EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA ☀️ Viernes 9 mayo, 2025

“MI CARNE ES VERDADERA COMIDA, Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA”

EVANGELIOS

5/9/202515 min read

EL EVANGELIO DEL REINO DE LA

VOLUNTAD DIVINA

☀️

“MI CARNE ES VERDADERA COMIDA, Y MI SANGRE ES VERDADERA BEBIDA”

Tiempo de Pascua,

Semana No. 3,

Viernes 9 mayo, 2025

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Hechos 9,1-20:

Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a los pueblos.

  • Salmo 116:

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.


+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,52-59:

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre." Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaúm.

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS


LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO

☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado, 7 diciembre 1945.

La playa de Cafarnaúm hierve de barcas de todos los tamaños. Los primeros que desembarcan quieren ver dónde está Jesús, o un apóstol o discípulo. Y preguntan... “Al fin un hombre responde: “¿El Maestro? ¿Los apóstoles? ¡No están aquí! Se fueron inmediatamente después del sábado y no han regresado, pero volverán porque hay algunos discípulos. Hace poco estaba yo hablando con uno de ellos. Ha de ser un discípulo importante. ¡Habla como Yairo! Fue en dirección de aquella casa que se ve entre los campos, siguiendo el mar”. Al oír la información todos se arrojan hacia el lugar señalado, pero apenas han caminado unos doscientos metros se topan con un grupo de discípulos que vienen de Cafarnaúm, hablando entusiastamente. Los saludan. Preguntan: “¿Dónde está el Maestro?” Responden: “En la noche, después del milagro se fue con los suyos y con las barcas al otro lado del mar. Vimos las velas, a la luz pálida de la luna, que tomaron rumbo hacia Dalmanuta”. “¡Ah, ahora sabemos todo! Lo buscamos en Mágdala cerca de la casa de María y no estuvo. ¡Podían habernos dicho los pescadores de Mágdala!” “Tal vez no lo sabían. Quién sabe si no ha ido a los montes de Arbela para orar. El año pasado antes de la pascua fue allá. Lo encontré en aquella ocasión porque el Señor quiso” dice Esteban. “¿No vuelve aquí?” “Sí. Debe darnos el adiós y sus órdenes. ¿Pero qué queréis?” “Oírlo nuevamente. Seguirlo. Ser de los suyos”. “Ahora va a Jerusalén. Lo encontraréis allá. Y allá en la casa de Dios, el Señor os hablará si es que os es útil seguirlo. Porque debéis tener en cuenta que si es verdad que Él no rechaza a nadie, tenemos en nosotros elementos que rechazan la luz. El que tiene muchos que no sólo está hartos de ellos –lo que no sería gran cosa porque Él es luz, y cuando uno quiere decididamente ser de los suyos, su luz penetra y vence las tinieblas- sino de amarlos como a nuestra propia carne, entonces en vano que se acerque a Él, a no ser que destruya todo lo antiguo para ser un nuevo ser. Meditad si tenéis la fuerza de tener un nuevo espíritu, un nuevo modo de pensar, un nuevo modo de querer. Orad para que podáis ver la verdad de vuestra vocación. Después si creéis venid. Y plegue al Altísimo que guio a Israel en el “paso”, que os guíe para caminar por las huellas del Cordero, fuera de los desiertos, a la tierra eterna, al reino de Dios” explica en nombre de todos sus compañeros. “¡No, no! ¡Al punto, al punto! Nadie hace lo que Él hace. Queremos seguirlo” dice la gente. Esteban sonríe, pero una sonrisa que puede interpretarse de muchos modos. Abre sus brazos y continúa: “¿Venís porque os dio pan sabroso y en abundancia? ¿Creéis que en lo futuro os dé solo esto? Promete a los que le siguen lo que es su herencia: dolores, persecuciones, el martirio. No les promete rosas, sino espinas; no caricias, sino bofetones; no pan sino piedras. Esto tendrán sus “ungidos”. Y esto digo sin cometer blasfemia, porque sus verdaderos fieles serán ungidos con el aceite santo hecho de su gracia y de sus sufrimientos: y nosotros seremos “ungidos” para ser víctimas en el altar y reyes en el cielo”. “¿Y luego? ¿Estás acaso celoso? Tú eres de Él. También nosotros queremos serlo. El Maestro es de todos”. “¡Muy bien! Os lo decía porque os amo y quiero que sepáis lo que significa ser “discípulos”, para que después no vayáis a ser desertores. ¡Vamos, pues, todos a esperarlo en su casa! Empieza el crepúsculo y el sábado ha empezado. Él viene a pasarlo aquí antes de que parta”. Se dirigen a la ciudad hablando. Muchos preguntan a Esteban, a Hermas que los ha alcanzado, quienes a los ojos de los israelitas, tienen una luz especial porque son discípulos predilectos de Gamaliel. Varios preguntan: “¿Qué dice Gamaliel de Él?”, otros: “¿Os ha mandado?” y otros: “¿No le ha pesado perderlos?”, o bien: “¿Qué dice el Maestro del gran rabí?” Con toda paciencia los dos responden: “Gamaliel habla de Jesús de Nazaret como el más grande hombre de Israel”. “¡Oh! ¿Más grande que Moisés?” preguntan escandalizados. “Él dice que Moisés es uno de los tantos precursores del Mesías, pero no más que su siervo”. “¿Entonces para Gamaliel Él es el Mesías? ¿Se expresa de este modo? Si así habla Gamaliel, la cosa es segura. ¡Él es el Mesías!” “No dice esto. Ni logra creerlo para desgracia suya. Dice que el Mesías está en la tierra, porque le habló hace muchos años. Él y el sabio Hilel. Espera la señal que aquel Mesías le prometió para poderlo reconocer” agrega Hermas. “Pero ¿cómo hizo para creer que aquel era el Mesías? ¿Qué pruebas dio? Soy tan viejo como Gamaliel, más nunca oí que se hubieran hecho prodigios cuales hace el Maestro. Si no se convence con estos milagros, ¿qué cosa más milagrosa pudo haber visto en aquel Mesías para haber creído?” “Lo vio ungido con la sabiduría de Dios. Así dice él” responde Hermas. “¿Entonces qué cosa es para Gamaliel éste?” “El más grande hombre. El Maestro y precursor de Israel. Cuando diga: “¡Es el Mesías! se salvará el alma sabia y recta de mi primer maestro” dice Esteban y concluye: “Yo ruego que se realice”. ”¿Si no cree que Él sea el Mesías, por qué os ha enviado?” “Quisimos venir. Nos permitió venir, pues dijo que era cosa buena”. “Tal vez para informarse y decirlo luego al Sanedrín” alguien insinúa. “¿Por qué hablas así? ¡Gamaliel es un hombre recto, no espía para nadie, ni mucho menos para los enemigos de un inocente!” grita Esteban, lleno de ira. “Pero tendrá sentido el perderos” añade otro. “¡Sí y no! Como alguien que nos quiere mucho, es cierto. Como un hombre recto, no. Él dijo: “Él vale más que yo, y es más joven. Por eso cuando cierre mis ojos, moriré en paz, sabiendo que pertenecéis al ‘Maestro de los maestros’””. “¿Y qué dice Jesús de Nazaret del gran rabí?” “¡Encomios*!” “¿No le tiene envidia?” “Dios no envidia a nadie” replica seriamente Hermas. “No os forméis juicios sacrílegos”. “¿Es entonces para vosotros Dios? ¿Estáis seguros?” Ambos responden: “Como de estar vivos en estos momentos”. (*encomio = alabanza encarecida). Esteban añade: “Y tratad de creer lo mismo si queréis poseer la verdadera vida”. Están nuevamente en la playa que se convierte en plaza. La atraviesan para ir a la casa. En el umbral está Jesús acariciando a los niños. Discípulos y curiosos se estrechan preguntando: “Maestro ¿cuándo llegaste?” “Hace unos momentos”. El rostro de Jesús conserva todavía la majestad, un poco extática, de quien ha orado mucho. “¿Estuviste en oración, Maestro?” pregunta Esteban en voz baja por reverencia e inclinándose. “Sí ¿por qué lo deduces, hijo mío?” pregunta Jesús poniéndoles sus manos sobre los cabellos oscuros, cual una dulce caricia. “De tu rostro de ángel. Soy un pobre hombre, pero es tan bello tu aspecto que en él pueden leerse las palpitaciones y acciones de tu espíritu” “También el tuyo es limpio. Eres uno de los que permanecen cual infantes”. “¿Qué cosa hay en mi cara, Señor?” “Ven aparte y te lo diré” y lo toma por la muñeca, y lo lleva a un corredor oscuro. “Caridad, fe, pureza, generosidad, sabiduría. Esto te lo ha dado Dios. Tú lo has cultivado y harás más. Conforme a tu nombre tienes la corona de oro puro y con una gran piedra preciosa que brilla en tu frente. En el oro y las piedras preciosas están escritas dos palabras: “predestinación” “primicia”. ¡Sé digno de tu suerte, Esteban! ¡Vete en paz con mi bendición!” Y le pone de nuevo su mano sobre los cabellos mientras Esteban se arrodilla, y se inclina para besarle los pies. Vuelven donde están los demás. “Esta gente ha venido a escucharte...” dice Felipe. “Aquí no se puede hablar. Vamos a la sinagoga. Yairo se pondrá contento”. Jesús va adelante, detrás cual cortejo, los demás. Saludan a Yairo, entran, y se da la orden de que no se cierren las puertas porque los que no puedan entrar, puedan oírlo desde la calle y plaza, que están al lado de la sinagoga. Jesús va a su lugar, en esta sinagoga amiga, donde por buena suerte no hay fariseos. Tal vez ya partieron con toda pompa a Jerusalén. Empieza a hablar. “En verdad os digo que me buscáis no para escucharme y por los milagros que habéis visto, sino por el pan que os di y con él os saciasteis sin haber gastado nada. Tres partes de vosotros me buscáis por esto, y por curiosidad, viniendo de todas partes de nuestra nación. En la búsqueda falta el espíritu sobrenatural, sigue dominando el espíritu humano con su curiosidad malsana, o con una imperfección infantil, no porque sea sencilla como la de los niños, sino como la de alguien tardo de inteligencia. Con la curiosidad están la sensualidad y el sentimiento viciado. La sensualidad que se esconde, sutil cual demonio de quien es hija, detrás de apariencias y con actos aparentemente buenos. El sentimiento viciado que es sólo una desviación morbosa del sentimiento y que como todo lo que es “enfermedad”, tiene necesidad, apetece drogas que no son el alimento sencillo, el pan bueno, el agua sana, el suave aceite, la primera leche que basta para vivir, y vivir bien. El sentimiento viciado anhela cosas extraordinarias para tomar fuerzas, para probar la satisfacción que agrada, la satisfacción enfermiza de los paralizados, que necesitan de drogas para probar sensaciones que lo engañen de tener todavía íntegros sus miembros. La sensualidad que quiere satisfacer sin trabajo alguno al paladar, y en este caso, con el pan que no se consiguió con el sudor de la frente, sino que Dios lo regaló. Los dones de Dios no son “costumbre”, sino algo extraordinario. No se les puede pretender, ni ser poderoso diciendo: “Dios me lo dará”. Está dicho: “Comerás el pan bañado con el sudor de tu frente”, esto es, el pan que se ha conseguido con el trabajo. Si Él que es misericordioso ha dicho: “Tengo compasión de esta multitud, que hace tres día me sigue, y no tiene qué comer y podrían desfallecer en el camino antes de llegar a Ippo, o a Gamala, o a otras ciudades” y proveyó, no por esto se ha dicho que se le siga por este motivo. Por algo más, que por un pedazo de pan, que se arrojará a la cloaca se me debe seguir. No por el alimento que llena el vientre, sino por el que alimenta el alma. Porque no sois solamente animales que mastiquen y rumien y engorden. ¡Sois almas! La carne es la vestidura, el ser es el alma. Esta permanece. La carne como un vestido, se deteriora, se acaba, y no merece que se le tenga en tanta consideración como si fuera algo vital. Tratad de procuraros lo que es menester, no lo contrario. Tratad de conseguiros no el alimento que se destruye, sino el que dura para la vida eterna, que el Hijo del hombre os dará, cada vez que lo queráis, pues Él tiene a su disposición todo cuanto viene de Dios y puede darlo. Él es el dueño y dueño magnánimo de los tesoros de Dios Padre que ha impreso en Él su sello para que los ojos honestos no sufran desilusión. Si tuviereis en vosotros la comida que no se destruye, podéis hacer obras de Dios, porque os habréis alimentado de su alimento”. Es un deber pues que vengáis a Mí para que tengáis aire y jugo de vida eterna. Este deber presupone fe en vosotros, pues si alguien no la tiene, no puede creer en mis palabras y si no cree no puede decirme: “Dame el pan verdadero”. Si no tiene el pan verdadero no puede realizar las obras de Dios, pues no tiene capacidad para ello. Por lo tanto para ser alimentados de Dios, para realizar sus obras es menester que realicéis las obras que son la base, y que se reducen a creer en El que Dios ha enviado”.

¡FIAT!

  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD

Visita Celestial Día 25:

“Hija mía, escúchame, no busques a otro si quieres todo en tu poder, y dame el contento de que pueda hacer de ti la verdadera hija mía y de la Divina Voluntad, y entonces Yo tomaré el empeño de formar el esponsalicio entre tú y el Fiat, y haciéndote de verdadera Madre, vincularé el esponsalicio con darte por dote la misma Vida de mi Hijo, y por don mi Maternidad y todas mis virtudes.”

¡FIAT!

  1. EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA

Vol. 14-40 (1-6) Julio 6, 1922

(1) Estaba pensando y acompañando a Jesús en la hora de la Pasión cuando fue ante la Divina Mamá para pedirle su santa bendición, y mi dulcísimo Jesús en mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, antes de mi Pasión quise bendecir a mi Mamá y ser bendecido por Ella, pero no fue únicamente a mi Mamá a quien bendije, sino a todas las criaturas, no sólo animadas sino también inanimadas; vi a las criaturas débiles, cubiertas de llagas, pobres, mi corazón tuvo un latido de dolor y de tierna compasión y dije: ‘¡Pobre humanidad, cómo estás decaída, quiero bendecirte a fin de que resurjas de tu decaimiento; mi bendición imprima en ti el triple sello de la potencia, de la sabiduría y del amor de las Tres Divinas Personas y te restituya la fuerza, te sane y te enriquezca, y para circundarte de defensas bendigo todas las cosas creadas por Mí, a fin de que las recibas bendecidas por Mí: te bendigo la luz, el aire, el agua, el fuego, el alimento, a fin de que quedes como abismada y cubierta con mis bendiciones, pero como tú no las merecías, por eso quise bendecir a mi Mamá, sirviéndome de Ella como canal para hacer llegar a ti mis bendiciones”. Y así como me correspondió mi Mamá con sus bendiciones, así quiero que las criaturas me correspondan con sus bendiciones; pero, ¡ay de Mí!, en vez de correspondencia de bendiciones, me corresponden con ofensas y maldiciones, por eso hija mía, entra en mi Querer, y poniéndote sobre todas las cosas creadas sella todas con las bendiciones que todos me deben, y trae a mi doliente y tierno corazón las bendiciones de todos”.

(3) Después de haber hecho esto, como para recompensarme me ha dicho:

(4) “Amada hija mía, te bendigo en modo especial, te bendigo el corazón, la mente, el movimiento, la palabra, el respiro, toda y todo te bendigo”.

(5) Después de esto he continuado con las demás horas de la Pasión, y mientras seguía la cena eucarística, mi dulce Jesús se movió en mi interior y con la punta de su dedo ha tocado fuerte en mi interior, tanto que lo he oído con mis oídos y he dicho entre mí: “¿Qué querrá Jesús que llama?” Y Él llamándome me ha dicho:

(6) “No bastaba tocar para hacerme oír, sino también llamarte para ser escuchado. Escucha hija mía, mientras instituía la cena Eucarística llamé a todos en torno a Mí, miré todas las generaciones, del primero al último hombre, para dar a todos mi Vida Sacramental, y no una vez, sino tantas veces por cuantas veces tiene necesidad del alimento corporal. Yo quería constituirme como alimento del alma, pero me encontré muy mal al ver que esta mi Vida Sacramental quedaba rodeada por desprecios, por descuidos y aun por muerte despiadada. Me sentí mal, sentí todas las congojas de la muerte de mi Vida Sacramental tan dolorosa y repetida; pero miré mejor, hice uso de la potencia de mi Querer y llamé en torno a Mí a las almas que habrían vivido en mi Querer, ¡oh, cómo me sentía feliz! Me sentía rodeado por estas almas a las cuales la potencia de mi Voluntad las tenía como abismadas, y que como centro de su vida estaba mi Querer; vi en ellas mi inmensidad y me encontré bien defendido por todas, y a ellas confié mi Vida Sacramental, la deposité en ellas para que no sólo me cuidaran sino que me correspondieran por cada hostia Consagrada con una vida de ellas, y esto sucede como connatural, porque mi Vida Sacramental está animada por mi Voluntad eterna, y la vida de estas almas tiene como centro de vida mi Querer, así que cuando se forma mi Vida Sacramental, mi Querer obrante en Mí obra en ellas y Yo siento su vida en mi Vida Sacramental, se multiplican Conmigo en cada una de las hostias, y Yo siento que me dan vida por vida. ¡Oh, cómo exulté al verte a ti como primera, que en modo especial te llamé a formar vida en mi Querer!

Hice en ti mi primer depósito de todas mis Vidas Sacramentales, te confié a la potencia y a la inmensidad del Querer Supremo, a fin de que te hicieran capaz de recibir este depósito, y desde entonces tú estabas presente a Mí y te constituí depositaria de mi Vida Sacramental, y en ti a todas las demás almas que habrían vivido en mi Querer. Te di el primado sobre todo, y con razón, porque mi Querer no está puesto por debajo de ninguno, aun sobre los apóstoles, sobre los sacerdotes, porque si bien ellos me Consagran pero no quedan vida junto Conmigo, más bien me dejan solo, olvidado, no teniendo cuidado de Mí; en cambio esas almas habrían sido vida en mi misma Vida, inseparables de Mí, por eso te Amo tanto, es a Mi Mismo Querer que Amo en ti”.

¡FIAT!


REPARACIÓN A JESÚS

LAS 24 HORASDE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

REFLEXIÓN DE LA CUARTA HORA CON EL LIBRO DE CIELO:

Vol. 15-12 Marzo 27, 1923:

“Habiendo recibido la comunión, mi dulce Jesús se ha hecho ver, y yo apenas lo he visto me he arrojado a sus pies para besarlos y estrecharme toda a Él. Y Jesús extendiéndome la mano me ha dicho: "Hija mía, ven entre mis brazos y hasta dentro de mi corazón, me he cubierto de los velos Eucarísticos para no infundir temor, he descendido en el abismo más profundo de las humillaciones en este Sacramento para elevar a la criatura hasta Mí, fundiéndola tanto en Mí de formar una sola cosa Conmigo, y con hacer correr mi sangre sacramental en sus venas constituirme vida de su latido, de su pensamiento y de todo su ser. Mi amor me devoraba y quería devorar a la criatura en mis llamas para hacerla renacer como otro Yo, por eso quise esconderme bajo estos velos eucarísticos, y así escondido entrar en ella para formar esta transformación de la criatura en Mí; pero para que suceda esta transformación se necesitaban las disposiciones por parte de las criaturas, y mi amor llegando al exceso, mientras instituía el Sacramento Eucarístico, así ponía fuera de dentro de mi Divinidad otras gracias, dones, favores, luz para bien del hombre, para volverlo digno de poderme recibir; podría decir que puse fuera tanto bien de sobrepasar los dones de la Creación, quise darle primero las gracias para recibirme, y después darme para darle el verdadero fruto de mi Vida Sacramental. Pero para preparar con estos dones a las almas, se necesita un poco de vacío de ellas mismas, de odio a la culpa, de deseo de recibirme; estos dones no descienden en la podredumbre, en el fango, por tanto sin mis dones no tienen las verdaderas disposiciones para recibirme, y Yo descendiendo en ellas no encuentro el vacío para comunicar mi Vida, estoy como muerto para ellas, y ellas muertas para Mí; Yo ardo y ellas no sienten mis llamas, soy luz y ellas quedan más cegadas. ¡Ay de Mí! cuántos dolores en mi Vida Sacramental, muchas por falta de disposiciones, no sintiendo nada de bien en el recibirme, llegan a nausearme, y si continúan recibiéndome es para formar mi continuo calvario y su eterna condenación, si no es el amor lo que las lleva a recibirme, es una afrenta de más que me hacen, es una culpa de más que agregan a sus almas. Por eso reza y repara por los tantos abusos y sacrilegios que se hacen al recibirme Sacramentado".

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.