EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA ☀️ Miércoles 30 abril, 2025
“DIOS MANDÓ SU HIJO PARA QUE EL MUNDO SE SALVE POR ÉL”
EVANGELIOS
4/29/202511 min read


EL EVANGELIO DEL REINO DE LA
VOLUNTAD DIVINA
“DIOS MANDÓ SU HIJO PARA QUE EL MUNDO SE SALVE POR ÉL”
☀️
Tiempo de Pascua
Semana No. 2
Miércoles 30 abril, 2025
LECTURAS DEL DÍA:
Primera Lectura: Hechos 5,17-26:
Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.
Salmo 33:
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3,16-21:
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
PALABRA DE DIOS
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:
El Evangelio como me ha sido Revelado, 7 junio 1944:
Dice Jesús:
“Los pastores fueron los primeros adoradores del Cuerpo de Dios. En ellos están todos los requisitos necesarios para ser adoradores de mi Cuerpo, almas eucarísticas. Fe segura: creyeron pronta y ciegamente al ángel. Generosidad: dieron toda su riqueza al Señor. Humildad: se acercan a más pobres que ellos, hablando humanamente, con modestia de gestos que no envilecen, y se profesan sus siervos. Deseos: cuando no pueden dar porque no tienen, se industrian en buscar por medio del apostolado y de la fatiga. Pronta obediencia: María desea que se le avise a Zacarías y Elías va al punto. No lo deja para otro día. Amor, sobre todo no saben separarse de allí. Tú has dicho: “Dejan allí su corazón”. Dijiste bien. ¿Pero no se necesitaría hacer igual cosa con mi sacramento? Y otra cosa y sólo para ti: observa a quién se revela primeramente el ángel y quién merece ser el primero en sentir el cariño de María. Leví: el niño. Dios se muestra a quien tiene el alma infantil y le muestra sus misterios y le concede que oiga las palabras divinas y de María. Quien tiene alma de niño, también tiene el santo atrevimiento de Leví, y dice: “Permíteme que bese el vestido de Jesús”. Lo dice a María. Porque María es siempre la que os da a Jesús. Es Ella la que conduce a la Eucaristía. Es Ella el Copón viviente. Quien va a María. me encuentra. Quien me pide por medio de Ella me recibe. La sonrisa de mi Madre cuando alguien le dice: “Dame tu Jesús, porque quiero amarlo” hace estremecer los cielos con un vivo esplendor de alegría, pues se siente feliz Ella”.
¡FIAT!
EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA
Vol. 29-1 (1-9) Febrero 13, 1931
(1) Vida mía, dulcísimo Jesús mío, ¡ah! ven en mi ayuda, no me abandones, con la potencia de tu Santísimo Querer inviste mi pobre alma y quítame todo lo que me turba y me tortura. ¡Ah! haz que surja en mí el nuevo sol de paz y de amor, de otra manera no siento fuerzas de continuar haciendo el sacrificio de escribir, me tiembla la mano y la pluma no corre sobre el papel, amor mío, si Tú no me ayudas, si no remueves de mí tu Justicia que justamente me abate en el estado doloroso en que me encuentro, me siento imposibilitada de escribir ni siquiera una palabra. Por eso ayúdame, y yo me esforzaré por cuanto pueda a obedecer a quien me ordena escribir todo lo que Tú me has dicho sobre tu Santísima Voluntad, y como son cosas pasadas haré una pequeña reseña de cada cosa que corresponde a tu Divina Voluntad.
(2) Entonces, sintiéndome oprimida y toda llena de amarguras intensas, mi dulce Jesús haciéndose ver y sosteniéndome entre sus brazos me dijo:
(3) “Hija mía, ánimo, piensa que un Querer Divino reina en ti, que es fuente de felicidad y de alegría continua, pero tus amarguras y opresiones forman las nubes en torno al Sol de mi Voluntad, las cuales impiden que sus rayos brillen en todo tu ser, y que queriéndote hacer feliz se siente rechazar por tus amarguras la felicidad que quiere darte, y a pesar de que tienes a un Sol Divino a tu disposición, en virtud de tus amarguras tú sientes la lluvia que te oprime, que llena hasta el borde tu alma. Tú debes saber que quien vive en mi Voluntad vive en el centro de la esfera del Sol Divino, y puede decir, el Sol es todo mío, en cambio quien no vive en Ella vive en la circunferencia de la luz que el Sol Divino expande por todas partes, porque mi Querer no puede con su Inmensidad negarse a ninguno, ni quiere negarse, se encuentra como el sol que está obligado a dar luz a todos, aunque no todos la quisieran, ¿y por qué esto? Solamente porque es luz, y la naturaleza de la luz es darse a todos, a quien no la quiere y a quien la quiere; pero qué gran diferencia hay entre quien vive en el centro de mi Sol Divino, y entre quien vive en su circunferencia, la primera posee las propiedades de la luz y todos sus bienes que son infinitos, la luz la tiene defendida de todos los males, así que el pecado no puede tener vida en esta luz, y si surgen amarguras, son como nubes que no pueden tener vida continua, basta un pequeño vientecito de mi Voluntad para poner en fuga las nubes más densas, y el alma se encuentra sumergida en el centro del Sol que posee. Mucho más porque las amarguras de quien vive en mi Querer son siempre por causa mía, y Yo puedo decir que estoy amargado junto contigo, y si te veo llorar, lloro junto contigo, porque mi Voluntad me hace inseparable de quien vive en Ella, y siento sus penas más que si fueran mías. Es más, mi misma Voluntad que reside en el alma llama a mi Humanidad en quien sufre, para hacerla repetir su Vida viviente sobre la tierra, y ¡oh!, prodigios divinos que suceden, las nuevas corrientes que se abren entre el Cielo y la tierra por la nueva Vida de penas que Jesús tiene en su criatura. Y mi corazón, mientras es humano es divino, posee las más dulces ternuras, son tales y tantos los atractivos y potentes ternuras de mi corazón, que en cuanto veo sufrir a quien me ama, mi amor ternísimo derrite mi corazón y todo se vierte sobre las penas y sobre el corazón de mi criatura amada. Por eso estoy contigo en el sufrir y hago dos oficios, de actor de penas y espectador, para gozarme los frutos de mis penas que en ella voy desarrollando; por eso para quien vive en mi Divina Voluntad soy Sol y centro de su vida, así que somos inseparables, Yo siento su vida palpitante en Mí, y ella siente mi Vida palpitante en lo íntimo de su alma. En cambio para quien vive en la circunferencia de la luz que el Sol de mi Divina Voluntad expande por todas partes, no es dueña de la luz, porque se dice verdadera dueña cuando un bien reside en sí misma, y el bien de adentro ninguno se lo puede quitar, ni en vida ni después de muerta, por el contrario el bien de afuera está sujeto a peligro, no tiene poder de tenerlo al seguro, y el alma sufre debilidad, inconstancia, pasiones que la atormentan, y llega a sentirse como lejana de su Creador. Por eso siempre en mi Voluntad te quiero, para hacerme continuar mi Vida sobre la tierra”.
(4) Después continuaba mis pequeños actos de adoración, de amor, de alabanza, de bendiciones en el Fiat Divino a mi Creador, y conforme hacía mis actos así el Querer Divino los extendía por dondequiera y por todas partes donde se encontraba la Divina Voluntad, que no hay punto donde no se encuentre; y mi siempre amable Jesús ha agregado:
(5) “Hija queridísima de mi Voluntad, tú debes saber que mi Querer no sabe hacer actos a medias, sino completos, y con tal plenitud que puede decir: ‘Donde está mi Voluntad está mi acto’. Y nuestra Divinidad, viendo en nuestra Voluntad Divina extendida la adoración, el amor de su criatura, encuentra su apoyo en su Inmensidad, en cualquier punto quiere apoyarse; entonces sentimos nuestra adoración profunda que la criatura nos ha puesto en nuestra Voluntad y nos apoyamos y reposamos, sentimos que dondequiera nos ama y nos apoyamos en su amor, y así de sus alabanzas y bendiciones. Así que la criatura en nuestra Voluntad se vuelve nuestro apoyo y nuestro reposo, no hay cosa que más nos agrade que el encontrar nuestro reposo en nuestra criatura, símbolo del reposo que tomamos después de haber creado toda la Creación.
(6) Además de esto, nuestra Divina Voluntad está por todas partes, y Cielo y tierra, y todo, están llenos hasta el tope de Ella, así que todos son velos que la esconden, pero velos mudos, y si en su mutismo elocuentemente hablan de su Creador, no son ellos, sino mi misma Voluntad escondida en las cosas creadas, habla por vía de signos como si no tuviera palabra, habla en el sol por vía de signos de luz y de calor, en el viento dando signos penetrantes e imperantes, en el aire da signos mudos al formarse respiro de todas las criaturas; ¡oh!, si el sol, el viento, el aire, y todas las otras cosas creadas tuvieran el bien de la palabra, cuántas cosas dirían de su Creador. En cambio, ¿quién es la obra parlante del Ser Supremo? Es la criatura, Nosotros al crearla la amamos tanto que le dimos el gran bien de la palabra, nuestra Voluntad se quiso hacer palabra de la criatura, quiso salir del mutismo de las cosas creadas, y formando el órgano de la voz en ella formó la palabra para poder hablar, por eso la voz de las criaturas es velo hablante en el cual mi Voluntad habla elocuentemente, sabiamente, y como la criatura no dice ni hace siempre la misma cosa, como las cosas creadas que no cambian jamás acción, sino que están siempre en su puesto para hacer aquella misma acción que Dios quiere de ellos, por eso mi Voluntad mantiene la actitud continua de la multiplicidad de modos que hay en la criatura. Entonces, se puede decir que no sólo habla en la voz, sino que se hace hablante en las obras, en los pasos, en la mente y en el corazón de las criaturas. Pero, ¿cuál no es nuestro dolor al ver esta creación parlante servirse del gran bien de la palabra para ofendernos, servirse del don para ofender al donador e impedir el gran prodigio que puedo hacer de gracias, de amor, de conocimientos divinos, de santidad que puedo hacer en la obra hablante de la criatura? Pero para quien vive en mi Voluntad, son voces que hablan, y ¡oh! cuántas cosas le voy manifestando, están en movimiento y actitud continua, gozo la plena libertad de hacer y decir cosas sorprendentes y cumplo el prodigio de mi Voluntad hablante, amante y obrante en la criatura. Por eso dame plena libertad y verás lo que sabe hacer mi Querer en ti”.
(7) Después estaba pensando en todo lo que mi dulce Jesús me había dicho, y mi amado Bien ha repetido:
(8) “Hija mía, la sustancia de nuestro Ser Divino es una inmensidad de Luz purísima, que produce una inmensidad de amor; esta Luz posee todos los bienes, todas las alegrías, felicidad interminable, bellezas indescriptibles, esta luz inviste todo, ve todo, encierra todo, para Ella no existe ni pasado ni futuro sino un acto solo, siempre en acto, que produce tal multiplicidad de efectos de llenar Cielos y tierra. Ahora, la inmensidad de amor que produce esta nuestra luz, nos hace amar a nuestro Ser y a todo lo que sale de Nosotros con tal amor, de volvernos verdaderos y perfectos amantes, así que no sabemos hacer otra cosa que amar, dar amor y pedir amor. Para quien vive en nuestra Voluntad, nuestra luz y nuestro amor hacen el eco en la criatura y la transforma en luz y amor, y ¿cuál no es nuestra felicidad al formar los tipos y modelos nuestros de la obra de nuestras manos creadoras? Por eso sé atenta y haz que tu vida no esté formada de otra cosa que de luz y de amor si quieres volver contento a tu querido Jesús”.
(9) Entonces hacía cuanto más podía por abandonarme toda en la Divina Voluntad, y pensaba en las tantas verdades que el bendito Jesús me había manifestado sobre su Santo Querer; cada verdad abrazaba el infinito y contenía tanta luz de llenar Cielo y tierra, y yo sentía la fuerza de la luz y el peso de lo infinito, que invadiéndome toda con un amor indecible me invitaban a amarlas y a hacerlas mías con ponerlas en práctica. Pero mientras mi mente se perdía en tanta luz, mi dulce Jesús me ha dicho:
(10) “Hija mía, nuestro trabajo hacia la criatura comenzó con la Creación, y nuestro trabajo está en la palabra, porque conteniendo ella nuestra fuerza creadora habla y crea, habla y forma las obras más bellas y maravillosas. En efecto, con el trabajo de seis Fiat que pronunciamos fue formada toda la gran máquina del universo, comprendido el hombre que debía habitarlo y ser el rey de las tantas obras nuestras. Entonces, después de haber ordenado todo, nuestro amor nos llamó al reposo, pero el reposo no es cumplimiento de trabajo, sólo significa un breve alto para volver de nuevo al trabajo. Ahora, ¿quieres tú saber cuándo reemprendemos de nuevo nuestro trabajo? Cada vez que manifestamos una verdad volvemos al trabajo de la creación, así que todo lo que fue dicho en el antiguo testamento fueron otros tantos reinicios de trabajo; mi venida sobre la tierra no fue otra cosa que reemprender el trabajo por amor de las criaturas; mi doctrina, las tantas verdades dichas por mi boca, señalaban claramente mi intenso trabajo por las criaturas. Y así como en la Creación nuestro Ser Divino se reposó, así con mi muerte y resurrección quise reposarme también para dar tiempo a hacer fructificar entre las criaturas los frutos de mi trabajo, pero es siempre reposo, no cumplimiento de trabajo, nuestro trabajo hasta el fin de los siglos estará alternado de trabajo y reposo, de reposo y trabajo. Ves entonces hija buena qué largo trabajo he debido hacer contigo al manifestarte tantas verdades sobre mi Divina Voluntad, y cómo la cosa que más interesa a nuestro Ser Supremo es el hacerla conocer, por eso no he escatimado nada para un trabajo tan largo, si bien he tomado frecuentemente los pequeños altos de reposo para darte tiempo a recibir mi trabajo y prepararte a las otras sorpresas del trabajo de mi palabra creadora. Por eso sé atenta en conservar y a no perder sustancia. f. Ser, esencia o naturaleza de algo. Aquello que constituye lo más importante de algo. Realidad que existe por sí misma y es soporte de sus cualidades o accidentes. esencia. f. Aquello que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de ellas. Lo más importante y característico de una cosa. (Diccionario de la Real Academia Española) nada del trabajo de mi palabra, que contiene un valor infinito que basta para salvar y santificar un mundo entero”.
¡FIAT!
GLORIA PATRI
ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO
SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER
ET IN SAECULA SAECULORUM
AMEN.
FIAT / La llamada de Dios a la criatura a la vocación del amor.
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