Evangelio de Abril 2 de 2025

EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ “Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere”

EVANGELIOS

Diana Patricia Cuartas

4/2/202516 min read

LECTURAS DEL DÍA:

  • Primera Lectura: Isaías 49,8-15:

Te he constituido alianza del pueblo, para restaurar el país

  • Salmo 144:

El Señor es clemente y misericordioso.

+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 5,17-30:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y Yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace Éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo Envió. Os lo aseguro: Quien escucha Mi Palabra y cree al que Me Envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por Mí mismo; según le oigo, juzgo, y Mi Juicio es justo, porque no busco Mi Voluntad, sino la Voluntad del que Me Envió”.

PALABRA DE DIOS

GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS

+ LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO ☀️

  1. EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:

El Evangelio como me ha sido Revelado: 21 julio, 1945

“Se acerca gente a oír la disputa.

Entre ellos hay quienes conocen a Jesús, otros que recibieron de Él un beneficio, y otros que lo ven por primera vez. Los apóstoles forman grupo con su Maestro. Marziam casi tiene miedo y pone cara como de querer llorar. Los judíos, mezcla de escribas, fariseos y saduceos, gritan en voz alta lo que les parece escándalo: “¡Tienes osadía! ¡Oh! ¡Se llama Hijo de Dios! ¡Sacrílego! ¡Dios es el que es y no tiene hijos! ¡Llamad a Gamaliel! ¡Llamad a Sadoc” Reunid a los rabíes para que oigan y le demuestren que está equivocado”. “No os espantéis. Llamadlos y os dirán, si es verdad, que sepan que Dios es Uno y Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo y que el Verbo, o sea el Hijo del Pensamiento, ha venido, según las profecías para salvar a Israel y al mundo del pecado. Yo Soy el Verbo. Soy el Mesías Predicho. No cometo por lo tanto ningún sacrilegio si al Padre lo llamo Padre. Estáis inquietos porque Hago milagros, y porque de este modo me atraigo las multitudes y las convenzo. Me acusáis de ser un demonio porque Obro Prodigios. Pero Belcebú anda por el mundo desde hace tantos siglos y en realidad, que no le han faltado adoradores devotos… ¿Por qué entonces no hace él lo que Hago Yo?” La gente cuchichea: “Es verdad, es verdad, nadie hace lo que Él Hace”. Jesús continúa: “Os lo Diré: la razón es que Yo Sé lo que él no sabe y Puedo lo que él no puede. Si Hago Obras de Dios es porque Soy Su Hijo. Por sí mismo uno no puede llegar a hacer lo que no ha visto., Yo el Hijo, no puedo hacer sino lo que he Visto que Hace el Padre, pues Soy Uno con Él por los siglos de los siglos, y tenemos igual naturaleza e igual poder. Todas las cosas que Hace el Padre, también las Hago Yo que Soy Su Hijo. Ni Belcebú, ni otros pueden hacer lo que Yo hago, porque Belcebú y los otros no saben lo que Yo sé. El Padre me ama a Mí, su Hijo, y me ama sin medida así como Yo le amo. Por eso me ha mostrado todo cuanto Hace, para que Yo haga todo lo que Él hace: Yo sobre la tierra, en este tiempo de gracia, Él en el Cielo, antes de que el tiempo existiese en la tierra. Y mostrará cosas mucho mayores para que las Haga y para que quedéis admirados. Su pensamiento es inagotable en el pensar. Yo lo imito siendo inagotable en cumplir lo que el Padre piensa y quiere con el pensamiento.

No comprendéis todavía cuanto El Amor Creó inagotablemente. Nosotros Somos El Amor. No hay limitaciones para Nosotros, ni existe cosa que no pueda aplicarse en los tres grados del hombre: el inferior, el superior, el espiritual. Pues así como el Padre, resucita los muertos y les devuelve la vida, de igual modo Yo, Hijo, puedo dar la vida a los que quiera, y también por el Amor Infinito, que el Padre Tiene por El Hijo, se Me ha Concedido no sólo Devolver la vida a la parte inferior, sino también a la superior, librando al pensamiento del hombre y su corazón de los errores mentales y de las malas pasiones, y a la parte espiritual al hacer que el espíritu se libere del pecado, porque el Padre no Juzga a nadie, sino que ha Dejado que el Hijo Juzgue, pues Él Es Quien con Su Sacrificio ha Comprado la humanidad para Redimirla; y esto lo Hace el Padre con Justicia, porque a quien le paga a Él con su moneda es justo que se le Dé, y para que todos Honren al Hijo como Honran al Padre. Tened en cuenta que si separáis al Padre del Hijo, o al Hijo del Padre, y no os acordáis del Amor, no amáis a Dios como se debe Amar: con Verdad y Sabiduría, más bien sois culpable de herejía porque dais culto a uno solo mientras Ellos son una admirable Trinidad. Por esto, quien no honra al Hijo es como si no honrase al Padre, porque el Padre, Dios no acepta que una parte suya sea adorada, sino que quiere que sea adorada su plenitud. Quien no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió por un pensamiento perfecto de amor. Niega pues, que Dios sepa hacer cosas justas. En verdad os digo que quien escucha mi palabra y cree en quien me ha enviado, tiene la vida eterna y no es amenazado con la condenación, sino que pasa de la muerte a la vida, porque creer en Dios y aceptar mi palabra quiere decir infundir en sí mismo la vida que no muere. Está llegando la hora, mejor dicho, para muchos ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y quien la sintiere resonar llena de vida en el fondo de su corazón, vivirá. “¿Qué dices tú, escriba?” “Digo que los muertos no oyen nada, y que eres un loco”. “El Cielo te persuadirá de que no es así, y que tu saber es nada respecto del de Dios.

Habéis en tal manera materializado las cosas sobrenaturales, que no ponéis en las palabras sino un significado inmediato y terrenal. Habéis enseñado el Haggada con fórmulas fijas que son vuestras sin esforzaos en comprender las alegrías en su verdad, y ahora en vuestro corazón, que está cansado de ser oprimido de una humanidad, siempre victoriosa sobre el espíritu, no creéis ni siquiera en lo que enseñáis. Y esta es la razón por la que no podéis luchar contra las fuerzas ocultas. La muerte de qué estoy hablando no es de la carne, sino la del espíritu. Vendrán quienes oirán Mi Palabra y la aceptarán en su corazón y la pondrán en práctica. Estos, aunque muertos en el alma, volverán a vivir, porque Mi Palabra es Vida que Se Infunde y la Puede Dar a quien Quiera Yo, porque en Mí es Perfección de Vida, pues así como el Padre tiene en Sí la Vida Perfecta, así también el Hijo Consiguió del Padre la Vida, en Sí Mismo, Perfecta, Completa, Eterna, Inexhausta y fácil de Transfundir. Con la Vida el Padre Me Dio el Poder de Juzgar, porque el Hijo del Padre Es el Hijo del hombre, y Puede y Debe Juzgar al hombre. No os maravilleis de esta primera Resurrección, la espiritual que llevo a cabo con Mi Palabra. Veréis cosas mayores, mayores para vuestros pensamientos lerdos, porque en Verdad os Digo que no hay cosa mayor que la Resurrección invisible pero Real de un espíritu. Pronto llega la hora en que hasta los sepulcros llegará la voz del Hijo de Dios, y los que se encuentran en ellos, la escucharán; y los que hicieron el bien, saldrán de ellos para ir a la Resurrección de la vida eterna, y los que hicieron el mal, a la resurrección de una condenación eterna. No digo que Haré y no Haré por Mí Mismo, por Mi Propia Voluntad, sino por Voluntad del Padre que Está Unido Conmigo. Yo Hablo y Juzgo según Escucho y porque no Busco Mi Voluntad, sino la del que Me Envió. Yo no Estoy separado del Padre. Yo estoy en Él y Él Está en Mí y Conozco Su Pensamiento y Mi Juicio es Recto, lo traduzco en Palabras y en Acciones. Lo que Yo Digo para Dar Testimonio de Mí Mismo no puede aceptarlo vuestro espíritu incrédulo que no quiere ver en más que a un hombre semejante a todos vosotros. Hay también otro que da testimonio de Mí, y a quien veneráis como gran profeta. Yo sé que su testimonio es verdadero. Decís que lo veneráis, pero no aceptáis su testimonio porque no se adapta a vuestro pensamiento que me es contrario. No aceptáis el testimonio del hombre justo, el del último profeta de Israel, porque en lo que no os agrada, decís que no es más que un hombre, y que puede equivocarse. Mandasteis preguntar a Juan, esperando que dijese de lo que deseabais, esto es, lo que pensáis de Mí, lo que queréis pensar. Pero Juan dio un testimonio verdadero y no pudisteis aceptarlo. Pues como el profeta dice que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, vosotros en lo secreto de vuestros corazones, ya que tenéis miedo a las multitudes, decís que el Profeta es un loco como lo es el Cristo. Yo no recibo el testimonio del hombre, aun cuando sea el más santo de Israel. Yo os digo: Él Era la Lámpara que Ardía e Iluminaba y vosotros quisisteis por un poco de tiempo gozar de Su Luz. Cuando esta Luz Se Proyectó sobre Mí, para Daros a Conocer el Cristo por lo que Es, permitisteis que la lámpara fuese puesta bajo el almud, y antes de esto levantasteis entre ella y vosotros un muro, para no ver en Su Luz al Cristo del Señor. Agradezco a Juan el que haya dado testimonio de Mí, y también Se lo Agradece el Padre. Juan recibirá un gran premio por este testimonio, brillando en el Cielo como el primer sol entre todos los hombres, que también brillarán, porque fueron fieles a la verdad, y tuvieron hambre de justicia. Sin embargo, Yo Tengo un Testimonio Mayor que el de Juan, y son Mis Obras, porque las que el Padre Me Encomendó que Llevase a Cabo, las Hago, y ellas dan Testimonio de que el Padre Me Envió al Darme todo Poder. Y así Es el Padre Mismo Quien Me Envió, Quien Da Testimonio a Mi Favor. Jamás habéis oído Su Voz, ni visto Su Rostro. Yo lo he visto y lo estoy viendo, y lo he oído y lo estoy oyendo. En vosotros Su Palabra no permanece, porque no Creéis en El que Él envió. Investigáis las Escrituras porque creéis obtener por su conocimiento la vida eterna, y ¿no caéis en la cuenta que son exactamente ellas las que hablan de Mí? Y ¿por qué entonces seguís en vuestra resolución de no acercaros a para tener la vida? Os lo Diré: porque cuando una cosa es contraría a vuestras ideas inveteradas, la rechazáis. Os falta humildad. No podéis llegar a decir: “Me he equivocado. Este o aquel libro dice lo cierto y yo me encuentro en error”. Así hicisteis con Juan, así con las Escrituras, así con el Verbo que os está hablando. No podéis ver ni entender porque estáis envueltos de SOBERBIA y aturdidos con vuestras voces. ¿Creéis que os hablo así porque tengo deseos de que me glorifiquéis? No, tenedlo en cuenta. Yo no busco y no acepto la gloria de los hombres. Lo que Busco y Quiero es vuestra salvación eterna. Esta es la Gloria que Busco. Mi Gloria de Salvador no puede existir si no tengo a los que Salve, que aumenta tanto más cuanto más aumente el número de los salvados, Gloria que Me darán los espíritus, y el Padre y el Espíritu Purísimo. Pero vosotros no os salvaréis. Os conozco por lo que sois. No tenéis en vosotros El amor de Dios. Estáis sin amor, y por esto no venís al Amor que os Habla, y no entraréis en el Reino del Amor. Allí sois unos desconocidos. El Padre no os Conoce porque no Me conocéis a Mí que Estoy en el Padre. No me queréis conocer. Vine en nombre de Mi Padre y no Me recibís, pero estáis prontos a recibir a cualquiera que venga en nombre propio, con tal de que diga lo que os agrada. ¿Decís que sois espíritus de fe? No. No lo sois. ¿Cómo podéis creer vosotros que mendigáis la gloria entre vosotros mismos, y no buscáis la Gloria de los Cielos que Procede de Dios? La Gloria que Es Verdad, y no juego de intereses que se quedan en la tierra y que brindan solo sus caricias a la humanidad viciosa de los desgraciados hijos de Adán. No os acusaré ante el Padre, ni os lo imaginéis. Hay quien os acuse. Moisés en quien esperáis, os echará en cara el que no hayas creído en Mí, porque él escribió de Mí y no me reconocéis en lo que él dejó escrito de Mí. Vosotros no creéis en las palabras de Moisés que es el gran personaje por el que juráis. ¿Cómo podéis creer entonces a las Mías, a las del Hijo del Hombre, en las que no tenéis fe? Humanamente hablando es lógico. Pero aquí estamos en el Campo del espíritu, y se trata de vuestras almas. Dios las contempla a la Luz de Mis Obras y compara las acciones vuestras con lo que Enseño y os Juzga. Yo me voy. Por mucho tiempo no me volveréis a encontrar, y tened en cuenta que no es un triunfo, sino un castigo. Vámonos”. Jesús se abre paso por entre la multitud de entre la que algunos permanecen mudos, y otros dan su aprobación en voz baja por temor a los fariseos. La multitud poco a poco se retira”.

¡FIAT!

+ EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA: Vol. 12-18 (2) Agosto 14, 1917

(2) “Hija Mía, Yo no hacía otra cosa que Darme en Poder de la Voluntad del Padre, si Pensaba, Pensaba en la Mente del Padre; si Hablaba, Hablaba en la Boca y con la lengua del Padre; si obraba, obraba en las manos del Padre; también el respiro respiraba en Él, y todo lo que hacía iba ordenado como Él quería. Así que podía decir que Mi Vida la desarrollaba en el Padre, y Yo Era el Portador del Padre, porque todo Encerré en Su Querer y nada Hacía por Mí, Mi punto principal era la Voluntad del Padre, porque Yo no ponía atención a Mí mismo, ni por las ofensas que Me hacían Interrumpía Mi Curso, sino que siempre Volaba más a Mi Centro, y Mi Vida Natural Terminó cuando en todo Cumplí la Voluntad del Padre. Así tú hija mía, si te das en Poder de Mi Voluntad, no tendrás más pensamiento de nada, Mi Misma Privación que tanto te atormenta y te consume, corriendo en Mi Voluntad encontrará el sostén, Mis Besos Escondidos, Mi Vida en ti Vestida de ti, en tu mismo latido sentirás el Mío, Ardiente y Doliente, y si no Me ves, Me sientes, Mis Brazos te Estrechan, y ¿cuántas veces no sientes Mi Movimiento, Mi Aliento Refrescante que calma tus ardores? Tú sientes todo esto, y cuando haces por ver Quién te ha Estrechado, Quién te ha Dado Su Aliento, y no Me ves, Yo te Sonrío y te Beso con los Besos de Mi Querer y Me Escondo más en ti, para Sorprenderte de nuevo y para Darte un Avance de más en Mi Voluntad. Por eso no me amargues con afligirte, sino déjame hacer, el vuelo de mi Querer no se detenga jamás en ti, de otra manera obstaculizarías Mi Vida en ti, mientras que con el vivir de Mi Querer, Yo no Encuentro impedimento y Hago Crecer y Desarrollo Mi Vida como Quiero”.

¡FIAT!

+ REPARACIÓN A JESÚS,

LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO: MEDITACIÓN CON LA HORA 17 DE LA PASIÓN: LA CORONACIÓN DE ESPINAS. 9 a.m.

“Pero mientras digo esto, mi Jesús me llama con Su Mirada de Amor y yo corro, me abrazo a su corazón y trato de sostener su cabeza. ¡Oh, cómo es bello estar con Jesús, aun en medio de mil tormentos! Y Él me dice:

«Hija mía, estas espinas dicen que Quiero Ser Constituido Rey de cada corazón; a Mí Me Corresponde todo Dominio; tú toma estas espinas y pincha tu corazón y haz salir de él todo lo que a Mí no pertenece y deja las espinas dentro de tu corazón como señal de que Yo Soy tu Rey y para Impedir que ninguna otra cosa entre en ti. Después gira por todos los corazones, y pinchándolos haz salir de ellos todos los humos de soberbia, la podredumbre que contienen, y constitúyeme Rey de todos». Amor mío, el corazón se me oprime al dejarte, por eso te ruego que ensordezcas mis oídos con Tus espinas para que sólo pueda oír tu voz; que me cubras los ojos con Tus espinas para poder mirarte sólo a Ti; que me llenes con tus espinas la boca, de modo que mi lengua quede muda a todo lo que pudiera ofenderte, y tenga libre la lengua para alabarte y bendecirte en todo. Oh mi Rey Jesús, circúndame de espinas, y estas espinas me custodien, me defiendan y me tengan toda atenta a Ti. Y ahora quiero limpiarte la sangre y besarte, porque veo que tus enemigos te conducen a Pilatos, el cual te condenará a muerte. Amor mío, ayúdame a continuar Tu Dolorosa Vida y Bendíceme.

Jesús de nuevo ante Pilatos Mi coronado Jesús, mi pobre corazón herido por Tu Amor y traspasado por tus penas no puede vivir sin Ti, por eso te busco y te Encuentro nuevamente ante Pilatos. ¡Pero qué espectáculo conmovedor! ¡Los Cielos se horrorizan y el infierno tiembla de espanto y de rabia! Vida de mi corazón, mi mirada no puede soportar el mirarte sin sentirme morir; pero la Fuerza Raptora de Tu Amor me Obliga a Mirarte para hacerme comprender bien tus penas; y yo entre lágrimas y suspiros te Contemplo. Mi Jesús, estás desnudo, y en vez de vestidos te Veo Vestido de Sangre, las Carnes Abiertas y Destrozadas, los Huesos al descubierto, Tu Santísimo Rostro irreconocible; las espinas clavadas en Tu Santísima Cabeza te llegan a los ojos, al Rostro, y yo no veo más que Sangre, que corriendo hasta la tierra forma un Arroyo Sanguinolento bajo Tus Pies. ¡Mi Jesús, no te Reconozco más por como Has Quedado Reducido! ¡Tu estado ha llegado a los excesos más profundos de las Humillaciones y de los Dolores! ¡Ah, no puedo soportar tu Visión tan Dolorosa! Me siento morir, quisiera arrebatarte de la presencia de Pilatos para Encerrarte en mi corazón y darte Descanso; quisiera sanar Tus Llagas con mi amor, y con Tu Sangre quisiera Inundar todo el mundo para Encerrar en Ella a todas las almas y conducirlas a Ti como conquista de Tus Penas. Y Tú, oh paciente Jesús, a duras penas parece que me miras por entre las espinas y me Dices: «Hija Mía, ven entre Mis Atados Brazos, apoya tu cabeza sobre Mi Corazón y verás dolores más intensos y acerbos, porque lo que ves por fuera de Mi Humanidad no es otra cosa que el Desahogo de Mis Penas Interiores. Pon atención a los Latidos de Mi Corazón y oirás que Reparo las injusticias de los que mandan, la opresión de los pobres, de los inocentes pospuestos a los culpables, LA SOBERBIA de aquellos que para conservar las dignidades, los cargos, las riquezas, no dudan en romper cualquier ley y en hacer mal al prójimo, cerrando los ojos a la luz de la verdad. Con estas espinas quiero romper el espíritu de soberbia de “sus señorías”, y con las heridas que forman en Mi Cabeza Quiero Abrirme Camino en sus mentes, para Reordenar en ellas todas las cosas según la Luz de la Verdad. Con estar así Humillado ante este injusto juez, Quiero Hacer Comprender a todos que solamente la virtud es la que constituye al hombre rey de sí mismo, y Enseño a quien manda, que solamente la virtud, unida al recto saber, es la única digna y capaz de gobernar y regir a los demás, mientras que todas las otras dignidades, sin la virtud, son cosas peligrosas y deplorables.

Hija Mía, haz eco a Mis Reparaciones y sigue poniendo atención a Mis Penas». Amor mío, veo que Pilatos, al Verte tan malamente reducido, se siente estremecer y todo impresionado exclama: «¿Será posible tanta crueldad en los corazones humanos? ¡Ah, no era esta mi voluntad al condenarlo a los azotes!» Y queriendo liberarte de las manos de tus enemigos, para poder encontrar razones más convenientes, todo hastiado y apartando la mirada, porque no puede sostener Tu Visión demasiado dolorosa, vuelve a interrogarte: «Pero dime, ¿qué has hecho? Tu gente te ha entregado en mis manos, dime, ¿Tú eres rey? ¿Cuál es Tu Reino?» A las preguntas apresuradas de Pilatos, Tú, oh mi Jesús, no respondes, y Ensimismado en Ti Mismo piensas en Salvar mi pobre alma a costa de tantas penas. Y Pilatos, porque no respondes, añade: «¿No sabes que está en mi poder el liberarte o el condenarte?» (Jn 19, 10) Pero Tú, oh amor mío, queriendo hacer resplandecer en la mente de Pilatos la luz de la verdad le respondes: «No tendrías ningún poder sobre Mí si no te viniera de lo alto, pero aquellos que me han entregado en tus manos han cometido un pecado más grave que el tuyo». (Jn 19, 11)

GLORIA PATRI

ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO

SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER

ET IN SAECULA SAECULORUM

AMEN.