Evangelio de Abril 4 de 2025
EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ☀️ “Intentaban agarrarlo, pero todavía no había llegado su hora”
EVANGELIOS
Diana Patricia Cuartas Calderón
4/4/202513 min read


LECTURAS DEL DÍA:
- Primera Lectura:
Sabiduría 2,1a.12-22:
Lo condenaremos a muerte ignominiosa.
- Salmo 33:
El Señor está cerca de los atribulados.
+ SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
7,1-2.10.25-30:
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: "A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
PALABRA DE DIOS
GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
LECTURA DE LOS EVANGELIOS DEL REINO ☀️
1. +EL POEMA DEL HOMBRE DIOS:
El Evangelio como me ha sido Revelado: 30 julio, 1946: “¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías?”
“Maestro, ya soy viejo, pero recuerdo lo que fue la gloria de otros tiempos. Como nombre de héroe arrojado a la carroña, así es el nombre de Herodes llevado por degenerados descendientes que envilecen nuestro pueblo. Es la hora en que se repita la hazaña que tantas veces ha realizado Israel cuando indignos monarcas se sentaban sobre los dolores del pueblo. Tú eres el único digno de realizarla”. Jesús no dice nada. “Maestro, ¿crees que podamos dudar de ello? Hemos escudriñado las Escrituras. Tú eres ese. Tú debes reinar” dice el escriba. “Debes ser rey y sacerdote. El nuevo Nehemías, mayor que él, debe venir a purificar. El altar es profanado. Que el celo del Altísimo te espolee” dice un sacerdote. “Muchos de los nuestros, de los que temen Tu sabio reinado, te ha atacado. Pero el pueblo está contigo y los mejores de los nuestros con él. Tenemos necesidad de un sabio”. “Necesitamos de un hombre puro”. “De un verdadero rey”. “De un santo”. “De un Redentor. Cada vez más somos esclavos de todo y de todos. ¡Defiéndenos, Señor!” “Se nos pisotea en el mundo, porque no obstante nuestro número y riquezas, somos como ovejas sin pastor. Lanza el viejo grito de: “¡Israel, a tus tiendas!” y de todas las partes de la Diáspora, como leva, se levantarán tus súbditos, derribando los vacilantes tronos de los poderosos que Dios no ama”. Jesús sigue callado. Es el único que conserva su serenidad, como si no se tratase de Él, en medio de unos cuarenta energúmenos, cuyos argumentos apenas si puedo entender una décima parte, porque todos hablan al mismo tiempo produciendo una algarabía de plaza. Jesús conserva su actitud tranquila y su silencio. Todos gritan: “¡Di algo! ¡Responde!” Jesús se pone de pie lentamente, apoyando sus manos sobre el extremo de la mesa. Un profundo silencio reina. Siente que todos los ojos están en Él. Abre su boca y los otros también, como para respirar su respuesta, y esta es grave, pero clara: “NO”. “¡Cómo! Pero, ¡cómo! ¡Nos traicionas! ¿Traicionas a tu pueblo? ¡Reniega de tu misión! ¡Rechaza las órdenes de Dios!…” Una gritería. Un tumulto. Caras que se tiñen de carmesí, ojos rojizos de sangre, puños casi amenazadores… Más que amigos, parecen enemigos. Pero así es: cuando una idea política se apodera de los corazones, aun los más serenos parecen fieras contra quien se opone a ella. Al tumulto sucede un silencio extraño. Parece como que agotadas las fuerzas, todos se sienten exhaustos, derrotados. Se miran con ojos interrogadores, tristes… y hasta intranquilos…Jesús mira a todos. Dice: “Sabía que para esto me queríais tener aquí. Sabía la inutilidad de vuestro plan. Cusa puede decírnoslo que se lo dije en Tariquea. Vine para mostraros que no temo ninguna asechanza porque no es la hora. Y no tendré miedo cuando llegue, porque para esto he venido. Y vine para persuadiros. Muchos de entre vosotros estáis de buena fe. Debo corregir el error en que habéis caído de buena fe. ¿Veis? No os reprendo. No reprendo a ninguno, ni siquiera a los que por ser mis fieles discípulos deberían saber controlar rectamente sus pasiones. No te reprendo a ti buen Timoneo; pero te digo que en el fondo de tu amor que quiere verme honrado, existe todavía tu ‘yo’ que se excita, y que sueña con tiempos mejores en que pueda ver castigados a los que te hicieron sufrir. No te reprocho nada Mannaén, aun cuando has dado muestras de haber olvidado la sabiduría y los ejemplos espirituales que te di, y antes de Mí el Bautista; pero debo decirte que también en ti hay una raíz de egoísmo humano que se levanta tras la hoguera del amor que por Mí sientes. No te reprocho nada. Eleázar, hombre justo, incluso por la pobre anciana que quedó contigo, siempre justo y ya no justo; y no te reprocho nada, Cusa, aunque debería hacerlo por más que en todos los que me queréis en buena fe como rey, existe vigoroso tu YO. Quieres que sea Yo rey. No me ponen ninguna trampa al decirlo, ni lo haces para denunciarme ante el Sanedrín, ante el rey y ante Roma. Pero más que amor –y tú estás persuadido de que todo sea amor y no es verdad- lo haces para vengarte de las ofensas que en la corte has recibido. Soy tu huésped. Debería guardar silencio acerca de tus sentimientos, pero Yo soy la Verdad en todas las cosas. Y hablo. Por tu bien. Lo mismo digo a ti, Joaquín de Bozra; y a ti, Juan escriba; y también de ti, de ti, de ti”. Señala a éste, a aquel sin rencor, pero con tristeza… y continúa: “No os reprocho nada. Porque sé que espontáneamente no queréis esto. Es el Adversario quien trabaja y vosotros… vosotros sin saberlo sois juguetes en sus manos. También se aprovecha del amor, de nuestro amor. Timoneo, Mannaén, Joaquín; del vuestro, vosotros que realmente me Amáis; de vuestro respeto que sentís por Mí, vosotros que en Mí veis al Rabí perfecto; aun de esto -el Maldito- se aprovecha para dañar y dañarme. Pero Yo digo a vosotros, como a quien os incita a los planes peores hasta convertirse en traición y crimen: No. Mi Reino no es de este mundo. Venid a Mí para que establezca Mi Reino en vosotros, y no otra cosa. Ahora dejadme ir”. “No, Señor. Estamos completamente resueltos. Hemos puesto ya en juego riquezas, preparado planes, decididos a salir de esta incertidumbre que tiene inquieto a Israel, y de lo que se aprovechan otros para causar daño a Israel. Se te sigue por todas partes con mala intención. Es verdad. Tienes enemigos aun dentro del mismo Templo. Yo que soy uno de los ancianos, no lo niego. Para poner fin a todo esto, he aquí lo que hay qué hacer: ungirte. Y nosotros estamos preparados para hacerlo. No es la primera vez que en Israel se proclama así a alguien como a rey para acabar con las desgracias nacionales y discordias. Aquí está alguien que puede hacerlo en nombre de Dios. Permítenos hacerlo” dice uno de los sacerdotes. “No. No os es lícito. No tenéis autoridad para ello”. “El Sumo Sacerdote es el primero que lo quiere, aunque no esté presente. No puede permitir más la situación actual de dominio romano y de los escándalos de la corte”. “No mientas, sacerdote. En tus labios la blasfemia es dos veces más reprobable. Tal vez no lo sabes y eres engañado, pero en el Templo, esto no se desea”. “¿Crees, pues que es un engaño nuestra afirmación?” “Sí. Si no de todos vosotros, sí de la mayoría. No mintáis. Yo soy la Luz e ilumino los corazones…” “Puedes fiarte de nosotros” gritan los herodianos. “Nosotros no amamos ni a Herodes, ni a ningún otro”. “No. Os amáis a vosotros solos. Es verdad. Y no podéis amarme. Os serviría de leva para derrocar el trono, y dejar expedito el camino para un poder más fuerte, y para imponer sobre el pueblo una opresión mayor. Caería Yo en engaño, lo mismo que el pueblo y vosotros mismos. Roma aplastaría a todos, después de que vosotros lo hubierais sido”. “Señor, entre las colonias de la Diáspora hay muchos hombres prontos a levantarse… y nuestras posesiones son para ello” dicen los prosélitos. “Y las mías, y todo el apoyo de la Auranítide y Traconítide” grita el de Bozra. “Sé lo que te digo. Nuestros montes pueden mantener un ejército, fuera de todo peligro, para lanzarlo después como bandada de águilas a tu servicio”. “También la Perea”. “También la Gaulanítide”. “¡El valle del Gahas está contigo!” “Y contigo las riberas del Mar Salado con los nómadas que nos creen dioses, si consientes en unirte con nosotros” grita el esenio y continúa con una monserga de exaltado que se pierde en la gritería.“
Los montañeses de la Judea son de la raza de fuertes reyes”. “Y los de la Alta Galilea son héroes del temple de Débora. También las mujeres, también los niños son héroes”. “¿Crees que seamos pocos? Somos ejércitos y ejércitos. Todo el pueblo está contigo. Tú eres rey de la estirpe de David, el Mesías. Este es el grito que se oye en los labios de los sabios y de los ignorantes, porque este es el grito de los corazones… Tus milagros… tus palabras… las señales…” (Una confusión que no logro seguir). Jesús, cual roca firme ente un huracán, ni se mueve, ni reacciona. Está impasible. Y la vorágine de súplicas, insistencias, razones, continúa. “¡Nos destruyes! ¿Por qué quieres nuestra ruina? ¿Quieres hacerlo por Ti solo? No puedes. Matías Macabeo no rechazó la ayuda de los Asideos y Judas libertó a Israel con su ayuda… ¡Acepta!”(De cuando en cuando todos dicen esta única palabra). Jesús no cede. Uno de los Ancianos, y lo es también en edad, parlotea con un sacerdote y un escriba, más viejo que él. Se abren paso. Imponen silencio. Habla el viejo escriba que llamó la atención a Eleázar y a los dos escribas de nombre Juan: “Señor, ¿por qué no quieres ceñir la corona de Israel?” “Porque no es mía. No soy hijo de príncipe hebreo”. “Señor, tal vez no lo sabes. Un día éste y éste y otro fuimos convocados, porque tres Sabios llegaron preguntando dónde estaba el que había nacido como Rey de los hebreos. ¿Comprendes? “El rey nacido”. Herodes para poder responder nos convocó a nosotros, a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo. Con nosotros estaba Hilel el Justo. Nuestra respuesta fue: “En Belén de Judá”. Nos consta que naciste allí y que grandes señales acompañaron tu nacimiento. Algunos de tus discípulos son testigos de esto. ¿Puedes negar que los tres Sabios te adoraron como Rey?” “No lo niego”. “¿Puedes negar que el milagro te precede y que te acompaña y que te sigue como señal del cielo?” “No lo niego”. “¿Puedes negar que eres el Mesías prometido?” “No”. “Entonces en nombre del Dios vivo ¿por qué quieres defraudar las esperanzas de un pueblo?” “Yo he venido a realizar las esperanzas de Dios”. “¿Cuáles?” “Las de la Redención del mundo, del establecimiento del Reino de Dios. Mi Reino no es de este mundo. Dejad en su lugar vuestras riquezas, dejad las armas. Abrid los ojos y el corazón para leer la Escrituras y los Profetas, y para acoger Mi Verdad, y tendréis el Reino de Dios en vosotros”. “No. Las Escrituras hablan de un Rey Libertador”. “De la esclavitud satánica, del pecado, del error, de la carne, del gentilismo, de la idolatría. ¿Qué os hizo Satanás, hebreos, pueblo sabio, para haceros caer hasta tal punto en error acerca de las verdades proféticas? ¿Qué os hacen hebreos, hermanos Míos, para haceros de tal manera ciegos? ¿Qué os hace, discípulos Míos, para que ni siquiera vosotros comprendáis nada? La mayor desgracia de un pueblo y de un creyente es el de caer en una falsa interpretación de las señales. Y aquí es donde se verifica esa desgracia. Intereses personales, prejuicios, arrebatos, amor patrio mal entendido, todo esto sirve para que se abra el abismo… el abismo del error en que un pueblo desconociendo a su Rey perecerá”.
¡FIAT!
2. EL EVANGELIO DEL NUESTRA MADRE CELESTIAL:
LA REINA DEL CIELO EN EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD:
Visita Celestial, Día 27:
“Hija Mía, se puede decir que fueron los pobres pastores los que con sus visitas lo Recibieron al Nacer, y son los pobres los que lo Siguieron en los últimos años de Su Vida acá abajo, hasta Su Muerte, porque los pobres, los ignorantes, son más simples, menos apegados a su juicio y por eso son los más favorecidos, los más benditos y los más predilectos de Mi Querido Hijo, tanto, que Escogió a pobres pescadores por Apóstoles, como Columnas de la Iglesia futura. Ahora hija Amadísima, si te Quisiera decir lo que Obró y Sufrimos Mi Hijo y Yo en estos tres años de Su Vida Pública, me extendería demasiado. Lo que te recomiendo es que en todo lo que puedas hacer y sufrir, tu primer acto y el último sea el Fiat Divino. En el Fiat Nos Separamos con Mi Hijo, y el Fiat Me Dio la Fuerza de Hacer el Sacrificio. Así encontrarás la Fuerza para todo, incluso en las penas que te cuestan la vida, si todo lo encierras en el Eterno Fiat. Por eso Dame tu palabra que te harás encontrar siempre en la Divina Voluntad. Así también tú sentirás la inseparabilidad de Mí y de nuestro Sumo Bien Jesús.
¡FIAT!
3. + EL EVANGELIO DEL REINO DE LA VOLUNTAD DIVINA:
Vol. 1-2 Septiembre 14, 1899
“Entonces la voz interior seguía: “Hija Mía, no te alejes de Mí, no Me Dejes solo, Mi Amor Quiere Compañía, este es otro Exceso de Mi Amor el no Querer Estar Solo. ¿Pero sabes tú de quién Quiere esta compañía? De la criatura. Mira, en el Seno de Mi Mamá, Conmigo están todas las criaturas concebidas junto Conmigo. Yo estoy con ellas todo amor,
Quiero Decirles cuánto las Amo, Quiero Hablar con ellas para Decirles Mis Alegrías y Mis Dolores, para Decirles que he Venido en medio de ellas para Hacerlas felices, para Consolarlas, y que Estaré en medio de ellas como Su Hermanito Dando a cada una todos Mis Bienes, Mi Reino, a costa de Mi Muerte. Quiero Darles Mis Besos, Mis Caricias; Quiero Entretenerme con ellas, pero, ay, cuántos Dolores me Dan, quién me huye, quién se hace la sorda y Me Reduce al Silencio, quién desprecia Mis Bienes y no se preocupan de Mi Reino y Corresponden Mis Besos y Caricias con el descuido y el olvido de Mí, y Mi Entretenimiento lo convierten en amargo llanto. ¡Oh, cómo Estoy Solo, a pesar de Estar en medio de tantos! ¡Oh, cómo me pesa Mi soledad! no Tengo a quien decir una palabra, con quien Hacer un desahogo de amor; Estoy siempre Triste y Taciturno, porque si Hablo NO SOY ESCUCHADO. ¡Ah, hija Mía, te Pido, te Suplico que no me Dejes Solo en tanta soledad! dame el bien de Hacerme Hablar con Escucharme, presta oídos a Mis Enseñanzas, Yo Soy el Maestro de los maestros. Cuántas cosas Quiero Enseñarte. Si me Escuchas me Harás Dejar de Llorar y me Entretendré contigo, ¿no quieres tú entretenerte Conmigo?”.
¡FIAT!
REPARACIÓN A JESÚS
LAS 24 HORAS DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO:
QUINTA HORA con EL LIBRO DE CIELO, Vol. 17-21 Octubre 30, 1924:
“Las penas del amor son las más amargas, las más crueles, más dolorosas que las penas de la misma Pasión. …Después de esto, con el pensamiento me he puesto junto a mi Jesús en el huerto de Getsemaní, y le pedía que me hiciera penetrar en aquel Amor con el cual tanto me Amó, y mi Jesús, moviéndose de nuevo en el fondo de mi interior me ha Dicho: “Hija Mía, entra en Mi Amor, no salgas jamás, corre junto a Él, o detente en Mi Mismo Amor para comprender bien cuánto he Amado a la criatura, todo es Amor en Mí hacia ella. La Divinidad al Crear a esta criatura se Propuso Amarla siempre, así que en cada cosa de dentro y fuera de ella, debía correr hacia ella con un Continuo e Incesante Nuevo Acto de Amor. Por lo tanto, Puedo Decir que en cada pensamiento, mirada, palabra, respiro, latido, y en todo lo demás de la criatura, corre un Acto de Amor Eterno. Pero si la Divinidad se Propuso el Amarla siempre y en cada cosa a esta criatura, era porque Quería Recibir en cada cosa la Correspondencia del Nuevo e Incesante Amor de la criatura, Quería Dar Amor para Recibir Amor, Quería Amar para ser Amada. ¡Pero no fue así! La criatura no sólo no quiso mantener el compás del Amor, ni responder al Eco del Amor de su Creador, sino que rechazó este Amor, lo desconoció y lo ofendió. Ante esta afrenta la Divinidad no se detuvo, sino que Continuó su Nuevo e Incesante Amor hacia la criatura, y como la criatura no lo recibía, quedaban llenos Cielos y tierra esperando a quien debía tomar este Amor para tener en ella la correspondencia, porque Dios cuando Decide y Propone, todos los eventos en contrario no lo cambian, sino que Permanece Inmutable en su Inmutabilidad. He aquí por qué pasando a otro Exceso de Amor, vine Yo, Verbo del Padre, a la tierra, y Tomando una Humanidad, Recogí en Mí todo este Amor que llenaba Cielo y tierra para Corresponder a la Divinidad con tanto Amor por cuanto había Dado y Debía Dar a las criaturas, y Me Constituí Amor de cada pensamiento, de cada mirada, de cada palabra, latido, movimiento y paso de cada criatura. Por esto Mi Humanidad fue Trabajada aun en su más Pequeña Fibra por las Manos del Eterno Amor de Mi Padre Celestial, para Darme Capacidad de Poder Encerrar todo el Amor que la Divinidad Quería Dar a las criaturas, para Darle el Amor de todas y Constituirme Amor de cada uno de los actos de criatura.”
GLORIA PATRI.
ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO
SICUT ERAT IN PRINCIPIO ET NUNC ET SEMPER
ET IN SAECULA SAECULORUM
AMEN.
FIAT / La llamada de Dios a la criatura a la vocación del amor.
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