Evangelio de Abril 1 de 2025

EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ “Al momento aquel hombre quedó sano”

Diana Patricia Cuartas Calderón

4/1/202511 min read

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Ezequiel 47,1-9.12:

Vi que manaba agua del lado derecho del templo, y habrá vida dondequiera que llegue la corriente.

  • Salmo 45:

El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 5,1-3.5-16:

En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS

LECTURAS DE LOS EVANGELIOS DEL REINO ☀️

  1. + EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado: 21 julio 1945:

El paralítico de la piscina de Betsaida:

“…Oigo también que Bartolomé pregunta a sus compañeros: “¿Qué habrá querido decir ese escriba con la frase “un rebaño de terneros destinado a una vulgar carnicería”?” “Se habrá referido a algún negocio suyo” responde Tomás. “No. Nos señaló. Lo vi bien. La segunda frase confirmó la primera. Sarcásticamente había dicho: “Dentro de poco el Cordero será trasquilado y luego al degüello””. “Yo también oí lo mismo” confirma Andrés. “¡Bien! Pero yo me muero de ansias por regresar y preguntar al compañero del escriba qué cosa sabe sobre Judas de Simón” dice Pedro. “Si no sabe nada. Esta vez Judas no está con nosotros, porque de veras está enfermo. Nosotros lo sabemos. Tal vez padeció mucho con el viaje. Nosotros somos gente fuerte. Él ha vivido aquí, cómodamente. Se cansa” dice Santiago de Alfeo. “Así es como tú dices, pero ese escriba dijo: “Falta en el grupo el camaleón”. ¿No es el camaleón el que cambia de color las veces que se le antoja?” pregunta Pedro. “Es como tú dices Simón, pero sin duda se han referido a sus vestidos siempre nuevos. A él le gustan. Está joven. Hay que comprenderlo…” aconseja Zelote. “También esto es verdad. Pero… ¡qué frases curiosas!” concluye Pedro. “Parece siempre como si nos amenazasen” dice Santiago de Zebedeo. “La verdad es que nosotros sabemos que nos amenazan, y vemos amenazas también si no hay alguna…” dice Judas Tadeo. “Y vemos faltas también donde no están” concluye Tomás. “Bueno. No por eso deja de haber sospecha… Quién sabe cómo esté hoy Judas. Entre tanto se la pasa bien en su paraíso con sus angelitos… También me gustaría a mí enfermarme para tener todas esas comodidades” dice Pedro, y Bartolomé le responde: “Esperamos que pronto se cure. Es necesario terminar el viaje porque los calores arrecian”. “¡Oh! A Judas no le faltan cuidados, y luego… si le faltasen, ya pensaría el Maestro” asegura Andrés. “Tenía mucha fiebre cuando lo dejamos. No se sabe cómo le llegó así…” dice Santiago de Zebedeo, y Mateo responde: “Como siempre viene, porque debe venir. Pero yo no sé nada. El Maestro no tiene ninguna preocupación por eso, si hubiese visto que se trataba de una cosa seria, no habría dejado el castillo de Juana”. Realmente Jesús no está nada preocupado. Va hablando con Marziam y Juan y va también repartiendo limosnas. Al niño le irá explicando muchas cosas, porque veo que le señala esto y aquello. Se dirige al extremo del muro del Templo que está en el ángulo noreste. Allí hay mucha gente que va también a un lugar con un gran pórtico, que está antes de la puerta que oigo que la llaman con el nombre de “Puerta del Rebaño”. “Esta es la probática, la piscina de Betsaida. Ahora tiene mucha agua. ¿Ves qué tranquila está? Dentro de poco verás que se mueve y que se levanta hasta llegar a aquella señal. ¿Lo ves? Ahora baja el ángel del Señor. El agua lo siente y lo venera a su modo. Él da órdenes al agua de curar a quien se echa en ella. ¿Ves cuánta gente? Pero muchos se distraen y no ven el primer movimiento del agua; o bien, los más fuertes, sin caridad, estorban a los más débiles. No se debe uno nunca distraer ante las Señales de Dios. Es menester siempre vigilar; porque nunca se sabe cuándo Dios Se Muestra o Manda Su ángel. Y nunca debe ser uno egoísta, ni siquiera por motivos de salud. Muchas veces, por estar discutiendo sobre a quién le toca primero, o quién tiene mayor necesidad, esos infelices pierden el Beneficio de la Venida angélica”. Jesús pacientemente explica a Marziam que lo mira con sus ojos bien abiertos, atentos, pero sin dejar de echar un ojo al agua. “¿Se puede ver al ángel? Me gustaría”. “Leví, un pastor de tu edad, lo vio. Mira bien tú y prepárate a alabarlo”. El niño no se distraer más. Sus ojos recorren el agua. No oye nada, no ve nada. Jesús entre tanto mira ese pequeño grupo de enfermos, ciegos, paralíticos que están esperando. También los apóstoles están observando atentamente. El sol juguetea con sus rayos de luz sobre el agua, y cual rey invade los cinco portales que rodean la piscina. “Mira, mira Marziam. “El agua sube, se mueve, ¡resplandece! ¡Qué luz! ¡El ángel!”… y el niño se arrodilla. De hecho al moverse el agua dentro del estanque, parece como si lo hiciese debido a algo que la levantase hasta el borde, y resplandece cual espejo frente al sol. Por un instante, un resplandor que ciega. Un cojo prontamente se echa al agua y poco después sale con la pierna curada, que antes estaba tullida con una gran cicatriz. Los demás se lamentan y pelean con el sanado, diciendo que él no estaba imposibilitado al trabajo, y que ellos sí. La riña continúa. Jesús da una mirada a su alrededor y ve a un paralítico en su camilla que llora en silencio. Se le acerca, se inclina, y le acaricia preguntándole: “¿Lloras?” “Sí. Nadie se acuerda de mí. Estoy aquí, estoy aquí. Todos se curan, menos yo. Hace treinta y ocho años que estoy acostado. He acabado con todo. Han muerto los míos, ahora soy un peso para un pariente mío lejano que me trae aquí en la mañana y me lleva en la tarde… pero ya está cansado de hacerlo. ¡Oh! ¡Quisiera morirme!” “No te desconsueles. Has tenido tanta paciencia y fe. Dios te escuchará”. “Lo espero… pero llegan momentos de desconsuelo. Tú eres bueno. Pero los otros… Quien se cura, por agradecimiento a Dios, podría estar aquí a ayudar a sus pobres hermanos…” “Debería hacerlo. Así es. Pero no tengas rencor. Ellos no piensan en esto. No es que tengan mala voluntad. Es la alegría de estar curados la que les hace ser egoístas. Perdónalos…” “Tú eres bueno. Tú no harías así. Yo me esfuerzo en arrastrarme con mis manos hasta allí, cuando el agua se mueve, pero siempre otros se me adelantan, y cerca del borde no se puede estar, me aplastarían; y aunque estuviese allí, ¿quién me cuidaría? Si te hubiese visto antes, te lo habría pedido…” “¿Quieres de veras curarte? Levántate, pues. ¡Toma tu camilla y camina!” Jesús se ha enderezado al dar la orden y parece como si al enderezarse, levantase también al paralítico, porque se pone en pie y luego da uno, dos, tres pasos, como si no oyese, detrás de Jesús que se va, y al ver que camina, da un grito que hace que todos se vuelvan a él. “Pero ¿quién eres? En nombre de Dios, ¡dímelo! ¿Tal vez el ángel del Señor?” Soy más que un ángel. Mi Nombre es Piedad. Vete en paz”. Todos se apiñan. Quieren ver. Quieren hablar. Quieren curarse. Acuden los guardias del Templo, que pienso también estaban encargados de la piscina, y hacen a un lado aquel vocerío con amenaza de castigos. El paralítico toma su camilla: dos barrotes con dos pequeñas ruedas y un pedazo de tela descosido en ellos. Contento se va, gritando detrás de Jesús: “Te volveré a ver. Jamás olvidaré ni tu nombre ni tu rostro”. Jesús, mezclándose entre la gente, se va en dirección contraria, hacia la muralla. Todavía no ha pasado el último pórtico, como empujados por un ventarrón, un grupo de judíos de las peores castas, lo buscan para decirle sus insolencias. Miran, escudriñan, pero no logran comprender bien de qué se trata. Jesús se va mientras estos, desilusionados, a instigación de los guardias, se lanzan contra el pobre y feliz curado y le dicen: “¿Por qué vas cargando eso? Es sábado, no te es lícito”. El hombre los mira y dice: “Yo no sé nada. Lo que sé es que quien me curó, me dijo: “Toma tu camilla y camina”. Esto es lo que sé”. “Se trata de un demonio porque te ordenó que violases el sábado. ¿Cómo era? ¿Quién era? ¿Judío? ¿Galileo? ¿Prosélito?” “No lo sé. Estaba aquí. Me vio llorar y se me acercó. Me habló. Me curó. Y se fue con un niño de la mano. Creo que es su hijo, porque edad tiene para haberlo tenido”. “¿Un niño? Entonces no es Él… ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿No se lo preguntaste? ¡No mientas!” “Me dijo que se llamaba Piedad”. “Eres un pedazo de alcornoque. Eso no es un nombre”. El hombre se encoge de hombros y se va.”

¡FIAT!

  1. + EL EVANGELIO DE NUESTRA MADRE CELESTIAL:

LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD: Visita del Día 27:

“…Pero Mi amado Hijo al verse rechazado por los grandes, por los doctos, no se detuvo, ni podía detenerse, su amor corría porque quería las almas. Entonces se rodeó de pobres, de afligidos, de enfermos, de cojos, de ciegos, de mudos y de tantos otros males que oprimían a las pobres criaturas, todos éstos, imágenes de los tantos males que había producido la voluntad humana en ellas. Y el Querido Jesús sanaba a todos, consolaba e instruía a todos, así que se convirtió en el Amigo, el Padre, el Médico, el Maestro de los pobres…”

¡FIAT!


3. + EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA: Vol. 29-36 (5-6) Septiembre 12, 1931

(5) Después de esto seguía rogando ante el Tabernáculo de Amor, y en mi interior decía para mí: “¿Qué haces Amor mío en esta Prisión de Amor?” Y Jesús todo Bondad me ha dicho:

(6) “Hija mía, ¿quieres saber qué hago? Hago mi jornada, tú debes saber que toda Mi Vida pasada acá abajo la encierro dentro de un día. Comienza Mi jornada al Concebir y Nacer, los velos de los accidentes Sacramentales Me sirven de fajas para mi infancia, y cuando por la ingratitud humana Me dejan solo y buscan ofenderme, hago Mi exilio, dejándome sólo la compañía de alguna alma amante, que como segunda Madre no se sabe separar de Mí, y Me hace fiel Compañía. Del exilio paso a Nazaret, haciendo Mi Vida oculta en Compañía de aquellos pocos buenos que Me rodean. Y siguiendo Mi Jornada, en cuanto las criaturas se acercan a Recibirme hago Mi Vida Pública, repitiendo Mis Escenas Evangélicas, dando a cada uno Mis Enseñanzas, las Ayudas, los Consuelos que le son necesarios, hago de Padre, de Maestro, de Médico, y si se necesita también de Juez; por tanto paso Mi Jornada Esperando a todos y Haciendo Bien a todos. Y ¡oh! cuántas veces Me Toca Quedarme Solo, sin un corazón que palpite cerca de Mí, siento un desierto a Mi alrededor y quedo Solo, Solo a Orar, siento la Soledad de Mis Días que Pasé en el desierto acá abajo, y ¡oh! ¡cómo Me Es Doloroso! Yo que Soy para todos Latido en cada corazón, que Celoso Estoy en Guardia de todos, Sentirme Aislado y Abandonado. Pero Mi Jornada no termina sólo con el Abandono, no hay día que almas ingratas no me ofendan y me reciban sacrílegamente, y me hacen terminar Mi Jornada con Mi Pasión y con Mi Muerte de Cruz. ¡Ah! la Muerte más despiadada que Recibo en este Sacramento de Amor es el sacrilegio. Así que en este Tabernáculo hago Mi Jornada al Cumplir todo lo que Hice en los treinta y tres años de Mi Vida Mortal. Y así como todo lo que Yo Hice y Hago, el primer objetivo, el primer Acto de Vida es la Voluntad de Mi Padre, que se Haga como en el Cielo así en la tierra, así en esta pequeña Hostia no hago otra cosa que Implorar que Una Sea Mi Voluntad con mis hijos; y te llamo a ti en esta Divina Voluntad en la cual encuentras toda Mi Vida en Acto, y tú siguiéndola, rumiándola y ofreciéndola, te Unes Conmigo en Mi Jornada Eucarística para Obtener que Mi Voluntad Se Conozca y Reine sobre la tierra. Y así también tú podrás decir: Hago mi Jornada Junto con Jesús”.

¡FIAT!

+ REPARACIÓN A JESÚS

LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO:

CUARTA HORA, 8 p.m. LA CENA EUCARÍSTICA:

«Hija Mía, Yo en esta Hostia trabajo desde la mañana hasta la noche Formando continuas Cadenas de Amor, a fin de que conforme las almas vienen a Mí, Yo las Hago encontrar pronta Mi Cadena de Amor para Encadenarlas a Mi Corazón; ¿pero sabes tú qué me hacen ellas a cambio? Muchas toman a mal estas Mis Cadenas, y por la fuerza se liberan de ellas y las hacen pedazos, y como estas Cadenas están Atadas a Mi Corazón, Yo Quedo Torturado y Doy en Delirio; al romper Mis Cadenas tiran al vacío Mi Trabajo que Hago en el Sacramento, y buscan las cadenas de las criaturas, y esto lo hacen aun en Mi Presencia, Sirviéndose de Mí para lograr sus intentos. Esto Me Da tanto Dolor que Me Da una fiebre tan violenta que Me Hace Desfallecer y Delirar». Prisionero de Amor, Tú Estás no sólo Aprisionado sino también Encadenado, y con Ansia Febril estás Esperando los corazones de las criaturas para Descender en ellos y Salir de Tu Prisión, y con las Cadenas que Te Ataban Encadenar sus almas a Tu Amor. Pero con sumo Dolor Ves que vienen ante Ti con un aire indiferente, sin premuras por Recibirte; otras de hecho no te Reciben; y otras, si te Reciben, sus corazones están atados por otros amores y llenos de vicios, como si fueras despreciable, y Tú, Vida mía, Estás obligado a Salir de estos corazones Encadenado como Entraste, porque no Te han Dado la Libertad de hacerse Atar, y han cambiado Tus Ansias en Llanto. Jesús mío, permíteme que enjugue Tus Lágrimas y Te Tranquilice el Llanto con mi amor, y para Repararte Te ofrezco las Ansias y Suspiros, los Deseos Ardientes que Te han Dado todos los Santos que han existido y existirán, los de Tu Mamá y el Mismo Amor del Padre y del Espíritu Santo, y yo haciendo Mío Este Amor, quiero ponerme a las puertas del Tabernáculo para Hacerte las Reparaciones y gritar detrás a las almas que quisieran recibirte para hacerte llorar, ‘Te Amo’, y tantas veces intento repetir estos Actos de Reparación, por cuantos Contentos Das a todos los Santos, y por cuantos Movimientos Contiene la Santísima Trinidad. Coronada Mamá, te beso el Corazón y te pido que custodies mis afectos, mis deseos, mis latidos, mis pensamientos, y que los pongas como lámparas a la puerta de los Tabernáculos para Cortejar a Jesús. ¡Cuánto te Compadezco, oh Jesús! Tu Amor es Puesto en aprietos, ¡ah! Te ruego, para Consolarte por las ofensas que Recibes y para Repararte por Tus Cadenas que son hechas pedazos, que Encadenes mi corazón con todas estas Cadenas para poder darte por todos mi Correspondencia de Amor.

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.