y por eso, sin efectos; las vocaciones equivocadas de los sacerdotes, por parte de ellos como por parte de quien los ordena, no usando todos los medios para conocer las verdaderas vocaciones. Nada se te Escapa, oh Jesús, y yo quiero seguirte y reparar todas estas ofensas. Después de que has dado Cumplimiento a todo, en compañía de tus Apóstoles te Encaminas al huerto de Getsemaní para dar principio a tu dolorosa Pasión. Te seguiré en todo, para hacerte fiel compañía.

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.